Espanto
Mis conexiones neuronales me traían a la memoria sucesos que se encendían y se apagaban de forma caprichosa, como si alguien jugara con sus interruptores


Me desperté a las cuatro de la mañana y fingí que seguía dormido en la esperanza de que la mentira deviniera verdad (de día finjo con alguna frecuencia estar despierto y acabo despertándome). Pero el sueño, pese a permanecer con los ojos cerrados e imitar la respiración del estado de reposo, no volvió. Me asomé entonces a una ventana imaginaria que daba a mi cerebro para observar los fuegos artificiales que producían sus chispazos eléctricos. Con el primer chispazo apareció en mi mente la idea del coronavirus acompañada de imágenes de batas blancas y mascarillas sobre el rostro. Antes de que esa chispa se hubiera apagado, fue sustituida por la de Alfonso Alonso llorando en el telediario, que se extinguió de inmediato para ser sustituida por la de la vicepresidenta de Venezuela, que hacía unas declaraciones sin sonido. En un momento dado sonrió y le vi la fila de los dientes de arriba. Tras unos centelleos muy breves, que alumbraron, sin más, de forma sucesiva, los rostros de Cayetana Álvarez de Toledo y Carmen Calvo, apareció un anuncio de KIA. Se trataba de un modelo muy barato con siete años de garantía.
Mi pensamiento, en fin, si a esto puede llamársele pensamiento, saltaba como una pulga de un extremo a otro activando aleatoriamente diferentes zonas de mi masa encefálica. Intenté controlar esos saltos, conducirlos, lo que no logré. Escogía un asunto, pero en seguida, de manera insensible, mis conexiones neuronales me traían a la memoria, contra mi voluntad, sucesos de la vida cotidiana que se encendían y se apagaban de forma caprichosa, como si alguien jugara con sus interruptores. Cerré, espantado, la ventana imaginaria y volví, no sé cómo, a caer dormido. La vigilia de aquel martes no fue muy diferente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Desafiando el cambio climático, la Vuelta a España 2026 se sumerge en verano en Andalucía
Sumar ultima con el PSOE la reunión para abordar la crisis y advierte del riesgo de parálisis: “Seguir así es alimentar a Vox”
Los Oscar pasarán a YouTube en todo el mundo en 2029 marcando un cambio histórico en la televisión
Detenido en México Jacobo Reyes, líder de la red de contrabando del dueño de Miss Universo
Lo más visto
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”




























































