Pronóstico
No sabemos el grado de éxito que el lenguaje inclusivo conquistará en el futuro, aunque no tengo la menor duda de que su oposición está condenada al fracaso
Les propongo un ejercicio muy sencillo. Abran su navegador, tecleen “Carmen Polo de Franco”+“Presidenta” y estudien los resultados. En primer lugar encontrarán seguramente —gracias a la magnífica hemeroteca digital del diario Abc— una noticia del 20 de junio de 1952. La esposa del Caudillo, presidenta de honor de Cruz Roja Española, visitaba Barcelona. La palabra clave es, por supuesto, presidenta. En 1952 la paridad no existía ni siquiera como concepto teórico, pero cuando una mujer llegaba a la cúspide de una organización no era su presidente, sino su presidenta. Al hablar de la esposa del Caudillo, no se consideraba que el masculino la representara. Y no pretendo discutir la condición neutra del término “ente”, pero sí me atrevo a apuntar que no existe el artículo neutro en español. Sin embargo, la solución no sería que la RAE recomendara desdoblar el artículo, porque la expresión “la presidente” chocaría frontalmente contra la costumbre de los hablantes, en 1952 y mucho antes. Por otra parte, la Constitución no es un texto cualquiera. En la medida en la que aspira a representar, amparar y garantizar los derechos de la ciudadanía de este país, creo que desdoblar los sujetos de las frases que aluden a todos los habitantes de España sería una medida justa, pertinente y oportuna, muy alejada de ciertas propuestas radicales que han sembrado estupor en la sociedad. Todavía no sabemos el grado de éxito que el lenguaje inclusivo conquistará en el futuro, aunque no tengo la menor duda de que su oposición está condenada al fracaso. Y la violenta grosería con la que en todos los órdenes, verbal, personal, moral e intelectual, se manifiestan sus enemigos, no logrará otra cosa que acelerar un triunfo inevitable.
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