Olas de surf y txakoli
Ruinas romanas y esculturas de Oteiza. Pescado muy fresquito y tapas con el sello de Karlos Arguiñano. Cursos para cabalgar sobre el mar en familia y una visita al Museo Balenciaga
Zarautz gusta mucho en verano, sí, pero cuando enamora esta villa guipuzcoana es en invierno, con la tercera parte de gente y las olas gigantes barriendo la carretera de Getaria. Para entrar en calor, chipirones a lo Pelayo y paseos por los viñedos monteses donde se gesta el txakoli. El chubasquero, obligado.
9.00 Desayunarse una caseta
Con la mañana de surf y chacolí que nos espera, más vale que desayunemos bien, incluso muy bien. En la confitería Lanbroa (1) (Nafarroa, 14) nos podemos comer una caseta. Como suena. Son las típicas casetas-toldo a rayas azules y blancas que en verano se alquilan en la playa, pero de galleta. Otro lugar que a esta hora rebosa de actividad y de calorías es el mercado (2) (Nagusia, 27), sobre todo el puesto de Martín Zabala, con sus torres de quesos de Idiazábal y tarros de anchoas de Getaria.
10.00 Aprendizaje surfero
La idea de que el surf es un pasatiempo radical solo para jóvenes atléticos y libérrimos no va con Zarautz, que un siglo antes de convertirse en la meca vasca de este deporte ya era una playa familiar. Para familias está concebido el curso de iniciación Surfing Zarautz, que dura tres horas —repartidas entre el sábado y el domingo—, cuesta 50 euros por persona y lo imparten las siguientes escuelas: Moor (943 02 08 94), Pukas (943 89 06 36), Zarauzko Surf Elkartea (943 89 02 25) y Zarauzko Surf Eskola (943 01 95 07). Las familias deben ser de tres, como mínimo.
11.00 Itinerario circular
Los viernes y los sábados hay visitas guiadas a Talai Berri (3) (Talaimendi Auzoa, 728; 943 13 27 50), una bodega familiar con 12 hectáreas de viñedo y una vista que Baco no la tiene mejor desde el cielo. Aquí no solo se elabora el txakoli blanco, el de toda la vida, sino también uno tinto, un orujo, un vinagre y un agridulce. Más bodegas visitables, en www.getariakotxakolina.com. Como vino y coche no maridan bien, es buena idea alojarse en un hotel bodega como Gaintza (943 14 00 32) o Urki (943 140 049), ambos en la vecina Getaria (4). U olvidarse directamente del coche e ir caminando de Zarautz a Getaria por el sendero PR-GI-32 (5), entre bodegas y viñedos, con el mar a la vista. Es un itinerario circular de 7,8 kilómetros, dos horas largas de duración y una dificultad media-baja. Se parte de la calle de San Ignacio, junto a la parroquia de Santa María la Real, buscando el camino que sube a la ermita de Santa Bárbara. Y la vuelta desde Getaria se hace por el paseo que bordea la costa, al lado de la carretera N-634, culebreando al pie de los acantilados, a escasos metros sobre el nivel del mar, cuanto más embravecido, mejor.
12.00 La Menosca romana
Siempre se pensó (y aún hay quien piensa) que los romanos pasaron de puntillas por estas tierras, pero lo que se ha descubierto debajo de la iglesia parroquial y de la contigua torre del reloj desmonta ese mito. El conjunto arqueológico de Santa María la Real (6) (Elizaurre, 1; 943 83 52 81) testimonia cinco largos siglos de ocupación romana y pone cara a la Menosca de la que hablaba Plinio. Muy resultón el montaje, con suelos de cristal que permiten al visitante deslizarse, como un fantasma indiscreto, sobre los hogares, templos y calaveras de un Zarautz insospechado.
14.00 Un ‘chef’ junto a la playa
El rey de tenedores de Zarautz es Karlos Arguinaño (7) (Mendilauta, 13; 943 13 00 00), que reina risueño en primera línea de playa, con su terraza y su bar de pintxos para los que no pueden (o no quieren) pagar los precios de la carta. Pero el as de la comarca es el pescado recién trincado que asan en las parrillas del puerto de Getaria, en Elkano (943 14 00 24) y en Kaia-Kaipe (943 14 05 00). A Getaria hay que acercarse, aunque sea con un bocadillo en el morral, para visitar el Museo Cristóbal Balenciaga (943 00 88 40), consagrado al famoso modisto e hijo más conocido de la localidad, junto a Juan Sebastián Elcano. La colección permanente la componen 1.200 trajes y complementos, que van rotando. Y llama la atención el volumen que la aloja, resuelto con la intervención del equipo de arquitectos AV62 (Victoria Garriga y Toño Foraster), responsables del diseño museográfico.
16.00 Tres paseos digestivos
Además del paseo de cuatro kilómetros, volado sobre el mar, que acompaña a la carretera de Zarautz a Getaria, hay dos garbeíllos idóneos para bajar la comida. Uno es el camino que desciende al antiguo cargadero de mineral de Mollarri (8), por detrás del cámping Talaimendi. Y otro, el que recorre el biotopo de Iñurritza (9) —ría, marisma y el mayor sistema dunar de Guipúzcoa—, que empieza donde termina el paseo marítimo.
17.00 Dos siglos de fotografía
Tarde cultural. En el Photomuseum (10) de Zarautz (San Ignacio, 11; 943 13 09 06), 200 años de cámaras y fotos, desde daguerrotipos hasta modernas imágenes experimentales capturadas sin lente. Y en la calle, 35 esculturas de artistas contemporáneos, tres de ellas de Jorge Oteiza. Dan una guía y un plano con todas las obras en la oficina de turismo (11) (Nafarroa, 3; 943 83 09 90).
20.30 ‘Txipis’ y ‘pintxo-pote’
Si se desayunó bien y se comió a manteles, ahora lo suyo es picotear. A tope suele estar (por algo será) la Taberna Euskalduna (12) (Nagusia, 37), templo del mus, de los pinchos y de las cazuelitas. Ricos, ricos, los txipis a lo Pelayo, sin tinta, pero con mucha cebollita. Joe (13) (Ipar, 13) y Tívoli (14) (Kriki, 1) son también bares muy céntricos y populares. Los miércoles hay pintxo-pote; esto es, un pincho y un vino, por 1,60 euros.
23.00 Con vistas al faro
Para dormir al lado de la playa y por un precio ajustado, la mejor opción es el hotelito Roca Mollarri (15) (Zumalakarregi, 11; 943 89 07 67; precio, 77 euros). Para quienes buscan algo superior, en el monte de Getaria descuella Iturregi (16) (Barrio Askizu s/n; www.rusticae.es; 902 10 38 92), un majestuoso caserío rodeado de prados y viñedos, con una piscina construida sobre unas melancólicas ruinas, bosque propio y enormes habitaciones con vistas al faro. Gran lujo campestre, a partir de 170 euros.
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