Gloria, la enésima borrasca devastadora
Al margen de fenómenos climáticos imposibles de controlar, lo cierto es que la mayoría de municipios y otras administraciones han incumplido la Ley de Costas. Las construcciones masivas y descontroladas a escasos metros de las playas por todo el litoral español —algunas incluso ganándole terreno al mar—, igual que en muchas rieras y ríos, sumado a los grandes temporales cada vez más frecuentes, son una combinación fatal. Las consecuencias ahora son más trágicas de lo que serían de no haberse producido la brutal especulación urbanística que ha proliferado en este país durante décadas. La emergencia climática obliga por tanto, entre otras medidas, a revisar la ley y a plantearse la deconstrucción de toda aquella edificación levantada dentro de los márgenes prohibidos, o incluso endurecerla ampliando la distancia mínima de zonas urbanizables con respecto a la línea de mar y los cauces de los ríos.
José Manuel Fernández-Arroyo Castellano. Barcelona
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