El reloj de altos vuelos que nació a contracorriente de casi todo
No hace falta ser piloto de aviones para colgarse de la muñeca alguno de los Chronomat que Breitling acaba de rediseñar y modernizar
Año 1984. Los relojes obedecían las reglas del cuarzo (es decir, de los modelos a pilas) y las líneas ultraplanas. Salirse del tiesto abocaba, en la mayoría de los casos, a convertirse en un ‘tourbillon’ expatriado. Esa década solo entendía de música disco, brillo y poses. Pero incluso entonces había gente seria, artesanos relojeros que todavía creían en la fabulosa tradición de los relojes mecánicos, en esa fiabilidad a prueba de bombas, en artefactos musculosos, que pesan sobre la piel, nacidos gracias a las hábiles manos de un puñado de artistas, diseñadores y maestros del tiempo.
Fue en ese momento cuando la manufactura suiza Breitling, ya entonces centenaria, se separó de la fila de la moda imperante y lanzó el Chronomat, un robusto cronógrafo automático (de ahí el nombre) de corazón deportivo y urbano. El reloj se convirtió en el favorito de los pilotos, pero sus andanzas fueron más allá y conquistó a toda una generación de hombres que no eran ni aviadores ni aventureros: ejecutivos, amantes de la fórmula 1 y de las regatas, gracias a su taquímetro y a sus índices móviles. Su inspiración provenía del modelo Frecce Tricolori, que Breitling había lanzado un año antes en colaboración con la famosa escuadrilla aérea italiana del mismo nombre.
“El Chronomat de 1984 ocupa un lugar excepcional en nuestra historia moderna”, cuenta Georges Kern, CEO de la marca. “Fue el reloj que proclamó a los cuatro vientos que Breitling continuaría siendo fiel a sus raíces. En un momento en el que la mayor parte del sector centraba sus esfuerzos y energía en los relojes de cuarzo, el Chronomat le recordó al mundo que Breitling prácticamente había inventado el cronógrafo mecánico moderno. El mensaje caló y la marca prosperó. La colección Chronomat es un merecido homenaje al espectacular reloj que nos conecta con nuestro legado mucho más que ningún otro”.
Así llegamos a 2020, año de la llegada del nuevo Chronomat, que supone una actualización de su ancestro, sin perder un ápice de su personalidad. Veamos sus virtudes: bisel rotatorio con índices móviles (pátina del pasado) situados a las 3 y 9 horas; y su inconfundible brazalete Rouleaux integrado de acero inoxidable con cierre de mariposa. Sus funciones se mueve al compás del Calibre 01 de la manufactura Breitling, que consigue una reserva de marcha de unas 70 horas y hermético hasta los 200 metros.
Existen versiones para todos los gustos y momentos. En cualquier caso la Super-Luminova reviste las manecillas y una trotadora (segundero) en rojo se aplica en todas ellas, excepto en el Chronomat Frecce Tricolori Limited Edition, en el que manda el azul. Este puñado de modelos del Chronomat B01 42 (que es su nombre técnico, oficial) comparten, como lo señala su partida de nacimiento, una caja de acero de 42 mm, contadores de 30 minutos y 12 horas y ventana de fecha. Al final el gesto de rebeldía salió de maravilla.
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