Hamburgo se mira en Barcelona
HafenCity, proyecto de regeneración urbanística, ha convertido la decadente zona portuaria en un nuevo barrio versátil y sostenible con aspiraciones olímpicas
Es la segunda ciudad más grande del país, una urbe portuaria que ha vivido durante siglos como el verso suelto de Alemania desde el punto de vista histórico y administrativo. En su búsqueda por atraer las miradas del turismo y del sector empresarial sin perder su identidad propia, Hamburgo vive el síndrome de Barcelona. Mientras reorganiza sus barrios del sur y alberga un sueño olímpico, se mira sin disimulo en el espejo de la ciudad catalana, admiten los responsables del que es el proyecto de regeneración urbanística más ambiciosa de la Europa actual.
2024 puede significar para Hamburgo el principio del resto de su vida. En menos de una década estará dando los últimos retoques a HafenCity, la zona del puerto que en su día albergaba contenedores industriales y en la que desde hace años está surgiendo de la nada un barrio versátil y sostenible. La fecha coincidiría con los juegos olímpicos de verano que espera organizar. Que la Confederación Olímpica y Deportiva Alemana (DOSB) designara en marzo a Hamburgo como la candidata germana a ser sede olímpica por delante de la propuesta presentada por Berlín, significó una pequeña gran victoria ante la capital.
Hasta hace unos años, Hamburgo reinaba como gran metrópoli del norte de Alemania. El Berlín unificado tras la caída del muro supuso una enorme competencia a la que su rival no teme hacer frente. La Deutsche Bahn une en menos de dos horas de tren la estaciones centrales de ambas urbes, lo que incentiva a visitar Hamburgo a quienes pasan por la actual capital alemana. Al que, simultáneamente, representa un riesgo para sus intereses estructurales. “Queremos que la gente siga viviendo en Hamburgo y mantener la presencia de las empresas. Necesitamos dar razones para ello y vender una idea concreta de lo que supone quedarse con nosotros”, afirma Henrike Thomsen, responsable de comunicación de HafenCity.
Esta zona en construcción concentra, en 157 hectáreas, una inversión pública y privada de once mil millones de euros. Además de generar más de 10.000 puestos de trabajo y ampliar el espacio habitable del centro de la ciudad en un 40 por ciento, su especial atención al ocio hace de ella una potencial atracción turística. Se planea que una de las islas situadas en su frontera sur, Kleiner Grasbrook, se convierta en la deseada villa olímpica.
Desde que comenzase la planificación de este nuevo barrio en los años 90, muchos han sido los proyectos urbanísticos que la administración local ha puesto a concurso, para ocupar un espacio en estado desértico desde que los contenedores se mudaran a las islas vecinas. Algunos proyectos de perfil alto, como la costosa y espectacular sede de la ElbPhilharmonie, ideada por el estudio suizo Herzog & De Meuron, edificios de oficinas creados por David Chipperfield y un futuro museo diseñado por Rem Koolhaas, convertirán HafenCity en un interesante catálogo de arquitectura. No es casualidad que otras de estas propuestas, centradas en construir una cómoda vida familiar y administrativa en espacios públicos en torno al agua, se hayan encargado a varios estudios de diseño radicados en Barcelona. EMBT y BB + GG arquitectos modelan el paisaje central de este nuevo modelo urbano. Se busca brillar como lo hizo la ciudad española a partir de 1992, admite Thomsen.
Desde hace apenas un mes, Hamburgo figura en la lista de patrimonio mundial de la Unesco a través de Speicherstadt, un complejo de almacenes de ladrillo rojo gótico a donde iban a parar el café, el té, el cacao y las especias transportados a través de los canales que se forman entre esta colección de impresionantes edificios. En algunos de ellos se alojan ahora museos, restaurantes y cafeterías en boga, que aportan un componente de ocio a un área cuyo pasado era solo industrial. También se han trasladado en los últimos tiempos ateliers de moda para dar un toque sofisticado a la zona.
Justo al otro lado del río, el distrito de Kontorhaus –también declarado patrimonio mundial– reúne cuatro edificios históricos de oficinas de ambiciosa arquitectura que datan de principios del siglo XX. En su interior se comercializaban las materias primas que llegaban en barco y algunos de ellos todavía conservan los arcaicos modelos de ascensores paternoster, esas cabinas sin puertas que se mantienen en permanente movimiento vertical y a las que hay que incorporarse sobre la marcha. “Que ambos lugares hayan sido distinguidos por la Unesco va a atraer a muchos visitantes asiáticos, siempre muy interesados en este tipo de destinos”, augura Tomas Kaiser, miembro de la Asociación de Guías Turísticos de Hamburgo. “Va a ser algo nuevo para la nosotros, más acostumbrados a recibir al turismo interior”, añade. No hay que olvidar que Hamburgo se construyó, históricamente, como Ciudad Imperial Libre, una ciudad-estado que no fue gobernada por reyes ni príncipes y que sigue conservando cierta autonomía frente al resto de Alemania. No entra en la nutrida ruta de castillos que concentra parte del turismo del país y tampoco es la capital, por lo que el extranjero no encuentra excusas para visitar un lugar que, por otro lado, goza de una gran calidad de vida.
Promocionar su atractivo cultural es una de las formas de venderse fuera de las fronteras germanas. La nueva Triennale der Photographie ocupa hasta finales de septiembre muchos de los espacios expositivos de Hamburgo con la intención de dictar tendencia en el mundo de las artes. Su sede principal, Diechtorhallen, acoge la primera gran retrospectiva dedicada a Phillip Toledano. El estadounidense se plantó en la ciudad a principios de verano con toda su familia para celebrar la que es una de las primeras pruebas de su consagración como gran nombre de la fotografía actual.
A un puente de distancia de este museo, la clase creativa está ocupando los enormes arsenales situados en el Oberhafen Quartier, zona de gran potencial para los agentes culturales locales. La galería Area se autodenomina “espacio para el arte y la innovación” y emplea su amplitud industrial para mostrar obras a gran escala. En los pocos espacios ya ocupados de esta parte de la ciudad, la organización sin ánimo de lucro Hanseatische Materialverwaltung repara y almacena materiales empleados en producciones cinematográficas y teatrales. Pasear por sus instalaciones, entre frutas gigantes hechas con corcho, una montaña de bolas de discoteca y focos antiguos, es como hacerlo por el backstage de un espectáculo retro como el del Un, dos tres. Su intención no es otra que la de mantener viva la creación local apoyando a escuelas, asociaciones vecinales y pequeñas producciones teatrales. “Durante un tiempo, los ciudadanos pensábamos que la ciudad tenía un problema de imagen. Por fortuna, ese complejo parece diluirse”, celebra Tomas Kaiser.
Guía
Dónde dormir
Barceló Hamburg (Ferdinandstraße 15. +49 40 2263620). La cadena española se encuentra en pleno centro de la ciudad, junto a la estación central (Hauptbahnhof).
25hours HafenCity (Überseeallee 5. +49 40 2577770). El primero de los hoteles que han abierto en el nuevo barrio de Hamburgo.
Dónde comer
Wandrahm (Am Kaiserkai 13. +49 40 31812200). Otra buena excusa para visitar HafenCity es este cuidado restaurante de carta versátil e interesante bar.
Philipps (Turnerstrasse 9. +49 40 63735108). En una de las zonas de moda, Karolinenviertel, se encuentra este local con excelencia y, al mismo tiempo, sabor de barrio.
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