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Días de vino y podcasts
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Un ‘podcast’ para entender la crisis en Cataluña

La periodista Carola Solé lanza una serie con cinco historias que intentan explicar el conflicto catalán

Los podcasts que siguen de cerca algún asunto de actualidad vibrante y en plena transformación son muy habituales en el ámbito del podcasting anglosajón. Es el caso de Brexitcast y de The Daily DC: Impeachment Watch. El primero es un daily que pertenece a BBC y está dirigido por Laura Kuenssberg, Katya Adler, Adam Fleming y Chris Mason que se reúnen para contar chismes sobre el Brexit de Westminster y Bruselas. El segundo es una producción de CNN que presenta el director político de CNN, David Chalian. Su objetivo es seguir cada uno de los detalles sobre los procedimientos de juicio político a Trump.

¿Por qué no ha sucedido algo similar con el procés, probablemente el acontecimiento político más turbulento de los últimos tiempos en nuestro país? Carola Solé es una periodista catalana que a los 23 años se marchó a Caracas para comenzar su etapa como corresponsal en América Latina, principalmente para la Agencia France Presse y Efe. Además, cofundó Verificat, la primera plataforma de fact-checking en Cataluña. Es autora de La Unión y Mais Médicos, dos de las historias más apasionantes de Radio Ambulante, el podcast de NPR pionero en el storytelling sonoro en español.

Después de su periplo profesional volvió a Cataluña y se la encontró divida en dos. Creyó que lo mejor era comprender lo sucedido a través de una serie documental de podcast en cinco episodios. Volver, cinco historias sobre la crisis catalana acaba de ser estrenada.

P. ¿Cómo nace el proyecto Volver?
R. Volver nació en un avión. En el avión que tomé para volver a Barcelona desde Río de Janeiro después de casi diez años siendo corresponsal en América Latina. En ese trayecto, que fue un tiovivo de emociones, empecé a pensar en la idea del podcast. Me di cuenta de que durante años me había especializado en contar crisis ajenas, desde Venezuela, México hasta Brasil, y de que necesitaba contar la crisis que más directamente me apelaba, la de mi tierra. No me interesaban tanto los intríngulis políticos, sino sobre todo, cómo todo este conflicto ha afectado a la gente en Cataluña. Ya había producido un par de episodios para Radio Ambulante y sentí que el podcast era el formato perfecto, íntimo y cercano, para contar esta historia a cinco voces.
P. ¿Cómo veía Cataluña desde la distancia?
R. Ir acompañando el procés desde lejos me ha permitido tener una distancia emocional de los hechos que creo que ha sido clave. Desde fuera la gente no termina de entender qué está pasando en Cataluña. En estos años yo también me he hecho muchas preguntas, desde por qué llegamos donde llegamos hasta por qué después de tantos años no hemos encontrado una solución al conflicto. No esperaba la polarización a la que se ha llegado y también me sorprendió el periodismo de trincheras que, en algunos casos, se ha producido de bando y bando. Como catalana me preocupa la situación en la que estamos.
P. Uno de los valores de este documental es su empeño en dar voz a todas las opciones posibles: ¿cómo fue la labor de producción y recolección de historias?
R. Fue la parte más difícil. Yo tenía muy claro que esta historia solo tenía sentido incluyendo un abanico amplio de opiniones. Quería que fueran gente común, anónima, pero al mismo tiempo con historias relevantes. Mi sorpresa fue que mucha gente no quería ponerse frente al micro para hablar largo y tendido del procés. Me decían que preferían no meterse en líos o pedían que se hiciera de forma anónima para evitar problemas con los amigos o en el trabajo. Eso me pareció muy sintomático, muy revelador. Sentí también que había un temor —entendible— sobre el uso periodístico que se podría hacer de sus testimonios. Con paciencia, explicando muy bien el periodismo riguroso y respetuoso en el que creo, y gracias a la ayuda de amigos y conocidos conseguí los cinco perfiles que buscaba.
P. El primer episodio es, probablemente, el más emocional porque entrevista a su tía abuela Rita, de 93 años: ¿cómo fue esa charla?
R. Esa charla fue maravillosa. Al principio mi tía no quería que le entrevistara. Le daba un cierto pudor. Decía que ella no hablaba bien y que no tenía suficientes conocimientos políticos para conversar del tema. No se daba cuenta de la singularidad de su historia, que nos ha ido contando por episodios a lo largo de toda su vida. Durante las horas de entrevista descubrí algunas cosas que no sabía de ella y creo que esta experiencia nos ha unido todavía más. Me parece muy importante que hablemos con nuestros abuelos y abuelas. Son parte de nuestra memoria histórica y debemos preservarla antes de que sea demasiado tarde.
P. En el guion se cruzan constantemente dos líneas narrativas: la del proceso y la de la persona que protagoniza el episodio. ¿Cómo las combinaba?
R. Mi idea era contar cinco historias personales y, a la vez, contar los hechos claves del procés a través de distintas miradas. Hacer un retrato completo: ofrecer testimonios potentes, pero sin dejar de incluir el contexto político básico para que cualquier persona lo pudiera entender. Básicamente, me hice una lista de temas que quería tocar (desde la lengua, al sentimiento identitario con el fútbol, la votación del 1 de octubre, etcétera) y una lista con todos los hechos relevantes que quería retratar. En las entrevistas, trataba de que cada persona me contara cómo los había vivido. Me ayudó mucho en este proceso el libro El naufragio, de Lola García, que relata pormenorizadamente todos los capítulos y giros de guion de estos años.
P. Y luego está usted, en una posición casi de árbitro. ¿Ha sido difícil mantener esa posición?
R. Sí. Contar crisis ajenas es más fácil. Yo me he forjado como periodista fuera y había ejercido muy poco tiempo en España. El momento es muy delicado en Cataluña y sabía que encontrar el tono y el equilibrio era clave porque se me podían lanzar encima rápido unos y otros. En realidad, lo que he hecho es aplicar las enseñanzas de la escuela de periodismo riguroso y balanceado que fue ser corresponsal de una gran agencia internacional de noticias como France Presse (AFP). En las entrevistas trataba de cuestionar a las personas con preguntas que evidenciaran sus contradicciones y en el guion me tocó también matizar algunas de sus declaraciones con fact-checking. Una cosa que me gustó mucho es que después de las entrevistas varios me preguntaron, curiosos, qué pensaba yo del 'procés'. Supongo que eso implica que hice bien mi trabajo.
P. ¿Por qué apostó por el podcast para contar esta historia?
R. Porque me parece que el podcast conectan de una forma muy íntima con las personas. Aunque no veas al entrevistado, la voz te transporta y evoca muchas cosas que no se pueden ver ni leer. Yo soy una fanática de la radio y de los podcasts. Los escucho a todas horas. Me gustan especialmente los podcasts periodísticos, el periodismo narrativo en audio, y sentía que aquí en España no era tan común. Desde Podium Podcast me disteis el empujón que necesitaba y me lancé a la piscina.
P. En Estados Unidos hay una gran tradición de podcasts políticos y en el Reino Unido, desde hace tiempo, existe un podcast dedicado al Brexit. ¿Por qué crees que este tipo de formatos en España no es tan habitual?
R. En realidad, no estoy segura de que este sea un podcast político. Volver busca aproximarse al procés desde una perspectiva social, desde cómo ha afectado a la gente común. El contexto político es muy importante, pero no es el ángulo desde el que lo quise narrar. Creo, más bien, que en España hay mucho espacio todavía para los podcasts de periodismo narrativo. Volver bebe inevitablemente de esa corriente que abandera magistralmente Radio Ambulante, donde he tenido el privilegio de trabajar y aprender, y mi sueño es que algún día podamos hacer algo así en España: contarnos desde todos los rincones de España en un podcast de periodismo narrativo.
P. Por último, recomiéndenos algún podcast que haya escuchado últimamente.
R. Pues me encantó un podcast brasileño que se llama Negra Voz, de Tiago Rogero, de O Globo. Es una serie que reivindica grandes figuras de la historia negra en Brasil, del pasado y del presente. Me gusta que rescata historias de éxito poco conocidas de un país que demasiado a menudo olvida y dificulta la vida a la mitad de su población. Puede ser una buena herramienta para quien quiera practicar el portugués.

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