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harry pater
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Jurassic World’ |¿Cómo sería la paternidad sin el recurso de los dinosaurios?

La pasión infantil por ellos siempre es una buena excusa para entrar en librerías y museos, ver documentales… y además te salvan cualquier cumpleaños u ocasión especial

Pon un dinosaurio en tu vida y tendrás a tus hijos bien distraídos.
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Los expertos dicen que se extinguieron hace millones de años, pero mientras haya niños, los dinosaurios seguirán dominando la tierra… y las jugueterías, los cines y las librerías.

Porque hay una edad en la vida en la que lo sabes todo sobre los dinosaurios. Y mi hija y sus amigos la están viviendo ahora.

Se saben todos los nombres, que si se los pregunta Jordi hurtado en Saber y ganar pues lo saben y lo ganan. Coleccionan muñecos de todo tipo. Y sobre todo almacenan información.

Conocen todos los nombres, saben en qué período vivieron (en vez de gato por liebre, no les puedes dar jurásico por cretácico, que se enfadan) y saben distinguirlos con una seguridad que ya la querría cualquier fiscal en todos sus testigos. Un velociraptor no un bebé de T-Rex con una dieta détox, eso que nos quede claro a los adultos.

Los dinosaurios van muy bien para hablar de la vida y la muerte, de carnívoros y herbívoros (¿si hubieran tenido tofu y una Greta Thunberg brontosauria habría cambiado el panorama?), de la supervivencia darwinista de los que se adaptan mejor y de la fatalidad planetaria que nos pillará a todos… Si quieres una metáfora para explicar los efectos devastadores del coronavirus, aquí la tienes.

Es una buena excusa para entrar en librerías y museos, ver documentales… y además te salvan cualquier cumpleaños u ocasión especial. Cuando no sabes qué regalar, siempre hay algún muñeco de dinosaurio en el quiosco o en el bazar de la esquina.

Además, estas criaturas son una enorme fuente de interés común para que niños de cualquier parte del mundo, a partir de los 3 o 4 años, quieran aprender, investigar, memorizar… en definitiva, quieran dar rienda suelta a sus ganas de descubrir estos seres fascinantes y convertirse en pequeños expertos, circunstancia que les sube la autoestima (y a los adultos la paciencia, cuando te han hecho la misma clase magistral decenas de veces).

Los que crecimos en los ochenta ya lo tenemos superado, y ahora nos fascina más un iPhone nuevo que un brontosaurio perreando. Pero en nuestra época, Michael Crichton y Steven Spielberg nos hicieron soñar de manera colosal.

Me alegra que se sigan haciendo secuelas y reboots de Jurassic Park, porque junto con la mejora de la tecnología esto genera exposiciones, vídeos, videojuegos y películas que permiten a nuestros hijos ver con un detalle fabulosamente realista cómo eran estos antiguos vecinos de planeta.

Además, mientras la dinofiebre siga en Hollywood, en miles de ciudades alrededor del planeta, cientos de niños y niñas, en vez de aspirar a ser youtubers, influencers o futbolisters, se imaginarán de paleontólogos, viajando en el tiempo con un simple pincel.

Eso sí, padres primerizos: id con cuidado, porque incluso extinguidos, estos bicharracos pueden ser muy peligrosos para el hombre. De esto dará fe cualquiera al que jugando con sus hijos le haya ido la cola o la mandíbula del Tiranosaurus-Rex al ojo.

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