Paraísos del 'Reino Fungi'
Cinco atractivos escenarios otoñales donde disfrutar de una excelente jornada micológica en la mitad norte de la Península
Quienes gustan de recoger, aderezar y degustar setas suelen contar, a estas alturas del calendario, los escasos días que restan para que las primeras nieves y heladas nocturnas zanjen la temporada micológica hasta el otoño siguiente. Pero cuando el cielo no arroja agua, los apreciados hongos no brotan. La excesiva agonía de un verano casi interminable, traducida en escasez de lluvias y temperaturas ya demasiado cálidas, ha retrasado la mejor época para esta tradición milenaria, que vive al fin estos días su punto álgido. Selección de cinco atractivos escenarios del Reino Fungi peninsular, donde combinar una excelente jornada micológica con otros placeres viajeros, gracias a Jesús Javier Andrés, presidente de la Asociación Micológica Navaleno de Soria.
01 La estrella de Irati
Como un tesoro gastronómico, el boletus Edulis surge en los bosques de la Selva de Irati, el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa: 17.000 hectáreas en estado casi virgen. Este codiciado hongo es la estrella entre las gran cantidad de especies que brotan entre las hayas de Irati, con predominio de amanitas y boletales.
Además de rastrear los suelos, siempre con permiso (la recolección de setas está controlada), merece la pena alzar la vista para disfrutar de la policromía otoñal de sus bosques. Las propuestas senderistas para ello son inmejorables, gracias a una red de 16 recorridos balizados, con panel de inicio y menores de 10 km, aptas para todas las edades.
Oficina Turismo Otsagabia (Calle Labaria, 21 - 948 890 641). www.irati.org
02 La ruta del hongo negro (y protegido)
Proclive a la masificación cuando llega el otoño, el Valle de Ultzama -a solo media hora de Pamplona-, es una referencia imprescindible para cualquier micólogo. La culpa, amén de la belleza de sus bosques, privilegiado escenario para el avistamiento de aves, es del boletus aereus, el hongo negro, preciada especie que brota ya bajo protección. El Ayuntamiento de Ultazama obliga desde 2007 a pagar un permiso de 5 euros al día (y 50 al año) a todo aquel que quiera rastrear entre robles y hayas. Y hay más: un máximo de 8 kilos por persona, y se prohíben batidas en paralelo de más de dos personas para no esquilmar ninguna zona, así como arrancar ejemplares demasiado pequeños.
A cambio, el Parque Micológico de Ultzama proporciona aparcamiento, señalizaciones, documentación y hasta un servicio de información para informar al visitan qué especies es mejor no echar a la sartén. Los permisos se pueden conseguir en el Punto de información micológico de Lizaso, en los establecimientos turísticos de Ultzama o a través de la Red.
03 Perrochicos burgaleses
La riqueza micológica del norte de Burgos, donde el perrochico es el rey, la convierte en la segunda zona de mayor producción de Castilla León, tras la provincia de Soria. Un área privilegiada por cantidad y variedad, donde predominan níscalos, boletales y la citada seta de San Jorge.
Desde el Pantano de Arija hasta la localidad de Espinosa de los Monteros, importante foco micológico de esta zona, la creciente afluencia de amantes de los hongos ha provocado la instauración de permisos para la recolección desde el próximo año, de cara a la regulación y conservación de este paraíso fungi que se extiende en los suelos de sus bosques.
04 Bosques de Gredos
Desde Hoyocasero hasta El Barco de Ávila, los micológos cuentan con una extensa área frente a la Sierra de Gredos, donde rebozuelos y lactarius conforman la principal oferta entre bosques de roble y pino. El curso Conoce los hongos de Ávila que cada otoño dispone la Diputación de Ávila, o las jornadas y salidas guiadas que desarrolla la Sociedad Micológica Amagredos durante los fines de semana de noviembre, son dos buenas opciones para disfrutar y degustar setas de pradera en un entorno increíble.
05 Setas todo el año en Soria
Desde los tempraneros boletus, seguidos de tricolomas y boletales, hasta los resistentes e invernales marzuelos, que comienzan a asomar entre diciembre y enero, la franja que conecta los pinares de Urbión con los robledales de la Demanda, terreno limítrofe entre Soria y Burgos, garantiza, prácticamente, un manto de hongos casi todo el año. La Asociación Micológica Navaleno, la más numerosa de Castilla y León, ofrece una buena oportunidad de recorrer y recolectar especies cada otoño gracias a sus ya veteranas Jornadas micológicas.
http://micologica.navaleno.com.es
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