Azucena Hernández, la actriz que ha muerto a los 59 años y fue pionera en reivindicar la eutanasia en España
Se hizo popular en los años ochenta en la época del cine del destape y ha fallecido después de 33 años atada a una silla de ruedas tras sufrir un accidente por el que quedó tetrapléjica
La intérprete Azucena Hernández nació en Sevilla el 22 de marzo de 1960 y a los 17 años fue elegida Miss Cataluña. Los comienzos de su carrera como actriz coincidieron con la Transición y el inicio de la democracia en España y con aquella época en el que el cine de destape triunfó en el país como reacción a los años de dictadura y censura. Aunque sus primeros trabajos como intérprete fueron en el teatro, en 1977, pronto el cine llamó a su puerta y Hernández se convirtió en una de las actrices que nutrió títulos como Las eróticas vacaciones de Stela, Playboy en paro, Adulterio nacional, El erótico enmascarado, Bacanal en directo o Don Cipote de la Manga.
También trabajó con el cómico Mariano Ozores en películas como ¡Que vienen los socialistas! (1982) o Todos al suelo (1982) y tuvo pequeños papeles en La estanquera de Vallecas (1987), de Eloy de la Iglesia, en El retorno del hombre lobo (1980), de Paul Naschy, en revistas musicales como Las Leandras y en grabaciones de zarzuela.
Su carrera fluía como tantas otras y era un rostro popular entre las actrices de la época. Acababa de acariciar la posibilidad de cambiar la trayectoria de su carrera interpretando la adaptación para teatro de la obra de Pirandello Enrique IV, y una noche de lluvia de 1984 perdió el control de su coche utilitario y todo cambió.
Al día siguiente se despertó en La Paz con el cuerpo paralizado y pasó de ser actriz a objeto de curiosidad pública a causa de su tragedia. La prensa del corazón siguió su caso, los compañeros de profesión desfilaron por los hospitales que recorrió en el año que tardó en volver a casa, incluso recibió la visita del entonces alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván. Cuando regresó a su hogar, mientra otras personas que han estado largo tiempo hospitalizadas empiezan a remontar y recuperar su vida, ella se hundió en las tinieblas. Porque fue entonces cuando se dio cuenta de la dimensión de su problema. Se sintió sola y una carga para su familia, su madre y su hermano, que tenían que atenderla en todo momento. Las visitas comenzaron a decaer y en alguna entrevista dijo que el que siguió visitándola fue el que había sido mil veces su pareja en la ficción, Andrés Pajares.
Llegó la depresión y con ella su necesidad de huir de la cárcel en la que se había convertido su cuerpo. Azucena Hernández se convirtió en símbolo y en una de las primeras figuras públicas que pidió la eutanasia en una entrevista televisada que concedió a Iñaki Gabilondo. Así se sintió hasta que en 1986 llegó al Centro de Atención a Personas con Discapacidad Física de Guadalajara, donde encontró a lo largo de todos estos años algo de luz en medio de otras tragedias.
Allí se acordaba de lo mucho que se divirtió en su etapa de actriz y de que le encantaba bailar. Este miércoles, su familia publicó un mensaje en sus redes sociales que anunciaba que su vida había llegado a su fin a los 59 años: "Después de 33 años sin poder moverse ha conseguido lo que deseaba, ser libre. Mi hermana ha muerto hoy y el dolor nos embarga y nos duele hasta lo más profundo. Siempre hemos hablado sobre este momento con una sonrisa porque ella lo esperaba como un nuevo comienzo", decía su hermano en la publicación que subió a la cuenta de Facebook de la actriz.
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