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VIAJEROS URBANOS

El arte de la caligrafía árabe

La Villa des Arts alberga una exposición sobre la escritura árabe como impulso creativo

Inés Elexpuru

La Villa des Arts, en pleno corazón colonial de Rabat, es uno de esos sitios que los lugareños llaman incontournables, imprescindibles. Abrió sus puertas hace tan solo unos años, y se ha convertido en uno de los espacios de referencia de la “agitación cultural” de la capital. Exposiciones de fotografía y pintura contemporánea –la mayoría firmadas “marroquí”–, recitales de música clásica árabe, música del mundo y hasta rock alternativo (durante el polémico festival de Mawazine), encuentran aquí su hueco entre jardines de diseño subtropical y edificios coloniales restaurados y reciclados en estilo eclecticista, mezcla de art déco, pinceladas árabes, elementos contemporáneos y toques orientales, como esas fuentes de impronta zen flanqueadas de papiros y bambúes gigantescos.

Lo que en un principio pareció un lugar elitista y, en cierta forma inabordable, por su situación y su inusitada elegancia, se está convirtiendo a golpe de esfuerzo en un espacio abierto, gratuito y participativo, en el que se imparten también charlas, cursos y hasta talleres de manualidades y danza para niños desfavorecidos. Los fines de semana alcanza su punto álgido, en cuanto a visitas se refiere, en una ciudad en la que el turismo es escaso y los rabatíes están aún aprendiendo a salir de su cascarón conservador.

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Actualmente, y hasta finales de agosto, la Villa des Arts alberga la exposición Souffle (Soplo), título que no adelanta su contenido: la caligrafía marroquí a través de distintas etapas. El grueso lo forman los calígrafos contemporáneos seguidores de la tendencia “letrista”, surgida en 1952 en Irak, de manos de la artista Madiha Omar, y que tiende a sacar las letras árabes del alifato de los textos clásicos en los que hasta la fecha se habían inscrito. La letra como motivo ornamental y como impulso creativo, desligada de su significado y su contexto cultural, en este caso el islámico. Pero, como explica el crítico de arte Jean François Clément, no se trata de un movimiento deconstructivista, sino de una “hyperconstrucción que añade a lo que antaño era la caligrafía, un elemento suplementario, como ya lo hacía la cábala musulmana o la ciencia de las letras, ilm al h’urûf; sentidos suplementarios a los ya conocidos”. El letrista no busca palabras para describir algo, sino que busca imágenes para plasmar conceptos o palabras.

A pesar de esta visión liberadora, de justicia es reconocer, y así lo han entendido los comisarios de la muestra, que el Islam está en la génesis de la caligrafía árabe. Por ello, junto con los collages, telas y pinturas caligráficas sobre cuero y otros materiales, el equipo de la Villa des Arts ha expuesto una interesante colección (Sbihi) de monedas de distintas dinastías, con sus leyendas y fichas técnicas que explican la evolución de la escritura en Marruecos. A estas acompañan algunos manuscritos en papel y en pergamino, del Corán y de otros textos religiosos, todos ellos ornamentados con la exquisita caligrafía magrebí, que a su vez se articula en cinco estilos: muyawhar, mabsut, musnad, thuluth al- magribi y kufi al- magribi.

La caligrafía árabe como la más alta expresión del arte islámico surge con la necesidad de transcribir el Corán, en el siglo VIII, en copias escritas en letra cúfica primitiva, sin apenas puntos diacríticos, que aún en la actualidad son de una modernidad y plasticidad asombrosas. “El trabajo del calígrafo”, escribe el especialista Salah al-Ali, “se inscribe en la búsqueda de lo absoluto; su finalidad es percibir el sentido de la verdad en un movimiento infinito, con el fin de trascender el mundo existente y de esta forma realizar su unión con Dios”.

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El caso es que Larbi Cherkaoui, Khalid Bayi, Ahmed ben Islamel, Mohamed Boustane, Noureddine Daifallah y Noureddine Chater decidieron, en sus lienzos y esculturas, poner imágenes a las palabras por medio letras árabes descontextualizadas y reinventadas, y que hoy sus obras comienzan a ser reconocidas y se muestran, junto con algunas obras emblemáticas del pasado, en este lugar idílico.

La Villa des Arts: Calle Beni Mellal, 10, esquina Avenida Mohamed V, barrio Hassan (+212) 537 66 85 79 à 82. Horario: todos los días, de 9.30 a 19.30. Acceso gratuito.

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