_
_
_
_

La flor más grande del mundo huele a cadáver

El ejemplar de 'Rafflesia tuan-mudae' mide 111 centímetros de diámetro y se encuentra en la isla indonesia de Sumatra

Una flor de la misma familia que la 'Rafflesia tuan-mudae', en Sumatra (Indonesia).
Una flor de la misma familia que la 'Rafflesia tuan-mudae', en Sumatra (Indonesia).Getty

"Buenos días con flores". Manuel Peinado, catedrático de la Universidad de Alcalá y doctor en Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid, envía cada mañana una flor distinta en un grupo de WhatsApp desde hace dos años sin haberse repetido nunca. "Quiero que la gente se despierte con una bonita noticia. Es una manera de alegrar el día", cuenta. El martes 7 de enero fue el turno de la Rafflesia tuan-mudae, la flor más grande del mundo que se ha etiquetado hasta ahora. La flor que despierta la curiosidad de sus amigos tiene un diámetro de 111 centímetros y nació la primera semana de 2020 en el área de conservación de la naturaleza de Maninjau en la isla Sumatra de Indonesia. La planta desprende durante su floración un olor repugnante de carne podrida, parecido al de un cadáver, para atraer las moscas carroñeras que la polinizarán.

Es una línea evolutiva impresionante con un desvío brutal y creo, además, que es uno de los ejemplos de gigantismo más extremos en el reino vegetal

Esta flor parásita, que se parece a un champiñón gigante, tiene una vida de unos cuatro a cinco días antes de marchitarse. Tiene cinco pétalos rojizos, ninguna hoja, pesa más de 10 kilogramos y es cuatro centímetros más grande que la que se encontró en la misma planta hospedadora en 2017. Aina S. Erice, autora de El Libro de las plantas olvidadas (Ariel, Grupo Planeta, 2019) y bióloga especializada en el reino vegetal, explica que esta talla descomunal se debe a la salud de la planta de la que se aprovecha, que suele ser del género Tetrastigma, una especie que crece solo en bosques del sureste asiático. La planta no produce clorofila y roba los recursos de la otra planta, mediante una transferencia de su material genético, para desarrollarse. “Formar una flor de este tamaño es muy costoso. Desconozco si existe un límite, pero sé que en un momento cambiaría demasiado la existencia de la planta y ya no será viable”, comenta.

La científica precisa que estos órganos solitarios se forman en ambientes “extremadamente diversos”, en ecosistemas de selvas todavía inexplorados en comparación con las zonas del Mediterráneo. Otra de las curiosidades que cuenta Erice es que descienden de la familia de las flores de Pascua, que son pequeñas y rojas. “Es una línea evolutiva impresionante con un desvío brutal y creo, además, que es uno de los ejemplos de gigantismo más extremos en el reino vegetal”, confiesa.

La historia del descubrimiento

Las 39 flores de la especie Rafflesia tienen una historia que se remonta a los siglos XVIII y XIX y se divide en dos caminos que hicieron avanzar la ciencia en paralelo: el viaje de Louis Auguste Deschamps, un botánico francés miembro de una expedición científica a Asia y el Pacífico en 1797 y el descubrimiento de los británicos Joseph Arnold y sir Stamford Raffles, en 1818.

Sin embargo, en una época de guerras y conquistas, las muestras del curioso espécimen recuperadas por los franceses fueron confiscadas por los británicos, según cuenta Peinado en su blog Sobre esto y aquello. Fue en 1954 cuando el Museo de Historia Natural de Londres dio a conocer toda la información que se había quedado en la sombra. El curioso espécimen era una Rafflesia Patma. Pero su prima, la Rafflesia Arnoldi, pese a haber sido encontrada más tarde, fue reconocida y descrita oficialmente en 1821 por Robert Brown, un botánico escocés formado en la Universidad de Edimburgo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_