12 fotosKoundoul necesitaba una clínica y aquí estáEl empeño del doctor Derib y su esposa la enfermera Solange hicieron posible un hospital que atiende a 30.000 personas en ChadAntonio López DíazKoundoul - 17 abr 2020 - 19:31CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceKoundoul necesitaba una clínica y el doctor Derib la iba a construir junto a Solange Nemoune Kobdji, su esposa, que es enfermera. La gente decidió darles tierra y les fueron ayudando a levantar la clínica. En 2006, el centro de salud Atefa en Koundoul comenzaba a dar servicio. La clínica está construida alrededor de un patio en un terreno de 945 metros cuadrados.Solange Nemoune Kobdji es la mujer del doctor Derib. Se encarga de la clínica y trabaja en ella como enfermera.Mientras la enfermera controla el embarazo de una paciente en la consulta, el resto esperan para ser atendidas sentadas en el suelo. Unas 130 mujeres al mes son atendidas de media al mes. La asistencia prenatal incluye toma de temperatura, presión arterial y medida de altura uterina. Hay cinco empleados, de los cuales una matrona y una enfermera están de guardia 24 horas.El paritorio es una pequeña sala a la que se accede desde el patio. Solo hay una desvencijada cama de partos, una vieja báscula donde pesar a los recién nacidos, una cuerda en el techo para atar los medicamentos intravenosos y una cortina a modo de puerta.La asistencia a los partos es muy básica y ante complicaciones deben trasladar a los pacientes al hospital de la ciudad, en una ambulancia que no siempre llega a tiempo. En la clínica se tienen que enfrentar a problemas para los que no están preparados como un parto de nalgas. En España este tipo de alumbramientos pasan por quirófano por su extrema complicación. En la imagen, la enfermera limpia las vías respiratorias a un recién nacido con un improvisado método, un estetoscopio.Una mujer compra en la farmacia de la clínica los medicamentos recetados. Las mujeres que acuden al centro no pagan por ser atendidas, pero sí por las medicinas utilizadas en sus tratamientos y partos. Les prescriben los fármacos necesarios siendo algunos gratuitos como los de la malaria y el albendazol.Nadjingue Gordon vive prácticamente en la clínica, es uno de sus empleados, el guarda de seguridad. El salario mínimo en Chad es de 60.000 francos (91,59 euros) al mes.Una mujer recibe tratamiento con antibióticos. La cuarta patología más frecuente en la clínica son las infecciones genitales, muchas de ellas aparecen tras abortos espontáneos o clandestinos.La cartilla para acudir a la clínica cuesta 300 francos, menos de un euro. En ella se apuntan todas las consultas y tratamientos del paciente. Las mujeres que acuden al centro, no abonan nada por cada consulta, únicamente los tratamientos.En el laboratorio se analizan las muestras extraídas mientras unas pacientes esperan turno en el patio. A pesar de disponer de escasos medios cuentan con un microscopio para la detección del paludismo y analítica básica de orina. Sin embargo, para el diagnóstico de anemia, deben acudir a otro centro.En el patio hay una fuente de agua la que se abastecen los vecinos de la clínica. Al fondo los chalecos para la campaña de vacunación se secan al sol.Tras detectar un caso de polio en la zona de Koundoul, se activan las alertaras para llevar a cabo una campaña de vacunación. El guarda de la clínica coloca carteles por la zona para avisar a los vecinos de la inminente campaña.