Hopper en 3D en el corazón de Manhattan
El mítico cuadro ‘Nighthawks’ del pintor estadounidense se transforma en una instalación a tamaño real bajo el edificio Flatiron
Es uno de los grandes secretos del arte: el lugar de Nueva York donde Edward Hopper se inspiró en los años cuarenta para su obra maestra, Nighthawks. Son muchos los rincones de la ciudad que se han adjudicado ser el escenario de esa cafetería aislada, enigmática, con seres solitarios que ni se hablan ni quieren hablarse, y esa luz interior característica del pintor estadounidense. Ninguno real, al menos hasta este verano, pues parece que ya le han encontrado localización: justo debajo del famoso edificio de planta triangular Flatiron, en el cruce entre la Quinta Avenida, la calle 23 y Broadway.
Allí, en versión 3D, el Whitney Museum de Nueva York ha querido rendir homenaje a esta mítica pintura con una instalación para que el viandante pueda sentirse parte de la escena que Hopper pintó en 1942. Estará hasta el 6 de octubre en este transitado rincón de Manhattan como estrategia de promoción de la actual exposición que acoge el museo con dibujos inéditos del pintor. “Por la noche es cuando mejor se puede intuir la luz en la instalación; no se respira el mismo humo ni podemos beber el mismo whisky que sus personajes, pero sí entender un poco mejor, espacialmente, la pintura de Hopper”, dice Ada Jefferson, una ejecutiva acelerada que pasa cada día frente al Flatiron.
Durante años se pensó que la escena de Nighthawks de Hopper pertenecía a un diner (cafetería americana) ya demolido en Greenwich Avenue, cerca de West Village, el barrio donde vivía el pintor por entonces. Después se dijo que estaba en Mulry Square, unas calles más al norte de donde tenía el estudio Hopper, y correspondía a una cafetería junto a una gasolinera. Pero el bloguero y colaborador habitual de The New York Times, Jeremiah Moss, lo desmintió poco después, llegando a la conclusión que era un lugar inventado y añadiendo recientemente que la pintura recoge el cruce de varias calles entre sí, sin especificar cuáles. A los neoyorquinos les sirve saber por ahora que este diner lo tienen localizado en uno de los vértices del Flatiron, aunque no puedan entrar a comer hamburguesas; para eso ya tienen enfrente los míticos bocados de Shake Shack, en Madison Square Park, donde hacen cola cada día a la hora del almuerzo.
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