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Refugiados en el teatro En Lviv, Ucrania, el teatro Kurbas se ha convertido en albergue para refugiados. En el mismo sitio donde hace unas semanas se representaban obras experimentales, los desplazados por la invasión rusa ocupan el escenario, el patio de butacas, los pasillos. El sótano es un búnker antiaéreo. La dramaturgia ha parado para dar cobijo a las víctimas del drama real. Olga Hohlova, con su hijo Misha y su hija Nastya. Ellos llegaron a Lviv desde Severodonetsk, una ciudad del oriente ucranio.El teatro Kurbas fue nombrado así en honor del dramaturgo de vanguardia ucranio Les Kurbas. Abrió en 1988, cuando Ucrania era todavía una república de la Unión Soviética, tres años antes de su independencia. Hasta el pasado 24 de febrero, era un espacio cultural apreciado por los amantes de la cultura en Lviv (720.000 habitantes, la ciudad más poblada del oeste del país). Ese día empezó la guerra y el 27 de febrero ya había pasado de laboratorio de dramaturgia experimental a albergue de refugiados. A través de las redes sociales se llamó a contribuir con productos básicos. Los ciudadanos proveyeron al teatro de comida, ropa, sábanas, edredones… Ucranios sin hogar empezaron a llegar desde el este y el centro. Algunos de ellos fueron retratados por Sasha Maslov. Mujeres como Alina Agafonova, que se fue de Severodonetsk con sus cuatro hijos; hombres como Mikhail Kovalenko, un marinero retirado de Mariupol que mientras huía de su ciudad en camioneta oía caer bombazos a sus espaldas. Kovalenko, Agafanova y tantos otros son los asilados temporales de este teatro que rinde homenaje a un artista que fue también, en su tiempo, víctima de la violencia autocrática. Les Kurbas, nacido en 1887, fue arrestado en 1933 por la policía política de Stalin y enviado al Gulag en las islas de Solovkí. Lo ejecutaron en 1937. Sasha Maslov (Institute) Pilas de ropa amontonadas en un pasillo del teatro Kurbas, en la ciudad de Lviv (Ucrania), que se convirtió en centro de acogida al inicio de la invasión rusa. Sasha Maslov (Institute) Serhiy Kravtchenko, con su hijo Nikita. Llegaron desde Vasylkiv, un pueblo de la región de Kiev. “Mis amigos me dicen en mensajes que tal vez no volvamos a vernos” , dice el chico, de 15 años. Sasha Maslov (Institute) Yuliia Karpenko (17 años), de la ciudad de Mariupol. Su edificio fue alcanzado por un misil ruso. Sasha Maslov (Institute) En el reducido espacio del teatro Kurbas se ha logrado hacer sitio para 18 camas, una mesa de uso comunal, baños y espacios de almacenaje. Sasha Maslov (Institute) Oleh Tsona dirige el teatro desde hace 33 años. “Somos un foco de atracción para gente con inquietudes intelectuales” . Sasha Maslov (Institute) Alina Agafonova, que escapó de Severodonetsk, con tres de sus cuatro hijos: Gloria (centro), Miroslava y Timur, dormido a su lado. Sasha Maslov (Institute) Natalia Rybka- Parkhomenko es una de las actrices habituales en el teatro. El Kurbas le dio la oportunidad de satisfacer su vocación, pero se siente como si hubiese perdido todo desde que su padre la telefoneó desde Járkov aquel 24 de febrero a las cinco de la madrugada: “Natalia, nos están bombardeando” . Sasha Maslov (Institute) La fachada del teatro Kurbas, en marzo. Sasha Maslov (Institute)