La reforma monetaria que fortalece la redistribución de la riqueza
El autor complementa las tesis sostenidas por Thomas Piketty en su último libro
Thomas Piketty ha publicado recientemente un libro titulado Vivamente el Socialismo. Si bien en principio estoy de acuerdo con sus argumentos, me gustaría complementarlos con mis reflexiones en el sistema monetario.
Según este economista francés, ya hay un consenso de que el capitalismo no tiene futuro debido a las desigualdades y a las destrucciones ambientales, mientras que destaca que Francia reducía, hasta 1990, la disparidad económica mediante altos porcentajes de IPRF etc. Piketty propone aumentar distintos impuestos como el IBI, el IPFR y el ISD, y aboga por "una nueva forma de socialismo, participativo y descentralizado, federal y democrático, ecologista, mezclado y feminista", pero no pone mucho énfasis en la reforma monetaria pues no es "la solución en sí misma".
Es cierto que la reducción de la carga tributaria de la clase pudiente favorece el crecimiento del PIB, porque atrae a empresas y a los millonarios, pero la falta de mecanismos redistributivos (menor grabación de IPRF etc.) acaba por aumentar la disparidad mientras que desmantela la clase media, lo que se traduce en la disminución de consumos en ciertos sectores típicos de esta población.
Se ha olvidado la filosofía de Ford de pagar suficiente salario para que sus obreros pudieran comprarse un Ford
Si la clase media deja de ser rica, se apretará el cinturón y gastará menos en comer fuera en familia, visitará menos los parques temáticos, y/o dejará de comprar menos alimentos sanos y caros, resultando en el estancamiento del crecimiento económico pues no se garantiza el trickle-down de que los ricos gasten todo lo que hayan ganado para que la riqueza llegue a toda la población. Ya se ha olvidado la filosofía de Ford de pagar suficiente salario para que sus obreros pudieran comprarse un Ford y así aportar abundancia a toda la población.
No discrepo con Piketty en relación con la mayor redistribución de la riqueza, aunque me parece una pena que un intelectual de renombre mundial no reconozca que nuestro sistema monetario está favoreciendo esta disparidad. Me atrevo a complementar sus tesis con propuestas de Silvio Gesell (1862–1930), cuya teoría ya mencioné en el artículo titulado Oxidación o cómo cambiar las reglas del juego económico.
El mayor problema de nuestro sistema monetario actual es que se basa en el pago de tasas de interés como requisito para la emisión monetaria. Ni siquiera sirve la casi anulación de las tasas de interés oficial para que podamos tomar préstamos sin pagarlas. Sabemos que necesitamos pagar una cantidad importante de las mismas (no el principal) al pedir un préstamo cuando nos compramos una vivienda, mientras que la clase pudiente, con millones de euros depositados en cuentas bancarias, son libres de este enorme costeo financiero. Así crece la disparidad entre ricos y pobres.
También hay que entender que, cada vez que pagamos por cualquier producto y/o servicio (cuando cenamos en un restaurante recién abierto cuyo propietario tuvo que solicitar préstamo, cuando compramos agua mineral de una marca que emite sus propios bonos, etc), estamos pagando indirectamente las tasas de interés de esas deudas. Hasta el propio Estado contribuye al incremento de la disparidad por vender bonos públicos y devolver con tasas de interés.
En este contexto se hace relevante la propuesta de Gesell de moneda oxidable. Cualquiera que tenga una cantidad de moneda superior que la que se necesite de momento, tratará de comprar algo que mantenga sus valores a largo plazo en vez de atesorarla y sufrir la pérdida paulatina de su poder adquisitivo. En las experiencias históricas de la Europa Medieval, la gente contribuyó proactivamente para construir catedrales porque ya se cubrían las necesidades inmediatas. También es posible que las empresas quieran pagar más bonus a sus empleados, logrando así el “trickle-down”. Soy consciente de que se necesitan más explicaciones para que entendáis mejor el tema de oxidación. Cuento con hacerlo en mi próximo artículo, que se publicará en diciembre.
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