De Trinidad a Viena, un diciembre sin parar
De la ruta del 'panettone' por Roma al mercado navideño de Óbidos, en Portugal, siete citas viajeras para este mes
500 años y tan guapa
TRINIDAD (4 de diciembre)
En 1514, el Adelantado Diego Velázquez fundó la ciudad de Trinidad, pero cuando la tercera villa de la Corona española en Cuba de veras floreció fue en el siglo XIX, al calor de su boyante industria azucarera. En 2014, Trinidad cumple 500 años remozando la decadente belleza de su arquitectura colonial y llenando el calendario de eventos y fiestas. Ninguna tan ruidosa como Santa Bárbara, el día 4 de diciembre, en honor de cuyo alter ego santero, Changó, se monta un enorme bembé, un estruendo de tambores para honrar al Orisha de los truenos.
La ruta del 'panettone'
ROMA (todo el mes de diciembre)
Pandoro, struffoli, panforte, pangiallo, torrone… dulces navideños que bien merecen una passeggiata gastronómica por Roma. Quizá el más famoso sea el panettone, que se supone inventó un tal Toni para seducir a una chica (en algunas versiones de la leyenda, Toni es un aristócrata que se hace pasar por pinche de cocina para enamorar a la hija del panadero; en otras, Toni es directamente un pinche enamorado de la hija del jefe). Desde noviembre, cuando se celebra en la capital italiana la Feria Nacional del Panettone y el Pandoro, se puede encontrar este bollo con pasas de origen milanés por toda Roma, pero dicen que uno de los más sabrosos es el del Antico Forno Roscioli. Y de premio, Roma en Navidad es cuando los turistas son muchos menos. www.turismoroma.it
Arte y palmeras
MIAMI (del 4 al 7)
Con una media en diciembre de 21 grados, Miami no es mal destino invernal. A principios de mes, cerca del paseo art déco de South Beach, la ciudad celebra su particular Art Basel, feria de arte que traspasa el recinto ferial y se extiende a otros espacios, galerías, museos y playas de la ciudad, donde se hacen performances e instalaciones. Con especial acento estadounidense y latino, suelen acudir celebrities como Beyoncé o Demi Moore.
Gais, democracia y diseño
CIUDAD DEL CABO (13 de diciembre)
Diciembre es una fiesta en Ciudad del Cabo, y no es porque caiga Navidad. Este es el mejor mes para ir a la playa, y además en diciembre de 2014 la ciudad sudafricana tiene mucho que celebrar. Primero, hace 20 años que acabó el apartheid y arrancó la democracia. Segundo, Ciudad del Cabo ha sido elegida como Capital Mundial del Diseño. Y para redondear el año, a mediados de diciembre se celebra, como desde hace 20 años, el Mother City Queer Project, un megacarnaval para público gay y gayfriendly en el que no se entra si no se va disfrazado. Y no de cualquier cosa. No, las temáticas son bastante concretas. En las últimas ediciones de la fiesta ha sido Cowboys espaciales, Made in China y Proyecto de bricolaje.
Como una cenicienta
VIENA (31 de diciembre)
Para todas las que sueñan con ser princesas por una noche, la fiesta de Nochevieja más fru-frú de Europa tiene lugar en el magnífico palacio Imperial de Hofburg, que fue el hogar de la etérea Sisí Emperatriz. Es Le Grand Bal, la estrella de la temporada de bailes de Viena. Una Nochevieja con fuegos artificiales, espectáculo y todos los vals de Strauss. Las entradas, entre 65 y 450 euros, dependiendo de si incluyen cena de gala. Las que sean más cenicientas que princesas pueden consolarse visitando el Museo Sisí dentro del palacio.
Boas Festas
LISBOA (Navidad)
Cerca, con un clima razonable, regalos baratos y espíritu festivo a tope. Lisboa no ofrece la típica postal navideña de Europa del norte, pero ilumina con cientos de luces sus calles, celebra conciertos en las iglesias y no se priva de comer bolo-rei. Y para los muy fanáticos, a una hora en coche está Óbidos, un pueblo medieval que monta una Vila Natal a partir del 6 de diciembre: una suerte de parque temático con mercado navideño, atracciones, pista de patinaje y una casa de Papá Noel.
Sin esquís en Baqueira
VALLE DE ARÁN (todo el mes)
A principios de diciembre, y dependiendo de la nieve caída, se abre la temporada en Baqueira Beret (Lleida). Mientras los esquiadores disfrutan de las pistas, hay otras maneras de conocer el valle de Arán. Por ejemplo, en trineo de perros o caballos, en plan Doctor Zhivago. Sin el vértigo del esquí ni sus esperas, las raquetas de nieve ofrecen una visión más tranquila del valle gracias a una técnica sencilla que puede practicar cualquiera. Para los más románticos hay paseos con raquetas las noches de luna llena.
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