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El reto de rentabilizar el 5G

La nueva tecnología móvil demanda alianzas hasta hace poco impensables y creatividad en los servicios

Getty

El 5G está en boca de todos y cada vez más cerca de hacerse realidad y transportarnos a un nuevo escenario en el que, gracias a la nueva tecnología, conviviremos con coches autónomos; un cirujano podrá operarnos de apendicitis a kilómetros de distancia; descargarnos una película será cuestión de 3,7 segundos o el Internet de las cosas (IoT, en sus siglas en inglés) nos brindará un mundo teóricamente más confortable. Así nos lo venden las operadoras, las mismas que aún no saben bien cómo beneficiarse económicamente del gran esfuerzo inversor en marcha. Ese es su reto para los próximos años.

¿De qué cifras hablamos? Se calcula que las telecos gastarán 5.000 millones de euros en las frecuencias y el despliegue del 5G español, pero lo cierto es que la factura real es una incógnita. “Es difícil concretar una cifra ya que este lanzamiento es el fruto de muchos años de trabajo y han hecho falta, por supuesto, un gran número de inversiones en innovación y despliegue de infraestructuras. A esto hay que añadir fuertes sumas en equipamientos, radio y todos los servicios desarrollados sobre la Red”, admite Julia Velasco, directora de red de Vodafone España, que recuerda que la compañía ha sido la primera en lanzar 5G comercial en el país.

Lo que sí está claro es que, aprendida la lección del 4G, tecnología cuyo desarrollo dejó temblando las arcas de las telecos, esta vez están decididas a no despilfarrar e incluso a reducir costes a través de alianzas impensables hace solo unos años: en el Reino Unido, Telefónica y Vodafone comparten torres móviles; en Italia, TIM y Vodafone, equipos de radio e instalaciones. También en España, Orange y Vodafone ampliaron en abril el acuerdo de despliegue y distribución de redes móviles y fijas, incluyendo nuevas tecnologías como el 5G. “Se estima que en Europa, y gracias a la compartición, los operadores podríamos ahorrar hasta 200.000 millones de un coste total de 500.000 millones, si bien seguimos hablando de un esfuerzo inversor muy elevado”, indican desde Orange.

Pero más allá de que los operadores busquen mecanismos para ahorrar costes en la fase de inversión, deben ser capaces de monetizar el nuevo estándar. ¿Cómo? Aún es algo difuso. Las operadoras son conscientes de que la facturación por los servicios prestados a los consumidores crecerá menos que los costes de construcción de las nuevas infraestructuras. Y hay un precedente claro: según los cálculos de la consultora Strategy Analytics, las suscripciones de telefonía móvil 4G crecieron en el mundo del 4% al 61% entre 2012 —fecha del lanzamiento real de la cuarta generación— y 2018, mientras que la facturación por estos servicios 4G aumentó menos del 1% anual en el mismo periodo.

“El 4G supuso la aparición de nuevas plataformas online y el crecimiento de los proveedores de contenido, incrementando exponencialmente el tráfico IP que circula por las redes de los operadores”, recuerda Carlos Javier Moreno, director del área de Consultoría de Telecomunicaciones de Deloitte. “En esta ocasión, el negocio se encuentra en ofrecer servicios de conectividad ad hoc para otros sectores económicos. Tecnologías como el cloud, big data y edge computing se verán potenciadas por las características del 5G, ayudando a los operadores a proveer servicios cada vez de mayor valor añadido y ser agentes fundamentales para la digitalización de la sociedad”.

Oferta y demanda

En definitiva, con vistas al consumidor final, el reto de los operadores en los próximos años será ser capaces de ofertar servicios por los que merezca la pena pagar mucho más. Más fácil parece apostar por un nuevo tipo de cliente, las cosas, a las que estarán en disposición de ofrecer servicios mediante dispositivos IoT basados en redes de quinta generación. No obstante, según Vanesa González, socia responsable de Telecomunicaciones de PwC, y José Moreno, director de Strategy&, la consultora estratégica del mismo grupo, en telecomunicaciones, los nuevos servicios que se beneficiarán de las velocidades de transmisión más altas todavía no existen. En su opinión, “el despliegue de la infraestructura 5G y la monetización se prevén lentos apalancándose en las redes anteriores”, ya que esta aún está lejos de poder reemplazar a la fibra por la falta de cobertura y las inversiones que requiere para cambiar la red móvil.

“Es pronto para hablar de estrategia de rentabilización cuando hay que definir todavía varias de las inversiones. Sin embargo, sí hay algo claro, y es que las capacidades del 5G son diferentes y, por eso, estamos trabajando en nuevos casos de uso”, admite Mercedes Fernández Gutiérrez, gerente de Innovación de Telefónica España. “Está claro que servicios actuales como el streaming de vídeo funcionarán aún mejor, pero hay otros verticales donde se está viendo un interés inmediato en esta nueva tecnología, como la educación, el turismo, la digitalización de la industria, la evolución al coche conectado y autónomo, los procesos constructivos y de supervisión y mantenimiento de las infraestructuras, entre otros”.

En Orange, asimismo, creen que “las oportunidades y la rentabilidad del 5G son prometedoras, ya que supone un cambio de paradigma en la conectividad que, sin duda, aportará fuertes beneficios a los operadores que compensarán las fuertes inversiones previstas”. Al respecto, mencionan un reciente informe de la consultora tecnológica Gartner que prevé que los ingresos por uso de infraestructuras en el ámbito global de la nueva tecnología móvil crezcan un 89% en 2020.

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