Una nueva clase de fármacos para las migrañas sin cura
La sanidad pública incluye desde esta semana dos nuevos medicamentos para personas con cefaleas a las que no les hayan funcionado los tratamientos convencionales
Algo más del 10% de la población sufre migrañas de forma ocasional y algo menos del 3% de forma crónica. Estos últimos, solo en España cerca de un millón de personas padecen más de 15 días al mes un dolor de cabeza intenso e incapacitante que a veces va acompañado de náuseas, alteraciones visuales o sensación de entumecimiento. Y sin embargo, hasta ahora, buena parte de los tratamientos para combatir la dolencia eran medicamentos preventivos creados originalmente para tratar otros problemas como la hipertensión o la depresión que después se descubrieron útiles contra las cefaleas. Desde esta semana, en los hospitales españoles se podrán administrar dos nuevos fármacos creados específicamente para bloquear la migraña que ofrecerán la posibilidad de librarse de más de la mitad de sus ataques a algunos de los que padecen la enfermedad.
Se trata de dos fármacos del tipo de los anticuerpos monoclonales que se hicieron famosos en el tratamiento del cáncer. Como si fuesen piezas de un rompecabezas, bloquean la actividad de las moléculas que provocan el problema, como hacen los anticuerpos generados por el organismo para detener a virus o bacterias. En el caso de la migraña, o al menos en muchas de ellas, durante los ataques se produce un incremento de un neuropéptido, el CGRP, que se relaciona con la dolencia. Los nuevos medicamentos bloquean con distintos mecanismos el encaje de esa molécula con las células y reducen el número de episodios en un 50% o más.
Pese a ser una de las enfermedades que más carga de discapacidad provoca, un gran porcentaje de los afectados no busca ayuda médica
La aprobación de estos fármacos a nivel estatal desde el 1 de noviembre deberá ser ahora ratificada por las comunidades autónomas y finalmente dependerá de los hospitales, que se harán cargo del gasto, decidir quién los recibe. Porque estas nuevas herramientas, caras como muchos fármacos innovadores, no se darán en principio a todos los pacientes. Tanto el erenumab, comercializado por la farmacéutica Novartis con el nombre de Aimovig, como el galcanezumab, presentado como Emgality por Lilly, solo estarán cubiertos por la sanidad pública para pacientes que tengan más de ocho ataques al mes y hayan probado sin éxito tres tratamientos preventivos convencionales. Estos medicamentos, que tienen un precio que ronda los 500 euros al mes, se aplicarían en el hospital con un pinchazo mensual en la piel.
Pese a ser una enfermedad muy frecuente y que es, según la OMS, la sexta causa de años vividos con discapacidad en todo el mundo, los expertos consideran que no existe conciencia sobre sus efectos y sobre las posibilidades de tratarla. Patricia Pozo-Rosich, responsable de la Unidad de Cefalea y Dolor Craneofacial del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, recuerda que en un estudio de 2007 calcularon que “solo el 25% de las personas que sufren migraña van al médico”. A pesar de eso, la cefalea es el principal motivo de consulta al servicio de neurología, con 14.000 al mes en España. De los que van al médico a buscar tratamiento por primera vez, solo el 25% regresa.
Pozo-Rosich, que participó en los ensayos de Emgality, señala que los nuevos medicamentos son una herramienta que puede ayudar a muchos pacientes para los que no funcionan los tratamientos actuales. Pero apunta que también hay tratamientos ya disponibles, que han mostrado su eficacia reduciendo la carga de la migraña y con raros efectos adversos, como el bótox, que no se utilizan tanto como sería posible. “Para la cantidad de migrañosos que hay, el bótox tiene una cuota de mercado baja, que en parte se puede explicar porque haya pocos médicos para detectar el problema y dar el tratamiento, pero también por cómo se vive esta enfermedad”, afirma. “La gente con migraña es gente muy normal y quiere llevar una vida normal. Los días que tienen migraña no pueden hacer nada, pero el día que no tienen migraña quieren compensar. Te dicen que sufren, pero consideran que no tienen tiempo para asociarse con otros pacientes para que se les preste más atención. Además, no quieren verbalizarlo, porque piensan que si dicen que son migrañosos no les van a contratar porque van a faltar más al trabajo. El paciente no se quiere considerar enfermo”, explica la neuróloga.
Jesús Porta Etessam, jefe de Sección del Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid, considera que “hay poca concienciación en torno a la migraña”. “La gente no sabe que yendo a unidades especializadas se les puede hacer un traje a medida eligiendo los fármacos específicos para cada caso”, continúa. “Los pacientes se quedan sorprendidos porque les cambia la vida. Una persona que tiene dolor de cabeza 30 días al mes y de repente tiene siete”, concluye Porta, que ayer participó en la presentación de Aimovig en Madrid.
La aparición de los nuevos medicamentos específicos para la migraña, que actúan sobre mecanismos biológicos conocidos, puede también ayudar a refinar el conocimiento de la enfermedad y sus causas. La Agencia Europea del Medicamento ya aprobó un tercer anticuerpo monoclonal para la migraña a principios se este año, fremanezumab, y está analizando un cuarto, eptinezumab. Las opciones para los migrañosos crecen y los especialistas esperan que estas novedades sirvan también para que los afectados por la enfermedad conozcan también los tratamientos más convencionales que pueden ayudarles y hasta ahora muchos ignoran.
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