Esta es la edad ideal para que tu hijo empiece a socializar con otros niños
La escuela es la llave perfecta para que los menores se relacionen con sus iguales y para el encuentro de individuos que ofrecen y esperan cosas similares
La socialización es un proceso que refiere la pertenencia a un grupo de un individuo, asimilando normas o modos de actuar y en el cual se facilita la convivencia de este. “En el momento en que el niño puede empezar a socializar, se produce una óptima interacción con el resto de personas”, explica Elena Piñeiro, psicóloga.
Diferentes profesionales en el mundo de la educación y la psicología hablan de que para ayudar a los hijos en la socialización es necesario fomentar la relación con otros niños. Eso se da en el colegio o en otros ámbitos donde realicen diversos tipos de actividades y la exploración de habilidades. “El colegio es el lugar indicado, aunque no es el único espacio donde los niños se comunican y tienen contacto entre sí. Es más, actualmente, muchas medidas que se están llevando a cabo en los centros educativos a causa de la pandemia están interrumpiendo el desarrollo del niño e incluso perjudicándole a nivel relacional”, asegura Beatriz Cazurro, psicóloga sanitaria.
Por otra parte, algunos psicólogos no quieren que se torne borroso el foco sobre la franja de edad anterior a los tres años. “Convivimos con la creencia errónea de que los niños tan pequeños necesitan socializar. Esto repercute en que nos alejemos de sus verdaderas necesidades en la etapa de cero a tres años, una etapa mucho más ligada a la seguridad y exploración junto con sus figuras de referencia”, refiere Beatriz. “Generalmente no será hasta los tres cuando el niño forje relaciones con sus iguales. Cuando lo necesita y busca el afecto, el contacto y la seguridad que previamente ha obtenido de sus padres”, asevera Silvia Sánchez González, también psicóloga.
El niño llega a tomar conciencia de lo que supone relacionarse con otros.
“Con tres años, el niño puede asumir y comprender su conducta, sentimientos y pensamientos hacia otros. Según Piaget, es en la etapa preoperacional del desarrollo (entre dos y siete años), donde los niños comienzan a tener sus primeras relaciones. En este momento florece la capacidad de empatía, el menor tiene conciencia del rol ejercido y deja de lado ese cierto egocentrismo infantil”, sostiene Sánchez González.
Para profesionales como Piñeiro no se puede ser tajante ante la edad de socialización del niño: “Depende de varios factores: del apego y temperamento del niño, de si estamos hablando de un desarrollo sin dificultades… Alrededor de los tres años, cuando se inician los juegos sociales, el infante está más preparado para la interacción con sus iguales, aunque va a mostrar interés antes. El juego ayudará al niño a fomentar la creatividad, la imaginación, a experimentar habilidades cognitivas y a su relación con sus compañeros. En definitiva, al desarrollo de su personalidad”, prosigue la profesional.
Nacemos seres sociales: el niño necesita interactuar y sentirse acompañado
La interacción del menor con otras personas, más concretamente con sus iguales…, resultará siempre beneficiosa para él. “Al nacer se activa el sistema de conexión social que facilita el apego con nuestros cuidadores. Es decir, nacemos sociales, sobrevivimos por ello y nuestro sistema nervioso pide –y necesita– la interacción con el resto. El primer hito social medible va a ser alrededor del mes o los dos meses de edad del bebé. Se produce con la sonrisa social entre padres e hijo”, prosigue Piñeiro. "El desarrollo social tiene conexión con el temperamento del niño y el estilo de apego", añade.
El desarrollo socioemocional comienza con el vínculo del hijo hacia sus padres. “Si este es seguro, se asientan las bases para explorar con confianza el mundo”, continúa la experta que elabora una clasificación del desarrollo social del menor, subrayando ciertas edades:
- A los nueve meses destaca el miedo a los extraños.
- A partir de los 13 meses, hay niños que muestran interés por otros.
- A partir de los 18 meses, las áreas sociales del menor van a crecer muy rápido.
- A los 24 meses, comienza a decir sus primeras palabras: habla por teléfono con un juguete o con una muñeca. No obstante, no puede hablarse de juego cooperativo ni imaginativo.
- A partir de los tres años, el pequeño ya participa de un juego interactivo y podría jugar con uno o dos compañeros en juegos por turnos. En este momento empezarían a fingir, hacer un mayor uso de la imaginación o practicar el juego de roles.
- Entre tres y seis años, necesita muchas oportunidades de contacto social, especialmente con compañeros de clase o amigos. La socialización con compañeros le va a aportar mucho, le va a permitir experimentar otras habilidades. En ese momento de relación con sus iguales, se encuentran amigos. Ocurren peleas, pero también se perdona. Se comparte, se desarrolla la solidaridad y la tolerancia.
La escuela es la llave perfecta para socializar y para el encuentro de individuos que ofrecen y esperan cosas similares. “En la iniciación del niño a la escuela se crean esas fantásticas sensaciones respecto a los demás, donde surgen y se crean vínculos muy beneficiosos para su óptimo desarrollo”, manifiesta Sánchez González. Según mantiene Piñeiro, cuando el menor puede comunicarse; con el lenguaje se forjan amistades y lazos afectivos. “Seguramente aluda con frecuencia a su mejor amigo o al niño o profesor que mejor le hace sentir. Sin embargo, si esto no es así, no hay que creer que algo va mal. Cada niño es y actúa en su debido momento”, finaliza la experta.
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