Hundido entre los cerros del norte de la ciudad de Lima, entre los distritos de Puente Piedra y Ventanilla, se encuentra el asentamiento humano de Valle del Sol. Ocho familias provenientes de diferentes provincias de Perú llegaron en 2008 y levantaron sus casas en un terreno que, en la lógica de los cerros limeños, al final le pertenece a quien vive allí. A esos ocho primeros clanes les siguieron otros tantos, y en la actualidad viven 280 familias que han visto aquí la posibilidad de levantarse una casa modesta y construir una vida próspera lo más cerca que puedan de la metrópolis en un país tan centralizado. Pero la vida es dura en un barrio tan joven que apenas cuenta con tendido eléctrico como único servicio. A Valle del Sol solo se llega con un servicio de transportes que salen de una cochera que hay en Puente Piedra, no tienen un horario fijo y el pasaje cuesta 2,5 soles (0,71 dólares). El asentamiento tiene un camino central de tierra por donde acceden los coches; para moverse de casa en casa hay que recorrer los senderos trazados por los pasos de los mismos vecinos.