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Cómo las series extranjeras están rompiendo tabúes sobre Iglesia y sexo (y por qué en España aún no nos atrevemos)

‘Fleabag’, 'The New Pope', 'Drácula' y otras ficciones introducen en sus tramas a curas, papas y monjas canallas y viciosos. Lo más parecido aquí es 'La que se avecina'

Jude Law y Javier Cámara en 'The Young Pope', serie dirigida por Paolo Sorrentino que presenta a un Papa como nadie lo había hecho en la ficción. En vídeo, tráiler de 'The New Pope'.

En la última edición de los Critics Choice Awards (premios entregados por la crítica a lo mejor en televisión) el pasado 12 de enero, Phoebe Waller-Bridge, creadora y protagonista de la serie Fleabag, confesó al recoger su galardón a Mejor Actriz de Comedia –también se lo llevó la serie– que para crear al clérigo interpretado por Andrew Scott se había inspirado en Jennifer Lopez. Todo el mundo arqueó una ceja y esperó las explicaciones. "Decidí que su canción favorita fuera Jenny from the block, algo que me dio pie para desarrollar todo el personaje", justificó Waller-Bridge. Y le salió un cura barriobajero, rebelde y seductor. Sus padres eran alcohólicos y su hermano, un pedófilo. Apodado en redes sociales ‘sacerdote buenorro’ (‘hot priest’), llega a acostarse con la protagonista, que aparece en el póster de promoción de la serie emulando a una virgen rodeada de ángeles. Ambos no dejan de ser personas con carencias, imperfectas.

El cura de 'Fleabag' no es el único caso que ofrece una visión irreverente de los miembros religiosos. Paolo Sorrentino ha tratado el tema en la serie 'The Young Pope', con un Jude Law tan sexy y divertido como sarcástico y ultraconservador

El pastor, que cree que "el amor no es para gente débil" y que la única relación verdadera y que nunca le fallará es la que tiene con Dios, no solo tiene atractivo físicamente: es divertido, tiene encanto. “Es realmente bueno en su trabajo, pero el problema surge cuando se enamora de alguien”, explicaba el actor Andrew Scott en una entrevista en The Guardian, convencido de que la trama se acogió de forma tan positiva porque “hay una crisis entre los jóvenes que se unen a la iglesia. Hay que discutir sobre si es válido casarse o tener un compañero. El tipo de mojigatería con el que la iglesia habla sobre la sexualidad es algo que la gente rechaza”. Y de ello, casualmente, se está hablando estos días, del celibato opcional y de la ordenación de hombres casados. Un tema que parece haber enfrentado al papa Francisco con el papa emérito Benedicto XVI. No sería de extrañar que Netflix aprovechara la coyuntura para una secuela de su reciente película Los dos papas.

El cura de Fleabag no es el único caso que ofrece una visión irreverente y canalla de los miembros religiosos. El alabado por la crítica Paolo Sorrentino ha tratado el tema en la serie The Young Pope, con un Jude Law tan sexy y divertido como sarcástico y ultraconservador. En la segunda entrega, el director italiano va un paso más allá, pues The New Pope (que se acaba de estrenar) expone más explícitamente las contradicciones de ser sacerdote (o monja). El cardenal Assente, que le confirmaba al entonces papa Pio XIII (Law) que era homosexual, en esta temporada se siente atraído por el monseñor Gutiérrez (Javier Cámara), que, a su vez, mantiene relaciones con un joven.

Phoebe Waller-Bridge se enamora de un cura, interpretado por Andrew Scott, en la segunda temporada de 'Fleabag'. En vídeo, tráiler de la serie.

La apertura de cada episodio cambia, mostrando a un grupo de novicias en ropa de cama bailando al pie de una cruz de neón, desmelenándose. Una de ellas lava a Pio XIII, que permanece en coma. Tanto le excita la acción a ella que se masturba. Y qué decir del tráiler de The New Pope: Jude Law con un estrecho bañador Speedo mientras recorre la playa del Lido. El cameo de Sharon Stone, haciendo de sí misma y discutiendo sobre la homosexualidad dentro de la iglesia, es una de las secuencias seriéfilas del año: rememora el cruce de piernas de Instinto básico, obliga a los eclesiásticos y al nuevo Papa (John Malkovich) a mirar hacía otro lado. La provocación está servida, siempre de una forma elegante, eso sí. Con tramas que, en realidad, no ofrecen respuestas al debate. Como decía Ben Travers en su crítica en Indiewire, “incluso los discursos largos no son tomados como si fuera el evangelio. Esto no es una religión. A diferencia de la iglesia, aquí te animamos a reír”.

¿Qué pasaría si estas series con estas escenas se emitieran en una cadena en abierto en España? ¿Resultaría ofensivo? Bob Pop, crítico de televisión y subdirector de Late Motiv (#0 de Movistar), traza para ICON la, a su juicio, principal diferencia: una cosa es la televisión de pago y y otra en abierto. “El elemento fundamental en la televisión en abierto, como Telecinco, Antena 3… es que está sujeta a la conversación y al linchamiento, mientras que la televisión de pago, no. Esa barrera del pago es casi una calificación. Tú vas a buscarlo, cuentas con más información, más preparación ante lo que te vas a encontrar. Sin embargo, en abierto te lo encuentras de sopetón: lo que haya de ofensa para algunos vendrá dado porque es algo invasivo. La televisión generalista entra en mi casa sin permiso, mientras que yo soy en el que entro y busco las cosas en la de pago”, argumenta.

¿Qué pasaría si estas series con estas escenas se emitieran en una cadena en abierto en España? El especialista Bob Pop traza para ICON la principal diferencia: una cosa es la televisión de pago y otra en abierto

Si en los años 80 algunos se rasgaron las vestiduras con el amor imposible sufrido por un atractivo sacerdote con la cara de Richard Chamberlain en la icónica El Pájaro Espino, ahora lo normal es divertirse con ciertos estereotipos surgidos, por ejemplo, del cómic, como el rockabilly tatuado de Preacher; el detestable (por cobarde) padre Gabriel, de The Walking Dead, o el reverendo al que le gusta más una timba que un exorcismo de Outcast, estas últimas ambas de Robert Kirkman. En la recién estrenada en España Evil (de los ácidos creadores de The Good Fight y The Good Wife), uno de los protagonistas, Mike Colter, se prepara para el sacerdocio, lo que no es óbice para que se drogue, tenga alucinaciones y confiese su adicción al sexo.

En España, hay que remontarse, por ejemplo, a 7 vidas. En un episodio aparecía un cura que mantenía una relación sexual con una mujer.

Natxo López, guionista de aquella serie, recuerda el episodio para ICON: "Telecinco nunca nos dijo nada, casi nunca lo hacía. Pero nosotros mismos habíamos sido muy cuidadosos delimitando muy bien hasta dónde se podía llegar y eso que éramos una serie bastante transgresora para la época, inicio de los 2000”.

Creador de la serie dramática Perdida, que acaba de estrenarse en Antena 3, Natxo López nos informa de un contratiempo en el rodaje en Colombia, con una escena en la que sobornan a una monja. “Nos denegaron el permiso de rodaje porque la monja cometía un pecado dentro de la casa del Señor. Así que tuve que reescribir la secuencia, con la monja aceptando el soborno fuera del templo”. También sale a colación la “censura inversa”: hay creadores a los que todo este asunto les parece “anticuado y casposo, poco cool”. Pero, dice López, depende de cómo lo enfoques: “Preparo una serie con un cura rojo que pelea por la justicia social en un barrio deprimido. Y he detectado cierta reticencia en aquellos a los que les da respeto la idea de abordar abiertamente un tema con un punto de partida controvertido, como es el de un clérigo comunista”.

Richard Chamberlain interpretaba a un atractivo sacerdote que vivía un amor imposible con Rachel Ward en 'El Pájaro Espino'.
Richard Chamberlain interpretaba a un atractivo sacerdote que vivía un amor imposible con Rachel Ward en 'El Pájaro Espino'.

Hace unas semanas, la serie La que se avecina se atrevió con la primera monja transexual de la televisión española, que se fugaba con un cura en uno de los episodios. Así lo analizó el actor Jordi Sánchez, que interpreta a Antonio Recio, en una entrevista a Prnoticias: “La sociedad está crispada, se enfada por todo. La gente tiene la piel muy fina, pero no pasa nada, es comedia. La Iglesia no es el sector más moderno precisamente, espero que se lo tomen bien”. ICON se ha puesto en contacto con la Conferencia Episcopal para obtener una opinión sobre este tema sin obtener respuesta.

Más casos: el cínico padre Jude (Rob Lowe) que apaga su cigarro en la pila bautismal en Tú, yo y el Apocalipsis, o en American Horror Story: Asylum, donde Joseph Fiennes, el monseñor que aspiraba a Papa, acaba estrangulando con un rosario a una paciente ninfómana (tal cual). En esta antología terrorífica, su creador, Ryan Murphy, uno de los productores de series más poderosos, siempre logra epatar, especialmente, con los personajes femeninos empoderados, como lo fue el de Jessica Lange (y su fusta), una monja sádica, una dominatrix enamorada del monseñor, que hace y deshace en ese manicomio lleno de perturbados.

“La sociedad está crispada, se enfada por todo. La gente tiene la piel muy fina, pero no pasa nada, es comedia. La Iglesia no es el sector más moderno precisamente, espero que se lo tomen bien” Jordi Sánchez, Antonio Recio en 'La que se avecina'

En Asylum se mezclaba religión y sexo, tortura y locura, muerte y destrucción… del alma. El súmmum de la visión crítica de la religión católica, del choque más explícito entre religión y ciencia, en la que los extraterrestres (había hasta aliens, sí) representaban, según Murphy, a Dios. “Los sectores católicos no deberían indignarse con la serie. Mostramos a personas devotas del catolicismo y que creen en sus poderes. Las personas religiosas de la serie intentan hacer lo mejor en un mundo difícil”, explicó Murphy a Entertainment Weekly.

Si echamos la vista atrás hablando de monjas, ya en Los Soprano, el mafioso Paulie (el de las canas en las sienes) descubría que su verdadera madre era una monja. Y en House, el doctor Chase (el guapo Jesse Spencer) se acostaba en la octava temporada con una novicia en plena fase de duda.

Pero si hay que destacar a una de las siervas de Jesús más peculiares es la del nuevo Drácula (BBC/Netflix), que habla de su fe con bastante ligereza y cinismo, preguntando incluso a un hombre, víctima del conde, si ha mantenido relaciones sexuales con él. Steven Moffat y Mark Gatiss, creadores también de Sherlock, contaron a The Times que respetaron los temas cristianos del libro de Bram Stoker, a pesar de ser “una pareja de ateos”, ya que explicar la crisis de fe experimentada por Agatha sin ellos hubiera sido algo inapropiado. “En nuestro mundo moderno está muy bien descartarlo, pero en tiempos más aterradores, ese icono de moralidad –la cruz– construyó una civilización”, dijeron.

Las redes sociales y la apisonadora Netflix también han cambiado el juego. Una de las últimas polémicas tuvo que ver con la comedia La primera tentación de Cristo entre sectores conservadores de Brasil al mostrar a un Jesús gay. A pesar de emitirse en una plataforma de pago, la conversación ganó peso al viralizarse en Twitter, con las opiniones de defensores y detractores. La libertad de expresión prevaleció. Hace unos días el Supremo brasileño finalmente anuló la orden judicial que pedía retirar el filme de la plataforma.

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