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El atractivo español en un mercado global

La formación por Internet y su buena reputación atraen a los centros del país a estudiantes de todo el mundo

Filippo Bacci (Getty Images)
Nacho Meneses

Si hay un sector que prácticamente no ha sentido los efectos de la pandemia de coronavirus que nos asola es, sin duda, el de la formación online. Mientras la economía hace frente a una profunda crisis y la educación presencial queda interrumpida, el panorama es diferente para las instituciones que incluyen programas de formación a distancia, muchas de ellas con una fuerte presencia de alumnado internacional. "En un momento en el que la formación presencial no es posible, las principales universidades y escuelas de negocios a nivel mundial hemos sido capaces de adaptar nuestra oferta formativa a lo digital", afirma Antonio Martín, decano de ESIC. Un hecho que, apunta, redundará además en un mayor reconocimiento y demanda en el futuro.

La relevancia internacional de las escuelas de negocios españolas es, en este contexto, un hito conseguido "tras años de hacer las cosas bien y con rigor, lo que ha colocado a algunas escuelas en los primeros puestos de los rankings internacionales", explica Simón Reyes, presidente de la Asociación Española de Representantes de Escuelas de Dirección de Empresas (AEEDE). El Global Online MBA de IE Business School, por ejemplo, aparece por tercer año consecutivo como el segundo MBA del mundo en la clasificación del diario Financial Times, mientras que QS destaca en su top 10 de programas de dirección de empresas a ESADE (en cuarta posición) e IE (en la sexta).

Hay en torno a una decena de reconocidas instituciones españolas preferidas por un creciente número de alumnos que, ante la imposibilidad personal o profesional de dejar sus países, se matriculan principalmente en programas de posgrado online; desde Latinoamérica hasta Asia (India, China o Japón), Oriente Próximo y África, sin olvidar a los vecinos europeos, Estados Unidos o Canadá. Estudiantes que buscan especializarse en áreas concretas demandadas por las empresas, como marketing digital, big data o blockchain, además de los diferentes tipos de MBA: un mercado que obliga a mantener una oferta en constante evolución, en función de las innovaciones de cada sector de negocios.

"Los estudiantes extranjeros necesitan matricularse en instituciones que les generen confianza, que sean solventes y reconocidas por el mercado laboral", sostiene Carlos Martínez, presidente de IMF Business School. Es decir, aquellas que sean capaces de conjugar factores tan relevantes como un profesorado de prestigio, la presencia en rankings reconocidos internacionalmente, la obtención de certificaciones de calidad, las alianzas estratégicas con universidades e instituciones nacionales e internacionales que agreguen valor a los estudios que se están cursando, y el disponer de una tecnología avanzada que haga que la experiencia virtual sea mucho más que conectarse a una plataforma y descargarse un temario.

De entre todos ellos, quizá el más relevante para el alumnado internacional sea el prestigio del centro, "la imagen de marca que tiene la escuela, tanto a nivel general como en la formación online que desarrolla; y las recomendaciones de antiguos alumnos, empleadores y terceros de la escuela y de sus programas", añade José Ignacio Gafo, vicedecano de programas MBA de IE. Sin olvidar la posibilidad de desarrollar un networking que, aunque menos decisivo que en la formación presencial, continúa siendo un factor relevante. Son escuelas que mantienen lazos estrechos con el mundo empresarial, a través de convenios de colaboración y de la experiencia nacional e internacional de sus equipos docentes, lo que hace que la educación que imparten sea especialmente valorada por los reclutadores, y que gocen de una inserción laboral muy elevada.

¿Y qué hay de la calidad?

De acuerdo con los expertos, tanto los contenidos como la calidad o el nivel de exigencia de los programas online son iguales a los desarrollados de forma presencial. "Lo que varía es la metodología de impartición", argumenta Martín. "El alumno debe demostrar que ha alcanzado sus objetivos de aprendizaje realizando distintas pruebas de evaluación, como ensayos, casos o debates. El profesorado cuenta con criterios homogéneos de evaluación definidos por la escuela".

Los criterios de selección son, por lo general, similares: primero se verifica que el candidato cumple con los requisitos de admisión (incluyendo un buen nivel de inglés) y se realiza una llamada o videoconferencia que sirve para certificar que su perfil se ajusta a las necesidades del programa (y viceversa). "En ocasiones, cuando se trata de alumnos extranjeros que han cursado sus estudios de grado en universidades no contrastadas, se les pide que aporten un certificado del Ministerio de Educación o de la universidad, donde se especifique que su título de grado da acceso a máster", explica Martínez.

"En los programas online hay que contar con vídeos, lecturas, autoevaluaciones, estrategias de gamificación y contenidos digitales que permitan al alumno trabajar de manera individual o en grupo de manera asíncrona (sin contacto con el profesor)", explica Martín. Cada cierto número de horas, se celebran además sesiones síncronas con el profesor para las que es esencial contar con una plataforma que permita la conexión con imagen y sonido de todos los alumnos.

La flexibilidad que caracteriza a este tipo de formación, orientada a adaptarse a las distintas casuísticas de los alumnos, se convierte en un factor aún más relevante cuando en un mismo programa coinciden personas de, por ejemplo, 25 nacionalidades, cada una con un horario y una cultura diferentes. "En la formación presencial, el tiempo de la clase es limitado, y cuando se discute un caso, el que funciona mejor es el alumno extrovertido y mentalmente ágil, como suele ser el caso de los norteamericanos, mientras que los asiáticos son más introvertidos", esgrime Martín. "Pero, además, en el formato digital tienen varios días para discutir cada caso, con lo que pueden reflexionar, investigar y contrastar más".

Un mercado heterogéneo y de futuro

La oferta de escuelas de negocios tiene, además, un valor tremendamente diferencial: el del precio. El coste de un programa de MBA, por ejemplo, puede oscilar entre los 1.595 euros del MBA Europeo de INESEM a los 55.000 del Global Online MBA de IE Business School. Una diferencia que, a juicio de Gafo, está relacionada con muchos factores: "En general, hay dos tipos de posicionamiento, dependiendo de si se orientan al valor o al volumen. Los que estamos en el primer grupo, tenemos un reconocido prestigio internacional, competimos por atraer al mejor talento y buscamos diferenciarnos por la rigurosidad académica, la formación en competencias clave y el acceso a un networking exclusivo", frente a escuelas con precios más ajustados y que, en algunos casos, apuestan por programas muy orientados a nichos de mercado.

Los expertos coinciden en señalar que la situación de excepcionalidad que vivimos en la actualidad representará un antes y un después para el sector de la formación online, "al permitir que los alumnos desarrollen unas capacidades digitales de trabajo en entornos virtuales, claves para el mundo en el que todos vamos a vivir a partir de ahora", concluye Gafo. "Esta crisis ha acelerado el proceso de transformación tecnológica en el sector de la educación".

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Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS

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