Esta es la ciudad ideal para los niños con autismo
En Europa, de uno de cada 100 nacimientos, nace un niño con este trastorno. Los chicos tienen más posibilidades de presentarlo y se suele diagnosticar antes de los cuatro años
Hacer de las ciudades unos lugares accesibles para los adultos y niños con autismo creando iniciativas que mejoren su calidad de vida, señalizando espacios públicos; diseñando edificios para que sean más comprensibles, y mejorar o adaptar los textos informativos a formatos fáciles de leer, o controlando las condiciones ambientales. Todos son proyectos que se están llevando a cabo en algunas ciudades para las personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) y así conseguir que sus calles y sus servicios sean un poco más accesibles.
El TEA es un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en dos áreas principalmente: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Se estima que uno de cada 59 niños lo presenta, según datos de 2018 del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), referente mundial. Las cifras en Europa, estiman que en uno de cada 100 nacimientos, nace un niño con TEA. Los chicos tienen más posibilidades de presentarlo y se suele diagnosticar antes de los cuatro años, aunque los últimos avances científicos sitúan esta edad a los dos.
Las personas con TEA presentan dificultades en la comunicación e interacción con los demás, así como en la flexibilidad del pensamiento y en la conducta. En ocasiones, algunas personas con TEA (aunque no todas) pueden ser muy sensibles a determinados estímulos como los sonidos, lo que puede dificultar su día a día en pueblos y ciudades dominados por el ruido. ¿Cómo sería la ciudad ideal accesible para adultos y niños con autismo?
Según describe la Confederación Autismo España, la accesibilidad universal es considerada, según la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, como “la condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos, instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible”. Esto incluye tres tipos de accesibilidad: la física (que permite la utilización a aquellas personas con diferentes necesidades de movilidad), la sensorial (que facilita el uso a personas con necesidades específicas de visión o audición) y la cognitiva, especialmente relevante en los casos de personas con TEA, asegura Cristina Gutiérrez, psicóloga de la Confederación de Autismo España.
Desde un punto sensorial, Gutiérrez propone medidas como la disminución del ruido o favorecer que haya luz natural dentro de los edificios públicos: “No todas las personas con autismo tienen baja tolerancia a los estímulos sensoriales pero, en cambio, en las dificultades cognitivas sí que afectan a todos”, resalta la experta. Por ello, la primera medida para conseguir que una ciudad fuera accesible desde un punto de vista cognitivo para las personas con TEA, la ideal, es que se construya pensando en ellas: pero dentro de las opciones que tenemos, lo importante es investigar sobre qué necesitan estas personas, “como diseñar los edificios para que sean más comprensibles, para que se entienda cómo nos debemos desplazar u orientar en ellos; adecuando la señalización a su manera de entender el mundo u organizando los pisos en función de las actividades y pintando, por ejemplo, cada piso de un color”.
“Las personas con TEA entienden mejor las cosas desde lo visual, prosigue, por lo que usar recursos gráficos como pictogramas favorece mucho su comprensión. Eso sí, estos deben estar estandarizados y ser universales”. También sería muy adecuado el uso de la lectura fácil, que simplifica el lenguaje y contenido de, por ejemplo, textos administrativos, “algo que no solo facilita la vida a las personas con autismo, sino a todos”.
Para la psicóloga, para incluir alguna medida de accesibilidad “es necesario que vaya acorde con la regulación, cumpla la normativa existente, se haya ensayado con personas con TEA y se haya aprobado por las distintas administraciones. Lo importante es que la medida sea eficaz y segura para las personas que vayan a usarlas”. Según mantiene, la accesibilidad cognitiva debe ser constante. Otra de las medidas que propone la experta es la formación: “Que las personas que trabajan en los edificios públicos sepan cómo comunicarse con las personas con TEA favorece que comprendan y entiendan el funcionamiento de un museo, de un hospital, de un colegio”.
Por último, Gutiérrez mantiene que para conseguir una accesibilidad total de estas personas es fundamental la información, “que la gente sepa qué es el autismo, algo esencial para su inclusión real. Y en esto ayuda mucho, por ejemplo, la educación en las primeras etapas”.
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