El muro helado de la Alemania dividida
Fui a Berlín invitado por la Comisión de la Unión Europea en 1978 en la que era stagiaire. El muro de Berlín me pareció un símbolo de un pasado de guerra y muerte. Berlín Occidental destacaba por el ruido y las luces en la diaria batalla mediática. Berlín Oriental tenía algo de tumba destinada a proteger la mugre, las ruinas y el triunfo comunista; parecía que el aire no había cambiado en los últimos 17 años. En 1989 sus ciudadanos levantaron aquella lápida, rompieron con su pasado y volaron libres por fin.
Guillermo de Rueda Escadó
Madrid
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.