Christina Ricci cumple 40: por qué Hollywood no supo qué hacer con la adolescente más cautivadora de los noventa
Su papel de Miércoles en 'La familia Addams' aún sigue alimentando memes de Internet y su cruce a la madurez en papeles como 'Lo opuesto al sexo' es objeto de culto. Sin embargo, la carrera de la carismática actriz se diluyó en este siglo
Niñas prodigio que destacaron en el cine en años noventa y han seguido llevando una carrera prolija y digna entre el cine y la televisión hay bastantes. Están Thora Birch, Gabby Hoffman, Anna Chlumsky, Mena Suvari o Tina Majorino. Pero si Christina Ricci (Santa Mónica, California, 1980) es la más famosa de todas ellas sin haber tenido un éxito en años ni haber recibido reconocimientos especiales es porque su fama supera la pantalla. Con ese rostro que parece un cuadro viviente de Mark Ryden, un carácter fuerte que desde adolescentes le llevó a dar declaraciones explosivas y unos cuantos papeles que no arrasaron la taquilla pero se quedaron a vivir en el subconsciente del espectador incomprendido, Christina es una actriz, pero también un símbolo.
Ricci fue la última de cuatro hermanos nacida de (ojo, que esto es carne de libro de memorias) una exmodelo y un especialista en terapia primal, una forma de psicoterapia que mantiene que muchos de nuestros problemas vienen de traumas reprimidos de nuestros primeros años de vida, incluso del propio embarazo. Como su padre atendía en el sótano, la familia se pasó muchos años oyendo a gente chillando.
“El director se obsesionó con mis tetas. Ahora está cabreado porque he adelgazado y son más pequeñas”, dijo en 1999 tras su trabajo en 'Lo opuesto al sexo'
A los ocho años fue descubierta por un cazatalentos en una obra teatral navideña de su colegio en la que era protagonista. Este dato es puro tópico de Hollywood, pero lo bueno está en la historia de cómo Ricci consiguió ese papel principal. Según contó en 2008 a la revista New York Magazine, ese papel protagonista estaba entre ella y otro niño. Ricci urdió un plan a la altura de su imagen: empezó a burlarse de él de forma tan constante que un día el niño, harto, le soltó un guantazo. El niño perdió inmediatamente el papel, claro, que fue para Ricci. Para ser una actriz que estaba empezando en una función escolar, sus modales eran ya propios de Eva al desnudo.
Y el tópico de Hollywood continúa: tras algo de televisión y publicidad le llegó su gran oportunidad con diez años en Sirenas (1990), como la hija más joven de Cher y compartiendo también pantalla con Bob Hoskins y Winona Ryder. Y en 1991, con once años, fue Miércoles en La familia Addams, adaptación de los personajes creados por Charles Addams que recaudó en todo el mundo 175 millones de euros.
Ricci se llevó las mejores críticas de la película y dejó unas cuantas escenas y diálogos que siguen siendo carne de meme treinta años más tarde. “Miércoles está en esa edad en la que una chica solo tiene una cosa en la cabeza”, dice su madre Morticia a una vecina. “¿Chicos?”, pregunta ésta. “Homicidio”, responde Miércoles.
Habíamos visto a muchas niñas infernales en la pantalla, pero nunca habíamos querido que una fuese nuestra mejor amiga. Ese papel (que recuperó en una segunda parte en 1993) marcaría su carrera y su imagen pública. Y es curioso, porque al contrario que cualquier estrella, otras películas más taquilleras de la juventud de Christina Ricci (Sirenas y Casper) dejaron sus papeles menos recordados. Christina solo trascendía y solo parecía ser ella misma cuando el público reaccionaba espantado.
"¡La gente no dejaba de preguntar cosas a una chica de 17 años! Yo no tenía nada valioso que decir. No había vivido nada todavía, ¡dejad de pedirme opiniones! No sabía qué responder, así que respondía algo desagradable”
Christina Ricci en declaraciones a 'The Guardian'
El año 1997 fue uno extraño en el que se encontraron las dos Christinas, la que era capaz de atraer niños bien y a rebeldes solitarios. Ese año estrenó Un gato del FBI (que va, efectivamente, de un gato que ayuda al FBI a resolver un secuestro) y La tormenta de hielo (un drama sobre la soledad y el sexo en los Estados Unidos de los setenta en el que Christina Ricci conquistó a la crítica por un papel que Natalie Portman había rechazado por ser demasiado sexual). Tenía 17 años y había nacido la nueva Ricci.
Ese papel, el de adolescente respondona, a veces fría, siempre rebelde e imprevisible, lo perfeccionó en títulos como Lo opuesto al sexo, Buffalo ’66, Pecker (todas de 1998) o 200 cigarrillos (1999). También en la prensa. Hablando para Rolling Stone en 1999 sobre Lo opuesto al sexo, una comedia donde aparecía a menudo en bikini (ya en el póster, para empezar), dijo: “El director se obsesionó con mis tetas. Ahora está cabreado porque he adelgazado y son más pequeñas”. Esa entrevista también demostró la obsesión de los medios con el peso de Christina (sufrió anorexia de adolescente) y también recordó uno de los episodios que la persiguió durante años.
Un reportero le preguntó qué libro estaba leyendo y ella respondió que Les Enfants Terribles (la novela de Jean Cocteau que incluye a dos hermanos que comienzan una relación incestuosa). “Así que el periodista me dice: ‘Oh, incesto, ¿eh? ¿Te gusta el incesto?’. Y yo respondo: ‘Sí, es estupendo y natural, todo el mundo debería acostarse con sus hermanos”. A The Guardian daría otras declaraciones muy en línea de su personaje de dama oscura: “No tengo miedo a morir”.
Ricci no era muy diferente de sus personajes: le gustaba jugar con los adultos, retarlos, confundirlos, tal vez porque ella misma se sentía confundida al ser preguntada por el incesto a los 17 años. “Cuando era joven, muchas de las cosas extrañas que dije partían de que yo era consciente de que todo era extraño", explicó a The Guardian. ¡La gente no dejaba de preguntar cosas a una chica de 17 años! Yo no tenía nada valioso que decir. No había vivido nada todavía, ¡dejad de pedirme opiniones! No sabía qué responder, así que respondía algo desagradable”.
“Ningún niño debería estar sujeto a que los adultos lo critiquen, lo cuestionen, lo entrevisten o lo evalúen. Quiero hacer cosas de las que me enorgullezca y que no me hagan sentir explotada, que es como me sentí de niña”
Christina Ricci en declaraciones a 'Indiewire'
El problema es que cuando Ricci dejó de ser una adolescente y se convirtió en una adulta, ya nadie le preguntó nada. Y Hollywood no supo qué hacer con ella. Sleepy Hollow, de Tim Burton, estrenada en 1999, fue su último gran éxito.
La década de los 2000 fue confusa, aunque nunca dejó de trabajar. Prozac Nation (2001), la esperada adaptación a la pantalla de las memorias de Elizabeth Wurtzel, no estuvo a la altura de lo que todo el mundo esperaba. Con Woody Allen hizo una película menor dentro de su carrera, Todo lo demás (2003). En Monster (2003) encontró el favor de muchos críticos, pero toda la atención (y el Oscar) fue para Charlize Theron. Un intento de volver a conquistar el público adolescente en la película de terror La maldición (2005) se saldó con un fracaso de crítica y pública. Y otro de triunfar con una película de acción de altísimo presupuesto de las hermanas Wachowsky en Speed Racer (2008), también.
Christina empezó a alternar el cine con la televisión. En la pequeña pantalla tenía éxito cuando era una secundaria (en Anatomía de Grey o Ally McBeal) y causaba indiferencia cuando era protagonista (Pan Am, aquella serie de ABC sobre azafatas en los años sesenta que intentó en 2011 sumarse a la fiebre retro creada por Mad Men, fue cancelada tras una temporada). No ha dejado de trabajar y no ha perdido la fascinación que provocaba cuando era una mezcla entre adolescente gótica y bomba sexual, pero Ricci es uno de esos ejemplos de que a menudo la industria del entretenimiento exige a sus cachorros tener una personalidad muy marcada pero cuando alguien la tiene de verdad no sabe, simplemente, qué hacer con ellos.
Ricci también hizo lo que nadie esperaba en 2013: tener una vida completamente normal. Se enamoró de un cámara, se casaron y tuvieron un hijo llamado Freddie que tiene ahora cinco años. En una de sus últimas entrevistas, concedida en 2019 a Indiewire para promocionar la película televisiva Escaping the Madhouse: The Nelly Bly Story, Ricci dijo: “Ningún niño debería estar sujeto a que los adultos lo critiquen, lo cuestionen, lo entrevisten o lo evalúen. Quiero hacer cosas de las que me enorgullezca y que no me hagan sentir explotada, que es como me sentí de niña”.
De todos los finales posibles para Ricci, tal vez este es el más feliz. Mientras tanto su rostro infantil, sus frases mordaces y su ceño fruncido en La familia Addams vivirá siempre en todos los memes de Internet.
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