Brigitte Macron desvela intimidades de su matrimonio con el presidente francés
La primera dama concede una entrevista en la que afirma que "vive feliz" en El Elíseo pero que a su marido le han salido arrugas durante los años que lleva como presidente
Brigitte Macron llegó hace poco más de dos años al Palacio del Elíseo de la mano de su esposo, Emmanuel Macron convertido en presidente de la República francesa. Desde entonces, su edad, sus estilismos y sus palabras se han diseccionado, criticado o alabado, pero nunca han pasado inadvertidas. El pasado 20 de junio fue la invitada en el programa de Marc-Olivier Fogiel en la cadena RTL y concedió una entrevista en la que habló con sinceridad de cómo es su vida junto al presidente de Francia desde que fue elegido para el cargo.
Brigitte Macron sabe que la diferencia de edad entre ella y su esposo –ella tiene 66 y Macron 41 años– es una de las características de la pareja que más llama la atención y no dejó pasar la ocasión para afirmar que "odia" la palabra cougar que, traducida literalmente, significa puma pero que habitualmente se utiliza para referirse a mujeres maduras que seducen a hombres más jóvenes que ellas. Tras expresar vehementemente su animadversión por el término, Brigitte Macron explicó que las relaciones de pareja no son fáciles "cuando no tienes la misma edad, y es aún más complicado cuando tienes una gran diferencia de edad. A mí siempre me han atraído los hombres de mi edad, salvo Emmanuel Macron que ha sido la excepción".
Los Macron se conocieron cuando ella tenía 39 años, estaba casada con el padre de sus tres hijos, y él tenía 15 años e iba a la misma clase de su hija Laurence, a quienes Brigitte daba clases de teatro. Tiempo después la profesora se separó de su marido y tomó la arriesgada decisión de compartir su vida con quien había sido su alumno. "Naturalmente que hice daño a mis hijos, como lo hacen todos los padres que se divorcian... Pero en un momento dado comprendí que Emmanuel era el hombre de mi vida. Y creo que ellos también lo han entendido", dijo Brigitte durante la entrevista. "Si mis hijos no me hubieran permitido vivir con Emmanuel no podría haberlo hecho. Estoy muy centrada en ellos", afirmó la primera dama de Francia en referencia al apoyo que recibió de Sébastien, Laurence y Tiphanie cuando todo el mundo le criticó que dejara su primer marido por el amor de un hombre mucho más joven que ella.
A pesar de sus declaraciones entiende que su modelo de pareja choque a la gente. "Nuestra pareja no es un modelo (...) Obviamente no es la pareja ideal". Pero funciona y eso ella lo tiene claro. Tanto que cuando otras primeras damas se quejaban de vivir aisladas en El Elíseo, ella afirma estar "feliz", y asegura que sale con normalidad para comprar, ver a sus hijos y a sus nietos o cenar en un restaurante con su marido.
Este fue uno de los pactos que hicieron ambos al llegar al palacio presidencial, intentar desayunar y cenar juntos siempre que pueden, aunque sea tarde. Y alguna vez se escapan a un restaurante y pasean por París ante el asombro de los viandantes que incluso exclaman que no pueden ser ellos. Brigitte Macron comparó la labor de su marido con la del "dios Atlas, que sujeta la bóveda celeste", en referencia a la titánica labor que, a su juicio, ejerce su esposo y lo mucho que trabaja por su país. Pero no cree que su marido haya cambiado desde su llegada al poder, como mucho afirma que "físicamente le han salido algunas arrugas, pero le sientan bien". Incluso bromeó con que lo mismo le ha pasado a ella, y añadió que Macron es "más viejo y más razonable" que ella misma que es más impetuosa y risueña.
También se refirió a cómo afronta su papel de primera dama: "Soy una presencia que no se ve. Estoy presente en todas partes, pero no soy visible en ninguna. Cuando Emmanuelle me necesita, sabe donde estoy", dijo en referencia a que no tiene ningún papel político concreto pero que está siempre disponible para cuando él requiere su ayuda o su presencia. La primera dama francesa expresó su admiración hacia su marido como presidente: "Trabaja todo el tiempo, se hace preguntas, responde a las preguntas y encuentra soluciones. Sería infeliz si le viera rendirse, pero no le he visto nunca en esa situación". También admitió que en estos dos años de mandato ha podido cometer errores: "Todo el mundo lo hace, es profundamente humano, es solo un hombre. No se tienen respuestas inmediatas para todo, pero creo que el tiempo le rendirá homenaje".
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