A cuatro manos

A pocos metros del mercado de abastos de Santiago, Lucía Freitas y Nacho Tierno, jóvenes cocineros gallegos, siguen consolidando este acogedor restaurante. Toda una estructura de piedras y viejas maderas que hasta los años ochenta albergaba un horno de pan. A la entrada, en un lateral, la minibarra donde se sirven tapas creativas, especialidad en la que ambos son expertos. Después de formarse en prestigiosos restaurantes españoles, Freitas y Tierno han encontrado un estilo propio que fusiona ideas y conceptos contemporáneos con los elementos estratégicos de la despensa gallega. Cocina de autor, moderna, ligera y elegante.

En la carta figuran varias especialidades de las que se sienten orgullosos, como el carpaccio de bacalao con aceitunas, los langostinos en tempura, la papada de cerdo con cigalas al limón, el pulpo a la plancha con patatas al aire de pimentón o el lingote de foie-gras caramelizado. Muy interesantes los menús, que cambian por días y tienen precios razonables.

Son sabrosas las alubias verdinas con bacalao y crestas de gallo, a las que perjudica el exceso de hollejo; es espléndido el capuchino de caldo gallego, y, en cambio, desilusiona el ceviche de vieira, hinojo y jalapeños. Nada que ver con la merluza, magnífica, aderezada con cítricos y encurtidos. Con los postres quedan en evidencia los conocimientos que Lucía Freitas adquirió en la escuela Espai Sucre. Muy fina la manzana ácida con apio y aguacate, y más que golosa la torrija a la crema de orujo.