Esto es lo que puede hacer la magia por tu hijo
Esta disciplina artística ayuda a los niños y adolescentes a mejorar sus capacidades psicomotrices y mejora su comunicación y autoestima
La escuela de Ana Tamariz educa a sus alumnos en los mismos valores que le inculcó su padre Juan Tamariz. En un momento en que los espectáculos de magia llenan las carteleras de toda España vamos al origen de magos tan conocidos como Jorge Blass. Se abre el telón... Bueno, más bien en las aulas de esta escuela no hay telón. Eso no quita que todo tenga que suceder como en una función de verdad. Tenemos una pequeña presentadora que introduce al joven ilusionista. El público de esta tarde además de la 'infiltrada' visita de Mamás y Papás serán los alumnos adultos de esa casa mágica en que se ha convertido desde hace más de tres décadas la Escuela de Magia de Ana Tamariz en Madrid.
“El amor por el arte de la magia me lo inculcó mi padre”. Ana Tamariz no recuerda el momento en concreto en que se empezó a ilusionar por la magia. Habría que viajar a esos momentos en que veía a su padre, el célebre Juan Tamariz, haciendo juegos de magia en casa con amigos. Allí ella se convertía en una inestimable pequeña colaboradora. Su madre fabrica juegos de magia y la joven Ana viajaba con sus padres a los congresos mágicos. Parecía que todo hacía pensar en que sería maga, pero finalmente la vida tenía preparada una sorpresa para ella.
Tamariz, un apellido que marca. La docente mágica admite que el apellido Tamariz la marcó en sus inicios. Tanto que decidió dar un ligero cambio de rumbo en su carrera en el mundo del ilusionismo. Quería ayudar a todos esos amigos que se encontraban perdidos para saber cómo empezar en la magia. Nacía así la Escuela de Magia de Ana Tamariz, un lugar de encuentro para las nuevas generaciones de magos.
“Mi padre tiene una escuela de pensamiento que quiero transmitir tanto a los profesores como a los alumnos”. Para Tamariz, resulta esencial que los primeros que conozcan el funcionamiento de su método sean los docentes. Algunas de esas directrices para ellos se basan en el amor por el arte mágico más allá del afán por el simple triunfo, que se conseguirá con el ensayo y la preparación. Un valor, el del esfuerzo, el de sacar adelante un truco, que sin duda llega y cala también en sus alumnos más pequeños que los fines de semanas disfrutan en las aulas de la escuela.
El gran truco. Cuando un nuevo alumno se apunta a las clases, Ana Tamariz tiene una particular fórmula para descubrir quién de verdad será un gran mago de mayor. Ante la pregunta, ¿Qué es lo que más te gusta de la magia? De repente, un peque dice qué ensayar: “Ese será un gran mago, sin duda”, comenta satisfecha Tamariz que cree firmemente en que el arte mágico está lleno de enseñanzas y valores para los más pequeños de la casa.
“Los niños vienen a jugar a las clases”. Las niñas y niños disfrutan desde que se abren las puertas del aula. El profesor les hace un juego de magia que tendrán que reproducir. Algo importante que ocurre entonces es que aprenden a ser espectadores: “Cuando veo a un niño que no es capaz de estar en su butaca viendo un show es que no les han educado para saber concentrarse e incluso aplaudir al final de la función”. Después de ello, les enseñan el truco. A este respecto, Tamariz comenta el caso de un niño muy pequeño que sabía ya muchos trucos: “Cuando estábamos haciendo la varita, se me acercó y me dijo: ¡Ponle magia de verdad! Aún creía en la magia en el fondo. Yo les dije a sus padres que debían llevarlo a ver espectáculos antes de conocer todos los trucos y quitarle la ilusión”, comenta Ana Tamariz en su escuela madrileña.
Los valores que inculca la magia.
Para la hija de Juan Tamariz son esenciales las capacidades psicomotrices en la enseñanza mágica. De hecho, los niños tienen que crear los objetos que usarán en sus trucos: “De esta manera, conocen ya de primera mano el objeto y les genera seguridad para ejecutar el truco”. Son las mamás y papás de adolescentes los más agradecidos a este respecto, ya que ven cómo sus hijos huyen del alcohol para concentrarse en la magia y sustituyen las maquinitas por juegos de cartas.
Algo importante también es que gracias a las clases aprenden a hablar en público, algo que les va a valer toda su vida para enfrentarse a exposiciones en el colegio y en el trabajo cuando sean adultos. El miedo escénico desaparece para los debutantes magos por el hecho de que el aula se convierte “en su particular sala de juegos a la que invitan a otros alumnos”. En definitiva, comenta Tamariz que “llevo muchos años ayudando a quitar la timidez de muchos niños”.
Canteras de magos
“Me sigo emocionando viendo a un exalumno actuar. Soy un poco madraza”. Dentro de la actual multiprogramación de espectáculos de magia se esconden muchos antiguos alumnos de Ana Tamariz. El caso más cercano es el del mago Manu Vera. El actual jefe de estudios de la escuela combina un espectáculo familiar, Oeste Mágico, en la Sala Galileo Galileo, con su show mágico en la Chocita del Loro. El ilusionista entró en la escuela en el 2000. Uno de los nombres más reconocibles es el de Jorge Blass, que actualmente gira con su espectáculo Invención tras triunfar en el Teatro Marquina. El ilusionista se enamoró de la magia con los fascículos y el programa televisivo de Juan Tamariz y gracias a la dueña de Magia Estudio conoció la escuela de Ana Tamariz, que le cambió la vida.
Juan Tamariz reabrió las puertas de la magia en los teatros. Todo este boom de la magia en teatros tuvo un claro antecedente en las manos mágicas de Juan Tamariz. Fue en el año 1994 cuando el veterano ilusionista apostó por llevar de nuevo la magia a los espacios escénicos: “El primero que lo hizo fue el Teatro Sanpol, al que le estamos muy agradecidos”. Era tan poco el público adulto que acudía a ver magia que recuerda como un día su padre decidió subir al público al escenario de un teatro que ha apostado también por la magia de forma constante en su programación. Tal es así que los días 22 (12horas) y 23 de febrero (12 y 17:30 horas) se podrá disfrutar de Déjà Vu, el nuevo show de Mag Edgard, flamante ganador de Pura Magia (TVE). El ilusionista lo define como “un mundo lejano, inexplorado, impreso y escrito con la tinta de lo imposible... un lugar donde si llevas tu infancia contigo nunca envejecerás”.
El efecto negativo de Hogwarts.
Hace unos años, todos los niños querían ser Harry Potter y la escuela se llenó de nuevos alumnos y toda la prensa quería hacer reportajes sobre la misma. Ahora bien, se quedó en algo anecdótico y es que Tamariz no recuerda ningún mago que se haya convertido en tal por influencia de J.K. Rowling. Lo que sí recuerda es el efecto negativo del furor pottermaníaco: “Se compraban muchas lechuzas que se terminaban abandonando. Nosotros les recomendábamos una ONG con la que hicimos funciones benéficas”. Afortunadamente, el efecto del niño mago pasó, pero el interés por los peques por la magia sigue presente como demuestran las aulas de esta escuela sita en la madrileña zona de Ventas. Así que, ¡Tranquilos!, hay magia para rato.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.