La paradoja del Orgullo
Curiosa paradoja la que se vivió en Barcelona el Día del Orgullo Gay. Cuando el autobús de Ciudadanos intentaba participar en el desfile, los activistas de Arran —esa especie de infantería de la CUP en versión cadete— detuvieron el vehículo y amenazaron con prenderle fuego si no lo retiraban de la circulación. El veto, incluidas las pintadas insultantes y la criminal amenaza incendiaria, contrasta bastante con los principios que pretende defender la organización de una jornada para reclamar la libertad, la diversidad y el buen rollo. Lo peor del incidente es que los demás manifestantes no se opusieron a ese gesto de prepotencia que se arrogaba la exclusividad territorial e ideológica del evento. “Las calles serán siempre nuestras”. Ya saben: totalitarismo puro y duro. Malamente.
Jordi S. Berenguer i Milá
Barcelona
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