Un pequeño paso para el medio ambiente
En pleno siglo XXI y en la lucha actual contra el cambio climático, parece impensable la inexistente posibilidad de reparar nuestros electrodomésticos dañados. Cuando presentan algún tipo de defecto o problema de funcionamiento, sale más rentable tirarlos a la basura que repararlos. Esto supone un alto derroche de materias primas y generación de residuos altamente contaminantes.
Ahora parece que por fin la Comisión Europea, y también algunos países, han tomado conciencia del problema de la obsolescencia programada. Por fin se ha comenzado a legislar para que los grandes fabricantes favorezcan y posibiliten la reparación de aparatos, obligándoles a tener repuestos hasta diez años después de la venta.
Lorena Prior Muñoz
Alcorcón (Madrid)
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