Dejemos trabajar a los jueces
Se acerca la hora de la sentencia del juicio del procés. He leído que una sentencia dura lo dejaría todo hecho trizas. Pero el quid de la cuestión no es si la sentencia tiene que ser dura o blanda. Lo que nos debe importar es la justicia de la sentencia. Mal vamos si nuestra máxima preocupación es la mayor o menor dureza de las resoluciones del Tribunal Supremo. Es como si en el ambiente hubiera una atmósfera que temiera las reacciones del independentismo ante la pronunciación del Tribunal Supremo. El que esto escribe confía en que la sentencia será justa, más allá de las consecuencias que pueda tener. La actitud de la ciudadanía en estos momentos en los que se está elaborando la sentencia debe ser de inacción, de silencio y, todo lo más, de reflexión. Dejemos trabajar en paz a los jueces.
Joan Palacín Coll
Caldes de Montbui (Barcelona)
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