Que acaben las muertes en las fronteras
Decía Einstein que la palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices. La pasada semana se difundió en los medios la imagen de un padre y su hija menor de dos años ahogados tras intentar cruzar a EE UU a través del río Bravo. Murieron abrazados. De nuevo, se plantea el debate de siempre: ¿fue una irresponsabilidad de los padres?, ¿es posible dar papeles a todos los que quieren ir a vivir a un país mejor?, ¿deben los países de origen tomar las medidas adecuadas? o ¿la estabilidad económica de un país depende de la inmigración? No sé quién tiene la razón, tampoco dispongo de una solución ecuánime y respetuosa con todos los intereses en juego, pero estoy plenamente convencido de que nada justifica la muerte de una niña por causas evitables. A aquellos que hablan de causas sociales, geopolíticas o económicas les ofrezco toda la razón, pero, por favor, mientras solucionan el problema, no dejen morir a nadie más.
Álvaro Campo Sampayo. Barcelona
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