Seis espacios naturales de Andalucía poco conocidos para disfrutar en otoño

1. LOS PEDROCHES (CÓRDOBA)

Situada en el extremo norte de la provincia de Córdoba, lindando con Extremadura y La Mancha, esta comarca de 17 municipios es una de las zonas más desconocidas de Andalucía. Una llanura extensa y amplia de suaves colinas al que los árabes llamaron Fahs al-Ballut, valle de las bellotas, por la cantidad de frutos para el ganado que producía el bosque mediterráneo. Hoy, la dehesa de encinas sigue siendo el paisaje dominante y la ganadería su principal sustento económico, tanto que buena parte de la cabaña porcina, ovina y bovina de la provincia de Córdoba se cría aquí. La comarca perteneció en la Edad Media a un señorío de los condes de Sotomayor conocido como las Siete Villas de Los Pedroches, con Pedroche como cabeza de partido. A ese periodo corresponden el castillo de Belalcázar, muchas iglesias y conventos o los escudos blasonados de casas nobles de Añora o Dos Torres. Una comarca muy natural, con pequeños y tranquilos pueblos y zonas de alto valor ecológico, a la que su aislamiento en una esquina de Andalucía ha permitido conservar un patrimonio, unas tradiciones y un paisaje singulares.

Cómo llegar. El centro del valle lo atraviesa la N-502, entre Almadén y Córdoba. Y más al este, la N-420, entre Montoro y Ciudad Real.

2. LAGUNA DE FUENTE DE PIEDRA (Málaga)

Es uno de los mayores complejos lagunares endorreicos de España. Y un aeropuerto intermedio para más de 170 especies de aves que anidan o pasan temporadas en este gran humedal de la llanura malagueña. Durante la estación húmeda la laguna puede llegar a alcanzar una extensión de 1.365 hectáreas, que drenan los arroyos Charcón y Santillana. Es entonces cuando Fuente de Piedra se convierte en una explosión de vida en la que domina el espectacular tono rosado de los miles de flamencos que paran aquí en su travesía entre África y el norte de Europa. En verano, la falta de lluvia hace menguar de forma ostensible la laguna, dejando al descubierto una gran capa blanca, que fue utilizada como fuente de sal desde época romana. En otoño hay multitud de anátidas. Y entre diciembre y febrero, un millar de grullas montan cada atardecer con su trompeteo un gran espectáculo sonoro. Desde el mirador situado al lado del centro de visitantes José Antonio Valverde, y siempre que llevemos unos buenos prismáticos, se puede observar el ir y venir de aves y el conjunto de plantas halófilas que rodean la laguna, adaptadas perfectamente a la alta salinidad del terreno.

Cómo llegar. Por la autovía Sevilla-Almería A-92, salida 132, Fuente de Piedra/Laguna de Fuente de Piedra

3. CASTRIL Y SU SIERRA (Granada)

Alejado de las rutas turísticas tradicionales, Castril no suele aparecer en los listados de pueblos con encanto andaluces de los circuitos clásicos. Y sin embargo tiene todos los ingredientes para serlo: aparece apiñado y compacto en torno a un cerro sobre el que destaca la imagen del Cristo, es pequeño, agradable, de calles tranquilas y urbanismo morisco. Y además, todavía no ha sido alterado por el turismo masivo. La calle principal adoquinada, llena de bares con terrazas asomadas al vacío y, sobre todo, el entorno de la iglesia parroquial y el roquedo del castillo, son alguno de sus lugares con mayor encanto. Castril es la base que usan muchos senderistas para acceder a la serranía del mismo nombre, protegida como parque natural desde 1989. Uno de los espacios naturales menos conocidos de Andalucía. La sierra de Castril se caracteriza por unos relieves muy abruptos, con profundos cañones y gargantas en superficie. La excursión más recomendable es llegar al nacimiento del río Castril, en torno al cual se articula el parque, y seguir luego el sendero que va en paralelo al cauce.

Cómo llegar. Desde la autovía A-93N, salida Cúllar, tomar la A-330 hasta Huéscar y de allí, por la A-326 hasta Castril

4. RÍO MADERA (Jaén)

Es una de las zonas más intricadas, bellas y desconocidas de la sierra de Segura. El río Madera, afluente del río Segura, nace a 1.300 metros de altitud entre los calares de Peña Rubia, Caracoles y Nava del Espino. Sus escasos 20 kilómetros de vida discurren entre frondosos pinares por las soledades más abruptas de la sierra. Una zona de alta protección por su alto valor ecológico, perfecta para dar largos paseos a pie. La aldea de Río Madera concentra los escasos servicios del valle. En el hotel Río Madera –un histórico del valle– preparan buenos platos de cocina serrana: migas, andrajos, ajoatao, cordero segureño o ajopringue. La carretera, y el río, pasan por Venta Rampías, desde donde un desvío de cuatro kilómetros permite subir a la aldea de Los Anchos para ver el Ecomuseo Alma Serrana, una interesante muestra etnológica sobre los oficios, la artesanía y las formas de vida ya perdidas de la sierra.

Cómo llegar. Por la carretera A-317a, que va de Hornos a Santiago de la Espada. A 14 kilómetros de Hornos se toma un desvío a la izquierda que va hacia la Aldea Río Madera.

5. DESIERTO DE TABERNAS (Almería)

Un desierto casi africano. Y un escenario que la industria cinematográfica utilizó para rodar infinidad de espagueti-westerns ambientados en las tórridas llanuras de Sonora o Texas, pero también escenas de películas tan dispares como Doctor Zhivago, Cleopatra o Indiana Jones y la última cruzada. Tabernas es la zona más árida y también la de morfología más espectacular de Almería. Se trata de una serie de ramblas y depresiones de arcillas y margas salinas encerradas entre imponentes macizos montañosos: la sierra de los Filabres, al norte; la de Alhamilla, al sur y Sierra Nevada, al oeste. Esta pantalla natural impide el paso a los vientos húmedos del Mediterráneo y hacen de este paraje uno de los más resecos de todo el continente europeo.

Cómo llegar. A 43 kilómetros de Almería por la A-92, salida 376.

6. LA SAGRA (Granada)

Podría ser la montaña perfecta. Forma piramidal, aislada de otras elevaciones, elegante y solitaria en medio de una meseta de altura. Y está en el altiplano granadino, no en los Alpes suizos. Es La Sagra, un pico aislado al norte de la provincia de Granada, entre Huéscar y la Puebla de Don Fadrique, que alcanza 2.383 metros de altitud. Es el icono de la comarca. La cima más alta de Andalucía si exceptuamos las de Sierra Nevada. Una altiva pirámide de piedra que se ve a kilómetros de distancia. La Sagra y los espesos pinares que cubren sus laderas son sugerentes en cualquier época del año, pero si hubiera que elegir un momento singular para la visita sería sin duda en el otoño y el invierno. Entonces, su silueta triangular se viste de blanco y destaca aún más sobre los cielos límpidos y azules de esta altiplanicie de secano. Coronar su cima nevada es una tradición para los montañeros del sureste peninsular. Ya sea por el Embudo, la vía más inclinada y compleja si la nieve está dura; por el Bosque Vertical, una ladera donde los pinos centenarios se agarran a los desniveles como escaladores de madera; o por cualquiera de sus muchos puntos de acceso. Desde arriba, si el día está claro, el panorama es soberbio porque no hay ninguna otra cordillera ni obstáculo que alcance esta altitud en kilómetros y kilómetros a la redonda; hasta que por el sur la vista tropiece con Sierra Nevada. Sus laderas también esconden secretos. En la vertiente oeste, en la carretera que va hacia Huéscar, los caprichos de la climatología han facilitado la supervivencia de un pequeño bosque de sequoias que el marqués de Corvera plantó en su finca privada de La Losa hace 150 años con semillas que le trajo el duque de Wellington.

Cómo llegar. Por la A-330 hasta la Puebla de Don Fadrique. Desde allí, desvío hacia Santiago de la Espada y subir hasta los Collados de la Sagra.

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