Leonardo DiCaprio salva a un hombre de morirse ahogado en el Caribe

Leonardo DiCaprio (Los Ángeles, 1974) se sacrificó en Titanic. Han pasado casi 25 años del estreno de la película, pero el final todavía hoy es motivo de burla y controversia: ¿Había espacio de sobra para Jack y Rose en ese tablón? Con esta imagen tan asentada en el colectivo popular, es fácil imaginarse al actor estadounidense surcando las aguas para salvarle la vida a alguien. Así lo hizo durante sus vacaciones navideñas. El actor, que esa vez contaba con más recursos que un simple pedazo de madera, ha salvado a un hombre de ahogarse en altamar.

El suceso ocurrió durante la tarde del 30 de diciembre, aunque no ha sido hasta estos días cuando ha trascendido a los medios. Según informaba el periódico The Sun, el protagonista de Érase una vez... en Hollywood estaba disfrutando de las fiestas junto a su novia, Camila Morrone, y unos amigos en el Caribe. Fue entonces cuando el capitán del barco en el que navegaban, cerca de la isla de St. Barths, recibió una señal de socorro: un trabajador de los cruceros Club Med, en estado de embriaguez, se había caído por la borda y llevaba 11 horas desparecido en la zona de St. Martin. El actor insistió en cambiar la hoja de ruta y, a pesar del estado tormentoso del mar, tratar de rescatarlo.

"Fueron los únicos que respondieron al aviso y su única oportunidad para salvarse, a pesar de estar a horas de distancia", relataba al medio británico una fuente cercana al actor. Tras horas de navegación, cuando faltaba una hora para anochecer, DiCaprio y sus amigos consiguieron localizar al joven, un chico francés de 24 años llamado Victor, que flotaba en el mar medio inconsciente y deshidratado. "Leonardo DiCaprio llevó su cegadora interpretación a la vida real. Le salvó la vida a un hombre que, contra todo pronóstico, había conseguido sobrevivir durante once horas en el mar".

La aventura desde luego terminó mejor que Titanic. El actor y sus acompañantes le proporcionaron agua, comida y ropa seca para que se fuera recuperando poco a poco. Una vez estable, el joven sería llevado a los guardacostas, donde esperaba un equipo de emergencia. Una auténtica hazaña que el propio capitán del barco definió como "una oportunidad entre mil millones, como ganar la lotería dos veces".