‘Indies’ entre los viñedos

Contemplar una de las mejores colecciones de pintura cubista relacionada con el vino, degustar un mojito escuchando los últimos hits de la escena indie internacional, sufrir a medianoche los improperios de los deslenguados huevos parlantes de la instalación Trip Time, de Tony Oursler... El Museo Vivanco de la Cultura del Vino y el Museo Würth La Rioja invitan a conocer la región a través del arte contemporáneo, la música en directo y el enoturismo.

Una copa de vino faraónica

Enclavado en el corazón del viñedo riojano, el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, bodega, fundación y espacio cultural inaugurado hace una década en la localidad de Briones, se ha convertido en una referencia del enoturismo. Cuando casi nadie en esta tierra creía en los beneficios de abrir al público las instalaciones de una bodega, la familia Vivanco apostó por poner en marcha este museo. En 2007, el complejo fue declarado por la Unesco como el más importante del mundo en su categoría; en diez años ha recibido a más de un millón de visitantes —el 30%, extranjeros— y se ha convertido en el primer destino turístico de La Rioja. Este museo alberga más de 6.000 piezas arqueológicas procedentes de culturas como la egipcia, la griega o la romana, además de obras de Miró, Barceló, Chillida o Tapies. Todas están relacionadas con la uva, la vendimia o el vino y han sido adquiridas durante cuatro décadas. El director de este santuario de la enología, Santiago Vivanco, cita a su padre, Pedro, para explicarnos la filosofía de la familia: “Devolver al vino lo que el vino nos ha dado”.

Para conmemorar el décimo aniversario, sus responsables han reformado este año algunos espacios del museo: la recepción y la sala de catas. También han eliminado la palabra Dinastía de su marca; han rejuvenecido la imagen gráfica, con un logotipo más minimalista, refinado y moderno; han incorporado pantallas táctiles para hacer la visita más interactiva y han renovado los fondos expuestos al público con medio centenar de obras de arte contemporáneo con trabajos de Juan Gris o Picasso. Además, han incorporado un vaso de vino faraónico, de la época de Ramsés II. 

El 'chill out' de los palets

Pero en La Rioja, obviamente, no todo es vino. A 15 kilómetros de Logroño, el Museo Würth La Rioja propone veladas nocturnas con su programa De noche, el museo suena (todos los miércoles de agosto entre las 20.00 horas y la 1.00). Antes de la serenata, se puede disfrutar de las exposiciones que acoge el Würth y degustar un vino o una caipiriña en su recoleto jardín escultórico al ritmo de la música que pincha un dj Indie. El resultado combina la divulgación artística con el chill out de una terraza ibicenca, donde los asistentes pueden descansar en sillones confeccionados con palets de carga, un elemento tan austero como icónico en un espacio enmarcado en pleno polígono industrial. El acceso es gratuito y el museo habilita un servicio de autobuses desde Logroño para disfrutar de la propuesta sin preocuparse por el volante. Un plan irresistible para combatir el calor estival que atrae a cerca de un millar de asistentes.

Después de la primera sesión, el pasado 6 de agosto, cuando el dj Adrián LeFreak (Tupperware Club, Madrid) congregó a un millar de asistentes, las próximas convocatorias contarán con Marina Gómez (vocalista de Klaus & Kinski) el día 20 y Joe Crepúsculo (en formato dj set), el 27 de agosto. 

Por otro lado, en el museo se exhiben dos muestras. Somos, sois, eres, soy, programada hasta febrero de 2015, propone un recorrido a través de cuatro lecturas de la condición humana a partir de los fondos de la Colección Würth España, en la que están representados artistas como Curro González, José Manuel Ballester, Miquel Barceló, Tony Bevan, Naia del Castillo, Esperanza d'Ors, Paolo Grassino, Koldobika Jauregi, Xavier Mascaró, Miquel Navarro o Jaume Plensa. Sus obras comparten espacio en el Würth con las de Manolo Valdés, Blanca Muñoz, Darío Urzay o David Rodríguez Caballero. Además, hasta el 16 de febrero se puede visitar Estudio 120m, una muestra centrada en la abstracción geométrica de Gonzalo Ortigosa, la lírica orgánica de Carlos Villoslada, los retratos fotográficos de César Ceniceros o la investigación material, espacial e intelectual de Juancho Arregui.