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Urbes fantasmagóricas Desde la misteriosa Vilcabamba, último reducto inca en los Andes de Perú, aún por encontrar, hasta la isla de Hashima, en el mar de Japón, un recorrido por once enclaves fantasmagóricos En el fondo de un valle sagrado cubierto de frondosa vegetación de los Andes peruanos, Vilcabamba sigue siendo un misterio. Aunque los arqueólogos han encontrado reveladoras ruinas de piedras amarillas, la duda persiste: ¿son los vestigios de la capital secreta de los últimos incas? Siglos después de la rebelión de 1536 contra los conquistadores españoles, todavía se sigue buscando el último bastión de los Incas, que lideró en su final Tupac Amaru, símbolo de la resistencia indígena en América Latina. Frans Lanting La ciudad de Centralia, en Pensilvania (EE UU), permanece consumiéndose por un incendio que nadie consigue apagar desde hace más de cincuenta años. Desde un día de mayo de 1962 esta urbe sufre un fuego perpetuo que la borró del mapa para siempre. Un incendio involuntario se propagó hasta la mina de carbón subterránea que se extiende bajo esta ya desolada ciudad minera, que incluso inspiró a los creadores del videojuego 'Silent Hill'. Nicolaus Czarnecki A 125 kilómetros al este de Trípoli (Libia), cerca de Khoms, la vieja Leptis Magna sigue casi como en tiempos del emperador romano Septimio Severo, cuando era una de las más importantes colonias romanas de la costa mediterránea. Rica y poderosa, fue decayendo y, tras ser conquistada por los árabes y recuperada por los bizantinos en el 535, desapareció del mapa en 642. Susanna Wyatt La isla de Hasmina –en japonés, Gunkanjima, la isla acorazada–, puede parecer un presidio rodeado de agua, o una fortaleza para vigilar el centenar de islotes circundantes. Nada de eso. Se trata de un asentamiento minero levantado junto a un gran yacimiento de hulla descubierto a principios del siglo XIX, explotado durante casi un siglo por la empresa Mitsubishi y abandonado, definitivamente, en 1974. Morten Falch Sortland La ciudad vacacional de Prora, uno de los grandes sueños de Hitler, nunca llegó a existir. Se levantaron ochos bloques enormes (en la foto) en la isla de Rügen, al noroeste de Alemania, pero el estallido de la II Guerra Mundial acabó con el sueño del dictador nazi. Actualmente, un proyecto pretende recuperarlo como un complejo de apartamentos turísticos (ya en 2011 se inauguró un albergue juvenil en uno de los edificios). Christina Falkenberg Sanzhi y Wanli, separados por unos 40 kilómetros al norte de Taiwán, fueron construidos en 1978 por unos fanáticos del diseño futurista que hacía furor en los setenta. Concebidos como lugares de vacaciones para la burguesía taiwanesa y los militares de las bases estadounidenses instaladas en la isla, nunca llegaron a ser habitados. Los marines se retiraron en 1979, el constructor quebró y, por si fuera poco, los materiales de construcción no ayudaron a su conservación. Carrie Kellenberger En 2003 un intenso terremoto destruyó una de las ciudadelas más bellas e inspiradoras del mundo. Hasta entonces, Bam, levantada hace más de 2.500 años, había sido escenario ideal para películas ambientadas en la legendaria Ruta de la seda. El gigantesco complejo, la construcción de adobe más grande del planeta, accesible desde la ciudad de Kerman, al sur de Irán, conservaba hasta entonces 77 torres, murallas almenadas y un dédalo de calles con pórticos y cúpulas. Ryan Pyle Aunque fue destruida hace muchos siglos, no se puede decir que Masada sea una ciudad perdida. Construida por Herodes el Grande entre el 37 y el 15 antes de Cristo, está ubicada sobre una meseta a 450 metros de altitud para que sirviera de refugio en caso de revueltas o de una invasión egipcia. Sus grandiosas ruínas, con el desierto de Judea y el Mar Muerto de fondo, son uno de los lugares más simbólicos de Israel y su historia una de esas leyendas de coraje y orgullo. George Steinmetz Hay turistas para todos los gustos, incluidos los que buscan destinos extraños, tenebrosos e incluso morbosos, como las ciudades abandonadas tras los desastres nucleares. Prípiat, tres kilómetros al norte de la centrar nuclear de Chernóbil, en Ucrania, es una extraña localidad abandonada que en tiempos fue una moderna ciudad concebida por urbanistas de los 60 para albergar a los empleados de la central. Su historia se truncó el 27 de abril de 1986, el día posterior a la explosión del reactor número 4. Celestino Arce