17 fotosVivir en una sequía permanenteEn Somalilandia, la falta de lluvias se ha convertido en una constante e impide a la población recuperarse para la siguiente temporada, lo que les empuja a migrarBelinda GoldsmithSomalia - 25 oct 2019 - 00:00CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceUn niño de la aldea de Biyoguure lleva los bidones de agua para rellenarlos en Somalilandia, donde 600.000 personas han abandonado los pueblos en busca de una nueva vida en la ciudad ante la imposibilidad de salir adelante después de que sus ganados y sus cultivos quedasen diezmados por años de sequías.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Hawo Mohamed se despertó una mañana y descubrió que una docena de cabras de su rebaño había muerto, supo que su vida como pastora tocaba a su fin. En la imagen, la pastora afectada por el cambio climático, con su hija Yasmin en su parcela de Berbera, en Somalilandia.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Sukri Ismail Bandare, ministra de Medio Ambiente y Desarrollo Rural en su despacho de Hargeisa, Somalilandia. "Si no colaboramos y nos damos la mano para resolver los problemas del mundo relacionados con el cambio climático, estamos condenados. No vamos a dejar nada a la próxima generación. Nada", señala.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)La aldea de Abdigeedi, a unos 160 kilómetros al noroeste de Hargeisa, en Somalilandia, y cercana a la frontera con Yibuti, fue azotada por el ciclón Sagar en 2018. La tormenta tropical más potente que ha tomado en tierra en Somalia diezmó los rebaños del pueblo y dejó maltrechos a los supervivientes. Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Jóvenes pastores cuidan de sus camellos en la aldea de Abdigeedi, en el noroeste de Somalilandia.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)El campamento Sheij Omer de las afueras de Hargeisa, en el centro de Somalilandia, estaba pensado para acoger a los desplazados internos del país. Hoy en día su población es de 1.500 habitantes.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Fatima Aden, antigua pastora afectada por el cambio climático, junto a su sobrina en el refugio que comparten en el campamento Sheij Omer, cerca de Hargeisa, en Somalilandia. Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Una familia a la sombra junto a su 'buul' en el campamento Sheij Omer, cerca de Hargeisa, en Somalilandia. El 'buul' es la cabaña tradicional. Antes se construía con hierba y ramas, pero ahora se hace de madera, chapa ondulada y trozos de tela. Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)La aldea de Abdigeedi, 160 kilómetros el noroeste de Hargeisa, en Somalilandia, y cerca de la frontera con Yibuti.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)"Después del ciclón, la gente intentó llevarse a los animales debilitados a otro pueblo en busca de ayuda, pero volvieron sin nada. Todos murieron", dice Saleban Sead Ali, jefe de las personas mayores de la aldea de Abdigeedi.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Los camellos se dirigen a una fuente de agua en la aldea de Abdigeedi, en el noroeste de Somalilandia.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Maryam Jama y su hijo en la aldea de Magab, cerca de Berbera.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Galoley, una población situada a 50 kilómetros de Hargeisa, en una zona conocida como "el granero de Somalilandia".Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Una mujer recoge semillas resistentes a la sequía e inmunes a las enfermedades en el banco de semillas organizado por Havoyoco en Galoley, SomalilandiaClaudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Vista de Hargeisa, capital de Somalilandia.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Un grupo de estudiantes practica en la academia Hargabits, donde los jóvenes desfavorecidos pueden aprender conocimientos de informática.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)Las pinturas de las cuevas de Laas Geel, en los alrededores de Hargeisa, en Somalilandia.Claudio Accheri (Fundación Thomson Reuters)