Auvernia, 10 pistas entre volcanes
Un parque temático dedicado a los volcanes, catas de queso, castillos de cuento y estimulantes caminatas por el Macizo Central francés
Los volcanes tienen la culpa del imponente paisaje de la zona centro-sur de Francia. En la solitaria Auvernia, en el corazón del Macizo Central, los restos de antiguas erupciones conviven con un paisaje manso, de verdes pastos surcados por senderos, pequeños pueblos medievales y algunos de los mejores quesos del país.
01 Bajo el volcán
El simétrico cono volcánico del Puy de Dôme (1.464 metros) es el símbolo de esta región del centro de Francia, menos visitada que otras pero tal vez, por esto mismo, más atractiva. El Puy está a 15 kilómetros de la capital regional, Clermont-Ferrand, y aparece coronado de nieve desde septiembre a mayo. Este volcán ya era un punto de referencia mucho antes de que los romanos construyeran un templo a Mercurio en su cumbre en el siglo I.
Se puede llegar a la cima en 45 minutos por el Chemin des Muletiers, que sigue el trazado del antiguo camino romano, o, de forma más cómoda, a bordo del nuevo tren de cremallera Panoramique des Dômes. En cualquier caso, la recompensa es una panorámica imponente de la Chêne des Puys, una cadena montañosa de 40 kilómetros trufada de extintos conos volcánicos que se prolonga hasta el horizonte. Desde la cima, el descenso admite una tercera alternativa: tirarse en parapente. Operadores como Aero Parapente ofrecen vuelos panorámicos.
02 Un parque temático de volcanes
En Vulcania los volcanes cobran vida de forma espectacular, combinando la didáctica con las emociones fuertes. Este parque temático de los volcanes es obra de dos geólogos franceses y entre sus principales atractivos se incluyen la proyección de El despertar de los gigantes de la Auvernia, una película en 3D que muestra las erupciones volcánicas ambientadas con ráfagas de aire y salpicaduras de agua. Los más pequeños tienen, además, la Cité des Enfants (Ciudad de los Niños), orientada especialmente a menores de entre 3 y 7 años. Y justo enfrente de Vulcania, en el Volcan de Lemptégy, podrán recorrer y descubrir, a pie o a bordo de un pequeño tren motorizado, paisajes volcánicos alucinantes.
03 El pueblo de Giscard
Seguimos hacia el sur por una carretera que atraviesa colinas y campos salpicados de graneros de piedra y pizarra hasta llegar al pueblo de Orcival, con sus pintorescos tejados de pizarra y sus desvencijados graneros apilados a orillas del río Sioulet. Aquí nació el ex presidente francés Giscard d’Estaing, en esta diminuta población que se arracima en torno a una espléndida iglesia románica que alberga una de las más famosas vierges noires, las vírgenes negras típicas de esta región. La imagen es objeto de veneración todo el año y sale en procesión el día de la Asunción (15 de agosto). El pueblo cobra mucha vida los sábados por la mañana, cuando un colorido mercado se instala en la plaza principal. En verano, a unos 2 kilómetros hacia el norte, se puede visitar el elegante recinto de Chatêau de Cordès, obra de Le Nôtre, el paisajista que creó los jardines de Versalles.
04 El lago más alto de Auvernia
Entre bosques y verdes colinas, siempre hacia el sur, justo antes del Col de Guéry (1.268 metros) encontramos un mirador desde el que se puede comprobar la perfecta simetría de los picos volcánicos de Roche Tullière (1.288 metros) y Roche Sanadorire (1.286 metros). El Col de Guéry, puerto de montaña ubicado junto al lago más alto de Auvernia, es muy transitado por excursionistas y aficionados a la pesca: una pista en bucle de 7 kilómetros ofrece vistas espléndidas de las fuentes del río Dordogne, mientras que el Lac de Guéry (1.250 metros) resulta estupendo para pescar truchas y percas (las licencias de pesca se pueden conseguir en el Auberge du Lac de Guéry, a orillas del lago). Además, durante el invierno es el único lago francés en el que está permitida la pêche blance (pesca en hielo).
05 Esquí y termas romanas
Le Mont-Dore, una tradicional población-balneario ubicada a unos 44 kilómetros al suroeste de Clermont-Ferrand, conforma una estupenda base de operaciones para explorar las montañas circundantes. Rodeada de altas cumbres, se encuentra en pleno corazón del parque natural de los Volcanes de Auvernia.
En invierno resulta una relajada alternativa para esquiar frente a las concurridas estaciones de los Alpes. Un teleférico se eleva sobre el accidentado relieve hasta los pies del Puy de Sancy (1.885 metros), el volcán más alto de Francia. Al otro lado del pueblo, un funicular de finales del siglo XIX, lentísimo pero muy auténtico, asciende hasta el Salon du Capucin (1.245 metros), un pequeño altiplano del que parten numerosas pistas de esquí en todas direcciones. También encontraremos buenas pistas para recorrer a pie y en bici desde el centro de Le Mont-Dore, como el Chemin de la Grande Cascade, que lleva a un salto de agua de 32 metros. Pero mucho antes de que a nadie se le ocurriese tirarse cuesta abajo sobre un par de tablas, la gente acudía a Le Mont-Dore por sus manantiales termales que borbotean entre los 37 y 40 grados. Los primeros fueron los romanos y aún se ven restos de sus baños originales. En temporada baja, además de los tratamientos, se puede visitar el edificio neobizantino del siglo XIX con un circuito guiado.
La oficina de turismo, situada en un parque del pueblo junto al río, facilita guías y mapas topográficos de alta resolución y en las calles aledañas abundan las tiendas para excursionistas, charcuterias y queserías, como La Boutique du Bougnat, en la Rue Montlosier.
06 Saint-Nectaire
Desde Le Mont-Dore hasta Saint-Nectarie se circula por una carretera espectacular que culmina en este pueblo famoso por su iglesia románica del siglo XII, las montañas que la rodean y sus rebaños de vacas; se trata de una de las capitales de los lácteos de la Auvernia, y es conocida por su magnífico queso. La parte alta del pueblo (St-Nectaire-le-Haut) mantiene un puñado de edificios de la belle époque, cuando era una villa-balneario, y desde aquí se pueden ascender los tres kilómetros que conducen a La Ferme Bellonte, una granja que ofrece demostraciones gratuitas de ordeñado y también de elaboración de quesos, incluida una visita guiada a las cuevas naturales donde se maduran.
También está a un paso (y merece la pena visitarlo) el Chastel Montaigu, un castillo de cuento asentado sobre una cima. En realidad es una reconstrucción levantada sobre unas ruinas medievales, pero en el hotel que aloja esta fortificación uno se puede sentir como un verdadero Seigneur, dominando el panorama desde una de sus terrazas medievales.
07 Tradición montañesa
En Besse-en-Chandesse todo parece de postal: casitas de ladrillos de basalto, callejuelas adoquinadas y un precioso campanario. Los senderistas y amantes de la bici disfrutarán con las pistas que rodean el Lac Pavin, un lago volcánico ubicado a 6 kilómetros al oeste de este encantador pueblo de montaña. La fiesta de la Transhumance de la Vierge Noire permite entrar en contacto con la cultura montañesa: el 21 de julio se traslada el ganado a los ricos pastos de las cotas altas y su regreso, a finales de septiembre, se celebra con fiesta en las calles y fuegos artificiales.
08 Dos espectáculos volcánicos
El vertigionso puerto de montaña de Pas de Peyrol (1.589 metros) es tan angosto que apenas permite que aparquen coches en sus cunetas. Se encuentra en la base del Puy Mary (1.787 metros), el pico más característico de Cantal debido a su forma piramidal. Una pista con escaleras en sus tramos más escarpados conduce hasta la cumbre (recorrido de 1 hora aproximadamente, ida y vuelta). En la Maison du Site se venden guías y mapas de la zona, que también incluyen pistas de baja dificultad aptas para ir con niños.
Algo más alejada hacia el este, la villa de Le Puy-en-Velay es uno de los espectáculos más llamativos del centro de Francia. Tres peñascos volcánicos se elevan hacia el cielo sobre los tejados de terracota del pueblo, coronados por un trío de monumentos religiosos: una iglesia del siglo X, una catedral románica y una gran estatua de hierro de la Virgen con el Niño, que custodia Le Puy desde 1860. Sus calles adoquinadas están repletas de figurillas de santos que demuestran que desde hace un milenio este pueblo es punto de encuentro de peregrinos en ruta a Santiago de Compostela por la Vía Podiensis. Otra de las cosas típicas de esta localidad son los encajes de bolillos, famosos en Le Puy.
09 Cata en la ‘maison’
Dicen que Salers es uno de los pueblos más bonitos de Auvernia, ubicado en lo alto de una colina y rodeado de campos repletos de vacas marrones con largos cuernos que producen el queso del mismo nombre. Es un lugar tranquilo, con un núcleo de edificios de piedra del siglo XVI y vistas al Puy Mary. En La Maison de la Ronade, situada en la pintoresca plaza central de Salers, podemos tomar una infusión en un salón del siglo XV rodeado de estanterías y obtener información sobre el las diversas excursiones que parte del pueblo: desde un sencillo circuito de 75 minutos por los pastos que rodean la localidad, cercados con muretes, hasta recorridos de mayor altura por la base del Puy Violent, de 1.592 metros. Una de las rutas (2,5 kilómetros) lleva a la Maison de la Salers, que cuenta con una sala de catas, vídeos y exposiciones sobre el queso de Salers.
10 La ruta de los quesos
En la región de Auvernia se producen quesos magníficos, cinco de cuyas especialidades cuentan con denominación de origen (Appellation d’Origine Contrôlée y Appellation d’Origine Protégée). El cantal (semiduro y parecido al cheddar) y el excelente salers, elaborados con leche de vacas que pastan a gran altura; el st-nectaire, rico, plano y semiblando; el fourme d’Ambert, un queso azul suave y tierno, y el Bleu d’Auvergne, un potente queso azul cremoso que recuerda al roquefort.
Degustarlos en su ambiente es sencillo; solo hay que seguir las indicaciones de la Route des Fromages (mapa incluido en la web) que conduce a las diferentes granjas y queserías de la región. Los quesos autóctonos protagonizan muchos platos tradicionales, como el aligot (puré de patata con ajo y queso tomme) o la truffade (patatas en rodajas con queso cantal), que suele servirse con una ración de jamón de la Auvernia.
Más información en la guía Lonely Planet de Francia y en www.lonelyplanet.es
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