_
_
_
_
24 horas en... Johanesburgo

Todos los planes en Jozi

La fama la tiene Ciudad del Cabo, pero Johanesburgo, Joburg o Jozi para sus habitantes, también esconde muchos atractivos. Desde el mirador más alto de África, sus barrios tientan por su diversidad

Exterior del Museo del Apartheid, en Johanesburgo (Sudáfrica).
Exterior del Museo del Apartheid, en Johanesburgo (Sudáfrica). Yoav Lemmer

Johanesburgo tiene al enemigo en casa, se llama Ciudad del Cabo y es la niña bonita de Sudáfrica, la que se lleva de calle vítores y elogios de los turistas. Pero hay que empezar a reivindicar Johanesburgo como visita indispensable. Vale, necesitaría eliminar la etiqueta de peligrosa y conflictiva para colocarse en el mapa del turisteo, pero sobre todo requiere que el viajero deje temores a un lado. Sin miedo, pero con cordura, esta es una invitación a salir dispuesto a disfrutar de una ciudad, Joburg o Jozi para los autóctonos, a la que potencial no le falta.

8.00 44 Stanley

javier belloso

Alejado del bullicio del centro se esconde 44 Stanley (1), una antigua colonia industrial de los años treinta reconvertida en un complejo comercial de tiendas pequeñas de diseño, restaurantes decorados con mucho gusto y una cafetería que sirve café-café, algo difícil de encontrar por estos lares. Los sudafricanos tienen auténtica pasión por los centros comerciales. No lejos de aquí está Melville (2), el barrio bohemio, donde es agradable pasear y ojear en librerías de viejo.

9.00 Un paseo por Soweto

Soweto (3) es historia en mayúsculas, aunque apenas tenga unas pocas décadas. Es el gueto por excelencia, el símbolo de la lucha negra contra el nefasto apartheid. Nelson Mandela y el arzobispo Desmond Tutu residieron en la calle Vilakazi (4), la única del mundo en la que han vivido dos premios Nobel de la Paz. Las casas de estos dos sudafricanos ilustres son ahora dos museos, pero quizá el más interesante es el dedicado a Hector Pieterson, en memoria del adolescente asesinado por el régimen racista durante las revueltas estudiantiles de 1976. Esta es el área más turística del barrio, pero durante el día, y sin tentar la suerte, se puede caminar con tranquilidad por la mayoría de calles. Desde este punto se puede aprovechar para admirar de lejos los vistosos dibujos que adornan las dos torres de refrigeración de la antigua central eléctrica de Orlando (5), reconvertidas en atracción para amantes del salto libre.

11.30 Recuerdos de Sophiatown

Tras el ajetreo por Soweto, un alto en el camino en Sophiatown (6) devuelve una relativa calma al viajero. En este barrio del norte de la capital encontrará otra historia dolorosa relacionada con el apartheid más cruel. Aquí vivieron reconocidos escritores y músicos negros, y algunos intelectuales blancos e indios que daban al barrio un aire bohemio. Hasta que en los cincuenta el régimen racista consideró que estaba demasiado cerca de barrios blancos y ordenó el traslado forzoso de sus vecinos para recolocar a afrikáneres pobres. El entonces joven abogado Mandela hizo lo imposible para evitar la expulsión, pero sus esfuerzos fueron en vano, e incluso el régimen cambió el nombre del barrio por el de Triunfo. La imponente iglesia The King Miracle fue testigo de aquellos años convulsos.

13.00 La cuadrícula del CBD

La torre Orlando Power Station de Johanesburgo.
La torre Orlando Power Station de Johanesburgo.Hallberg

Johanesburgo es una ciudad con un céntrico distrito de negocios, Center Business District (CBD) (7), con grandes avenidas distribuidas en cuadrículas perfectas. En la visita se admira la arquitectura majestuosa de los cincuenta, que hizo de Johanesburgo una pequeña y tímida Nueva York, y la más funcional de los setenta. A diferencia de Sophiatown, el centro era zona de blancos, pero desde mediados de los ochenta estos fueron abandonando los elegantes pisos para trasladarse a chalés en nuevas urbanizaciones del norte de la ciudad. El motivo de este movimiento no es otro que la llegada de vecinos pobres. Ahora es difícil encontrar algún blanco andando por calles como Market, Commissioner o Jeppe, a no ser que sean trabajadores de los grandes bancos o de los juzgados, que aún mantienen sede en esta zona. El CBD es caótico, con multitud de mercados callejeros. Un buen lugar de descanso es el Joubert Park (8) y merece la pena entrar en la Galería de Arte de Johanesburgo (JAG) (9).

14.00 ‘Top of Africa’

El paseo por el CBD no puede obviar el Carlton Center (10), otro inmenso centro comercial que tiene su atractivo en que con sus 227 metros es el edificio más alto de África y está coronado por un mirador circular. Una modesta exposición da cuenta en el piso superior de que Mahatma Gandhi inició en Sudáfrica su movimiento de resistencia pacífica.

14.30 Hillbrow y la torre circular

Hillbrow (11) es bullicio. Es mejor evitar sus calles por la noche, pero aplicando el sentido común se puede visitar sin problema. El barrio mantiene edificios y casitas señoriales de cuando durante la segregación estaba habitado por una clase media blanca. Ahora ya no hay ni rastro de los descendientes de los colonizadores europeos, que no se acercan ni por casualidad. Como Yeoville o Troyeville, Hillbrow está maldecido por la mala fama. Pero si se tiene la suerte de conocer a alguno de los 3.000 inquilinos que pueblan la Torre Ponte (12), no hay que perder la oportunidad de entrar. Es un edificio circular de 54 plantas que modela el perfil de la ciudad. Las vistas desde las plantas superiores valen la pena.

15.30 De compras en Newtown

El puente de Nelson Mandela, en Johanesburgo.
El puente de Nelson Mandela, en Johanesburgo.John Moore

Cruzar el Mandela Bridge (13) es un gustazo. El puente es una de las puertas de entrada a Newtown, un barrio en reconstrucción que tiene su centro en la plaza del Museo de África (14), instalado en el antiguo mercado de verduras y una delicia que ilustra cómo era la museística de hace muchas décadas. El museo cuenta con un pequeño espacio dedicado al apartheid y a la lucha por la igualdad de los homosexuales que no deja indiferente. No lejos se encuentra la Oriental Plaza (15), centro comercial con aires indios.

16.30 Museo del Apartheid

Conviene ir sin prisas porque hay que dedicarle un mínimo de dos horas para ver todos los espacios. El Museo del Apartheid (16) se encuentra al lado del parque de atracciones y del casino de Johanesburgo y es de visita obligada tanto para los que conocen la siniestra historia de Sudáfrica como para los que no. El centro acoge una completa muestra sobre Nelson Mandela desde diferentes vertientes, así como un espacio destinado a fotografías y vídeos sobre los últimos coletazos del régimen, marcados por una fuerte represión policial y las negociaciones políticas. El ejercicio de memoria histórica se completa con el Constitution Hill (17), en el centro de Johanesburgo, antiguo fuerte colonial que hasta 1983 sirvió de siniestra cárcel. Aquí cumplieron condena Mandela y Ghandi.

20.00 Los suburbios

Como la visita por tan enorme ciudad agota, hay que reponer fuerzas, y lo mejor es volver a alguno de los suburbios del norte, que cuentan con una fuerte oferta gastronómica y de ocio nocturno. Melville, Parkhurst, el pijísimo Sandton lleno de expatriados, Greenside o Emmarentia. En este último se puede degustar en el District Six (18) auténtica comida mestiza de Ciudad del Cabo; pero si se prefiere algo más negro, en Mamma’s Shebeen (19) sirven de los mejores pap y chakalak de la ciudad.

{ "active": true, "code": "312578", "elementType": "offerExtension", "id": 25, "name": "JOHANNESBURGO", "service": "tripadvisor" }

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_