España, doble cara
Con perdón, pero España, como el valorado rollo de papel higiénico, tiene una doble cara: una, amable y solidaria, la de los balcones y el buen rollo; y otra, menos suave, la de los chivatos de terraza y el mal rollo. Frente al aplauso de todas las tardes, a las ocho, a quienes arrostran la pandemia en primerísima persona (personal sanitario y de alimentación, cuerpos policiales, y añadiría a los grandes olvidados, los miembros de los servicios fúnebres), frente a esta respuesta cívica, digo, está surgiendo una malévola y despiadada hidra vecinal que ataca a esos mismos colectivos, recordándoles el peligro que su presencia conlleva en sus edificios. Vamos, que les piden que se larguen del bloque en el que residen. Hay que ser muy canalla para exigir tal cosa a quienes velan por nuestra salud y garantizan nuestra alimentación. Pero que muy canallas.
Gonzalo de Miguel Renedo. Logroño (La Rioja)
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