Por qué fomentar la gratitud en los niños contribuye a su felicidad
El agradecimiento es una formalidad común muy poderosa, ya que puede transformar el cerebro, y, por ende, nuestra vida
Ser más optimistas, tener un mejor apoyo social, o encontrarse más satisfechos en el colegio, la familia y con ellos mismo, es solo uno de grandes beneficios de dar las gracias. Tan solo una palabra es necesaria para que tu mundo, y el de la persona que lo recibe, se torne feliz por unos segundos, aunque a veces no se dé cuenta: gracias. Y a pesar de los desafíos a los que uno se pueda enfrentar a la hora de ayudar a los niños a sentirse agradecidos en un mundo en el que predomina la sobreestimulación y la sobreabundancia generalizada, que hace que sea un gesto que muchas veces se dé por sentado, puede valer la pena educar a los niños sobre el verdadero significado que esconde esta palabra.
Y es que, no nos paramos en realidad a reflexionar sobre el poder y efecto que este vocablo puede tener en nuestro cerebro y en la salud en general. La gratitud es una formalidad común muy poderosa, ya que puede transformar el cerebro, y, por ende, nuestra vida, al ser de verdad conscientes de la felicidad que nos puede provocar.
Evidencias científicas de que la gratitud es sinónimo de felicidad
Existen multitud de investigaciones acerca de la toma de conciencia real sobre dar las gracias. Un estudio de la NCBI (National Institutes of Health), abordó este tema hace cuatro años, y una de sus conclusiones fue que los niños que participaron en uno de los ejercicios de la muestra, que consistió en escribir de cartas de gratitud, mostraron un comportamiento mucho mayor a la hora de dar las gracias y un aumento en la modulación neuronal en la corteza prefrontal tres meses después.
El año pasado, otra investigación publicada en el Journal of Happiness Studies descubrió que la gratitud está vinculada directamente a la felicidad en los niños a la edad de 5 años. Esto significa que infundir gratitud en sus hijos a una edad temprana podría ayudarlos a crecer para ser personas más felices. Y otro informe publicado anteriormente en el Journal of School Psychology corroboraba como los niños agradecidos (de 11 a 13 años) tienden a ser más felices, más optimistas y tienen un mejor apoyo social, se encuentran más satisfechos en el colegio, en su familia, con sus amigos y con ellos mismos, aparte de que los tendieron a brindarle más apoyo social a los demás.
Y no solo los niños, otro estudio publicado en Psychological Assessment, argumentaba como los adolescentes agradecidos (de 14 a 19 años) están más satisfechos con sus vidas, usan sus fortalezas para mejorar su entorno social, están más comprometidos con su trabajo escolar y sus pasatiempos, y tienen mejores calificaciones. También se ha demostrado que son menos envidiosos, deprimidos y materialistas que sus homólogos menos agradecidos.
¿Cómo enseñarle a tu hijo a dar las gracias?
La directora de El Prado Psicólogos de Madrid, Rosario Linares, asegura que la gratitud es uno de los sentimientos que más beneficios nos reporta. “La gratitud genera una sensación de tranquilidad casi instantánea. Por eso, en los momentos más difíciles de la vida, cuando todo parece ir mal y nos revestimos de negatividad, recurrir a la gratitud es una excelente estrategia, tal y como ha demostrado la psicología positiva”, expone. Así, ser conscientes del poder de dar las gracias como adultos, es el primer paso para educar con consciencia a los niños desde pequeños, y que puedan recurrir a ella como método de sanación y conciencia positiva.
El proyecto Raising Grateful Children creado por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill reveló en una investigación dedicada a ello, que la gratitud consta de cuatro partes principales: la primera es darse cuenta. Reconocer las cosas por las que debe estar agradecido, pensar, y reflexionar sobre el porqué te han dado esas cosas, sentimiento o ser consciente de las emociones que experimentas como resultado de las cosas que te han dado y, por último, hacer o practicar la forma en la que expresas tu aprecio.
Con estas premisas, desde la institución plantean algunos de los interrogantes claves para hacer este ejercicio con tus hijos. Sobre el darse cuenta: ¿Por qué tienes que estar agradecido en tu vida? ¿Hay cosas por las que estar agradecido más allá de los regalos que alguien te ha dado? ¿Estás agradecido por tener a alguna persona en tu vida? Y el niño puede escribirlo todo en un papel.
A la hora de pensar sobre ello, se le puede preguntar al niño ¿qué te parece este regalo? ¿Crees que deberías darle algo a cambio la persona que te lo dio? ¿Te lo ganaste?
En cuanto a sentir. ¿Te ha hecho sentir feliz este regalo? ¿Cómo te sientes por dentro? ¿Qué tiene este regalo que te hace sentir feliz? Y, por último, sobre hacer: ¿Hay alguna manera de mostrar cómo te sientes acerca de este regalo? ¿El sentimiento que tienes sobre este regalo te hace querer compartir este sentimiento dándole a alguien más?
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