Devastación austral
Es necesario considerar lo ocurrido en Australia como una advertencia de lo que el cambio climático puede provocar
Los tremendos incendios que han asolado Australia en los últimos meses han tenido efectos devastadores para las especies animales del continente, la mayoría endémicas y muchas de ellas en situación de vulnerabilidad o en peligro de extinción. Además de las 28 víctimas mortales y de las enormes pérdidas económicas y materiales, el fuego ha causado la muerte de más de mil millones de animales, sin contar insectos, según una estimación de la Universidad de Sídney, y ha tenido un impacto enorme sobre el hábitat. Australia es uno de los siete países que Naciones Unidas sitúa en la categoría de megadiversidad, lo que significa que albergan el 70% de la biodiversidad del planeta.
Aunque el fuego forma parte del ciclo climático natural australiano, nunca había alcanzado estas proporciones: ha calcinado ya 10,3 millones de hectáreas, una superficie mayor que Portugal. El sector ganadero, que aporta 11.000 millones de euros anuales a la riqueza del país, ha perdido 100.000 cabezas de ganado y las explotaciones han quedado devastadas. Mucho más difícil de evaluar es el impacto sobre la fauna silvestre. La intensidad de los fuegos y la rapidez de propagación, con frentes que llegaron a alcanzar 100 kilómetros, impedía que los animales pudieran huir. Pero los incendios no solo matan a causa de las llamas y el humo. También destruyen el hábitat de manera que los que sobreviven quedan en una situación de extrema vulnerabilidad. Muchos de ellos acaban muriendo de hambre o como consecuencia de la ruptura del equilibrio entre depredadores. Las medidas para facilitar agua y comida a los que han sobrevivido tendrán un impacto muy limitado.
En diciembre de 2019 se batió dos veces el récord de temperatura más alta: 40,9 y 41,9 grados centígrados, pero el propio efecto de los incendios elevó las temperaturas por encima de esos valores en muchos lugares. Han quemado bosques que tardan entre 100 y 200 años en crecer y eso va a afectar gravemente a las condiciones de vida de muchas especies, algunas de las cuales ya estaban en peligro de extinción. La comunidad internacional debe colaborar con Australia en la protección de la biodiversidad. Pero lo más grave de la situación es que estos incendios, consecuencia del cambio climático, van a contribuir a agravarlo. Se estima que han liberado a la atmósfera más de 400 millones de toneladas de CO2, el equivalente a todo el carbono emitido por la actividad industrial de un país como el Reino Unido en un año.
Aunque esté en las antípodas, lo ocurrido en Australia nos afecta directamente. Es necesario considerar lo ocurrido como una advertencia de lo que el cambio climático puede provocar en las zonas de alto riesgo como el Mediterráneo, que tiene un ecosistema muy parecido, y tomar medidas antes de que sea demasiado tarde.
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