Niños y fútbol: la futura afición no entiende la violencia en este deporte
Ni física ni verbal. Ningún tipo de agresión puede tener cabida y para conseguir respeto es necesario inculcar valores como la empatía y el respeto
“Cánticos nazis, insultos y ofensas sin castigo en el derbi de filiales de Barcelona”, “Como te pille fuera, te violo” o “¡Zorra, vete a fregar!” son recortes de prensa de sucesos acontecidos a lo largo de los últimos meses en el fútbol aficionado español. Gritos que no tienen lugar ni en el deporte ni en la sociedad en general: por ello, la Fundación LaLiga ha puesto en marcha la quinta edición del proyecto Futura Afición, una iniciativa dirigida principalmente a los escolares de entre 9 y 12 años, pero también a sus padres y familias, para “promover y fomentar los valores positivos del deporte en general, y del fútbol en particular; llegar a los más pequeños de forma que, jugando, interioricen valores tan positivos como la deportividad, el juego limpio, el trabajo en equipo, el compañerismo, la amistad, la tolerancia y la diversidad, que luego puedan además aplicar a su vida diaria”, cuenta Olga de la Fuente, directora de la Fundación LaLiga.
Ni física ni verbal: ningún tipo de violencia puede tener cabida en el deporte, y para conseguir que la futura afición sea respetuosa es necesario inculcar valores como la empatía y el respeto desde edades muy tempranas. Un objetivo en el que, recalcan desde la Fundación, el papel de los padres es fundamental. “Hay que educar también desde casa. Es muy triste ir a los partidos y ver cómo, desde la grada, se está echando todo por tierra mediante comportamientos de dos o tres que sí, son una minoría, pero que al final se les oye demasiado, y es una pena”, reflexiona Carlos Cañaveras, entrenador de fútbol y monitor del Futura Afición desde 2017. “Para mí, en edades tempranas y en el fútbol de cantera, es mucho más importante todo lo que tú estás trabajando en valores”.
Si en las cuatro ediciones anteriores se llegó hasta 24.000 escolares de entre tercero y sexto de Primaria, la intención en esta edición es alcanzar a otros 10.000 niños de aquí al uno de julio. Puede participar cualquier centro educativo de España, ya sea privado, público o concertado, solicitando la realización de una jornada con los monitores de la fundación o descargando las actividades disponibles en la web, “ya que cada vez tenemos mayor demanda de colegios y no podemos llevar la campaña a todos ellos en un mismo ejercicio”, confiesa De la Fuente. A través de un tutorial, la fundación explica los pasos para descargar e implementar esas actividades en los centros, pudiendo contactar con ellos en caso de necesidad.
Colegios como el Centro Público Integrado Ramón y Cajal, en Ayerbe (Huesca), que la semana pasada recibió la visita de una Fundación que, este año, ha hecho las delicias de los más pequeños al incorporar un novedoso componente tecnológico, gracias a sus gafas de realidad virtual y a unas tabletas con actividades de realidad aumentada, que servían para introducir una reflexión y un debate en el que los niños decidían qué comportamientos eran los más idóneos. Con las primeras, por ejemplo, experimentaron en primera persona la influencia de las actitudes y las palabras de la afición sobre el propio jugador o jugadora; con las segundas, y trabajando en equipo, se vieron inmersos en determinadas situaciones en las que tuvieron que tomar decisiones y observar sus consecuencias.
No fueron estos los únicos retos a los que se enfrentaron los pequeños, que también participaron en otros juegos cooperativos e incluso elaboraron cánticos para animar a su equipo y firmaron un compromiso de intenciones ante el futuro. Para Malena, que además celebraba ese día 12 años con un delicioso bizcocho de chocolate, las gafas de realidad virtual fueron lo mejor, “porque parecía que estaba flotando, y era muy guay”. Lo cual, por supuesto, no significa que, como el resto de sus compañeros, no disfrutara especialmente el momento en el que se pusieron los petos y salieron al campo a, cómo no, jugar al fútbol.
Además de las propias solicitudes de los centros, la Fundación también celebra jornadas de la mano de los clubes profesionales de Primera y Segunda división y los colegios con los que cada entidad tiene una mayor colaboración. Prácticamente han participado todos los clubes, y los pocos que aún no lo ha hecho, explica De la Fuente, serán los siguientes en desarrollar jornadas conjuntas, aunque recuerda que muchos de ellos ya realizan este tipo de formación en valores por su cuenta.
¿Impacto a largo plazo?
El impacto inmediato que unas jornadas de este tipo tienen en los niños y niñas es solo el comienzo. El principal objetivo es “que lleven ese cambio a casa, y que, con esta educación en valores también hagan reflexionar a padres, familias y a entrenadores fuera del centro escolar. La familia es donde se debería actuar más, con los padres formando un mismo equipo con los monitores y los profesores del colegio”, sostiene Cañaveras. “En estos dos últimos años se ha hecho mucho hincapié en la responsabilidad que tienen los niños en la toma de decisiones positivas y en la adquisición de valores como la empatía, el respeto, la tolerancia o la igualdad”.
Los niños, a juzgar por lo visto en Ayerbe, ya tienen claro las actitudes que no son bienvenidas. Unai, de Sexto de Primaria, recordaba “un compañero que tenía en tenis el año pasado, y al que el profesor no paraba de gritar. Y se sentía mal”. Alejandra, su compañera de clase, sabe lo que le diría a este tipo de personas: “Que piensen lo que están haciendo, porque a ellos no les gustaría que se lo hicieran”, mientras Mara añadía: “También hay que decírselo de buenas maneras, sin que se enfaden”.
Todas ellas pusieron también un énfasis especial en que el deporte debe ser igualitario, algo que más tarde recordarían también Lorena Almuzara y Andrea Estaún, jugadoras de la Sociedad Deportiva Huesca que acudieron al acto institucional con los niños: “Hay que normalizar una situación que sigue sin ser normal; aún sorprende que una niña diga que quiere ser futbolista. Pero ya está cambiando mucho, y no es raro ver a niñas jugando al fútbol en los colegios”, dice Almuzara.
Nunca se debe olvidar la permeabilidad de los más pequeños ante las actitudes que observan alrededor, aseguran desde la fundación. No solo la suya propia, sino también la de padres, familia y amigos que acuden a verlos jugar. “Al final, donde yo puedo actuar es con mi equipo de niños y con sus padres. Por ejemplo, al principio de cada temporada tengo una reunión donde hablamos de todos esos comportamientos, que tienen consecuencias”, afirma Cañaveras. “Y las que hagan falta, si estos comportamientos se repiten. Los clubes deben reunirse con los padres de sus equipos, y tener un reglamento bastante estricto con estas conductas”.
En esta misma línea, el área de Proyectos Deportivos de LaLiga pondrá este año en marcha su Escuela de Valores, una iniciativa dirigida a los padres de las canteras de los clubes profesionales, con el propósito de que “entiendan la importancia de todos estos valores frente a la competitividad extrema, que solo tenga en cuenta la competición y no la formación de sus jugadores”, recuerda De la Fuente.
Una liga verdaderamente genuina
Futura Afición no es el único proyecto que atesora la Fundación LaLiga. Otra de sus competiciones futbolísticas, la Liga Genuine, nació hace ya tres años y ha conseguido reunir, en su tercera edición, a 36 equipos de la Liga Santander y Smartbank, formados por personas con discapacidad intelectual. Un gran crecimiento para una pequeña liga que se desarrolla en seis fases repartidas por 4 sedes y que comenzó en 2018 con tan solo siete equipos.
Bajo el lema Compartir antes que competir, se trata de una competición maravillosa "de chicos excepcionales que nos dan una lección de vida y aportan un valor increíble tanto a la liga como a los clubes. Es un proyecto realmente integrador y socialmente responsable", afirma De la Fuente.
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