Las carreras más demandadas en un mundo cambiante
Estudios sobre empresa, tecnología y salud despuntan en un entorno de constante cambio
Un sensitivo indicador de cómo cambia la sociedad es el mercado laboral, y ese cambio es cada vez más rápido. A la hora de elegir un grado universitario conviene comprobar cuáles son las carreras con más salida en ese momento y también ser conscientes de que la situación a la hora de graduarse puede ser muy diferente: en los tiempos que corren y en los que se avecinan no solo importa el grado universitario, sino que además puede ser decisivo tener un posgrado pegado a los últimos avances tecnológicos y demandas sociales. Como suele decirse, en el mundo líquido y el acelerón tecnológico, buena parte de las profesiones del futuro inmediato son desconocidas y no somos capaces ni de imaginarlas. La formación, además, tendrá que ser constante y a lo largo de toda la vida laboral. Los campos más en boga: la Administración y Dirección de empresas, la Ciencia y la Tecnología y la Salud.
Los más buscados
“En cualquier caso, tener un grado universitario sigue siendo muy importante”, señala Íñigo Gil-Delgado, director de negocio de Spring Professional, la consultora de selección de mandos intermedios, medios y directivos del Grupo Adecco, “según nuestros datos, el 58% de la demanda laboral requiere un grado universitario”. Señala el director que entre las carreras con mayores salidas profesionales se encuentra un clásico de estos rankings: Administración y Dirección de Empresas (ADE), aunque ha caído dos puntos. “Son unos estudios que dan una visión muy global de la empresa, que incluye marketing, finanzas, ventas… por eso los graduados en ADE pueden dedicarse a muy diversas tareas en una gran variedad de sectores: banca, seguros, gestión…”, dice el experto. En el mundo de la empresa y los negocios, los graduados en ADE lo mismo sirven para un roto que para un descosido, lo que explica su longeva demanda.
También se vive un auge en titulaciones como la Ingeniería Informática o la Ingeniería Industrial. “Se requieren perfiles que se adapten a las nuevas tecnologías, y no olvidemos que España ha sido y sigue siendo un país industrial cuyas industrias metalúrgicas, de automoción, entre otras, siguen requiriendo profesionales”, explica Gil-Delgado.
Para Spring Professional, si la prioridad ha sido hasta ahora la reducción de la tasa de desempleo, es momento de generar empleo de calidad y con salarios competitivos. Además, se dará importancia a los perfiles multidisciplinares, “con una gran polivalencia, capacidad analítica y orientación a resultados, así como una visión estratégica, proactividad y adaptación al cambio, necesidades que están más presentes que nunca en las empresas”, según establece su informe Los + buscados del futuro 2019.
En cuanto a profesiones específicas, se destacan las de especialista en Cloud, el mánager de tiendas flagship, el analista en banca privada, el desarrollador frontend o el mánager de marketing digital, entre otras. Entre los mejor remunerados están los puestos de arquitecto de big data, director de recursos humanos, director de expansión internacional en el sector del retail o director financiero (CFO) en las finanzas.
La demanda tecnológica
Que las nuevas tecnologías son un buen caladero donde pescar un puesto de trabajo no es novedad. Ya hace unos años la Comisión Europea anunció que para 2020 en Europa habría unos 900.000 puestos tecnológicos sin cubrir. Un ejemplo: recientemente se publicó que el Ayuntamiento de Madrid se ha visto obligado a buscar expertos en big data en el extranjero. El mundo real va mucho más rápido que la formación, que a duras pena llega a cubrir las constantes innovaciones. “Todo lo que tiene que ver con la inteligencia artificial, el big data, el blockchain, la computación en la nube, el Internet de las cosas (IoT), la digitalización, la tecnología, en definitivas cuentas, va a ser el trabajo del futuro”, opina Miguel Carmelo, consejero delegado (CEO) y presidente de la Universidad Europea (UE). De aquí a 2022 se crearán en España 1,25 millones de puestos tecnológicos, según Randstad Research.
Como hay áreas en las que los profesionales especializados no están llegando al mercado al ritmo demandado por las empresas, la Universidad Europea ha puesto en marcha junto a IBM la Escuela Business & Tech. “Hoy día, el avance de las nuevas tecnologías es tan rápido que actualmente no existe una oferta suficiente de profesionales en el mercado para cubrir las nuevas áreas tecnológicas emergentes”, enfatiza Marta Martínez, presidenta de IBM España, Portugal, Grecia e Israel. La citada escuela se dedica a los posgrados y, aunque cualquier graduado puede matricularse en un posgrado tecnológico, siempre es conveniente venir con unos estudios científico-tecnológicos en la mochila. “Si he estudiado Matemáticas o Informática, estaré, como es lógico, más orientado a un futuro tecnológico”, apunta Carmelo.
La paradoja de las STEM
Curiosamente, a pesar de la demanda, vivimos una falta de vocaciones STEM (el acrónimo de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus iniciales en inglés) entre los más jóvenes. La empresa de gestión de recursos humanos — o “soluciones de talento”—, dicen ellos, ManpowerGroup, junto con la Fundación Innovación España (Fundación I+E), ha lanzado el informe Futuro del empleo en España hasta 2028, en el que se analiza la demanda de empleos de alta cualificación para menores de 35 hasta esa fecha. Según sus datos, en el próximo decenio el empleo dirigido a esta horquilla de la población crecerá entre el 2,3 y el 3,5%. Se crearán entre 200.000 y 250.000 empleos de alta cualificación. El estudio insiste en que entre el 42 y el 49% de esa demanda se podría quedar sin cubrir “por el desajuste demográfico y la dinámica opuesta de la oferta de empleo juvenil con la formación adecuada.
“Los datos y conclusiones de este estudio nos reafirman en la necesidad de un sistema educativo como proyecto de país a largo plazo, que aborde la formación que van a necesitar las nuevas generaciones. Tenemos que actuar ya para construir un modelo que estimule las vocaciones técnicas y tecnológicas, potencie habilidades para la empleabilidad y contemple la formación como un proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida”, en palabras de José Antonio López, vicepresidente de la Fundación I+E y CEO de Ericsson España.
Los déficits profesionales, según el estudio, estarán en el ámbito de las ciencia físicas, ciencias químicas, matemáticas e ingenierías. También en técnicos de tecnologías de la información y directores y gerentes de empresas. Las ocupaciones que más contribuyen a los 200.000 nuevos empleos son programadores informáticos (23.000 nuevos empleos), arquitectos técnicos, topógrafos y diseñadores (más de 20.000 nuevos empleos), ingenierías (16.000 nuevos empleos), excepto ingenieros agrónomos, de montes, eléctricos, electrónicos y TIC (tecnologías de la información y la comunicación); analistas y diseñadores de software y multimedia (más de 16.000 nuevos empleos) y especialistas en finanzas.
Esta falta de vocaciones científico-técnicas es aún más flagrante entre las mujeres, que tradicionalmente no han entrado con facilidad en los campos técnicos, asociados culturalmente a lo masculino. Este dato es importante a muchos niveles; por poner un ejemplo, en el ámbito de la automatización, si la mente femenina no está detrás de los diseños, faltará esa lógica en la nueva formulación de la economía y la inteligencia artificial. Si el 12% de los alumnos desea trabajar en ciencia e ingeniería, solo el 5,2% de las alumnas lo eligen.
El 7% de las estudiantes de 15 años quiere dedicarse a una carrera o ingeniería informática, pero la cifra sube hasta el 25% en el caso de los chicos, según datos del informe PISA 2015. Que la tecnología vaya a ser (aún más) determinante en el futuro puede significar que las mujeres no tengan la presencia deseable en muchos ámbitos de poder y decisión. Numerosas campañas tratan en la actualidad de visibilizar el papel de la mujer en la ciencia y la tecnología y así despertar vocaciones entre las más jóvenes, como L’Oréal-Unesco Women in Science o el Premio Mujer y Tecnología de la Fundación Orange, entre otras.
La salud y otras competencias
“No hay que olvidar el ámbito de las Ciencias de la Salud”, explica Amelia Díaz, vicerrectora de Docencia y Ordenación Académica de la Universidad de Barcelona, “en el que, aparte de las titulaciones clásicas con buena salida laboral como Enfermería, Odontología, etcétera, en los últimos años han surgido titulaciones muy interesantes y muy bien valoradas como, por ejemplo, Ciencias Biomédicas o Ingeniería Biomédica”. Respecto al ámbito de la salud “será muy importante, sobre todo debido a la pirámide de edad, con una población cada vez más envejecida, y será importante sobre todo en la movilidad: una medicina orientada a la movilidad y a que la gente mayor viva más y con más calidad en una sociedad que quiere vivir más y que quiere vivir mejor”, según explica Miguel Carmelo, quien también señala otros sectores como la gestión turística y todo lo relacionado con la “sociedad y economía del ocio”.
Otro hecho a destacar es la creciente demanda de los grados dobles, como ADE-Derecho, ADE-Matemáticas, Economía-Estadística, Física-Matemáticas o Matemáticas-Ingeniería Informática, por ejemplo. “Generan una polivalencia funcional y profesional que el mercado laboral valora”, afirma Díaz. Pero hoy en día no solo el título importa, sino también diversas competencias que en ocasiones se llaman transversales. Entre ellas, “algunas de las más demandadas por los empleadores son la capacidad para resolver problemas, la adaptabilidad a nuevas situaciones, la capacidad de aprendizaje autónomo, la capacidad para asumir responsabilidades, la capacidad de análisis y el compromiso ético”, en palabras de la vicerrectora.
“Son todas habilidades que se basan en otras más básicas: el saber hacer, el saber estar y el saber ser”, explica Inma Tello, orientadora universitaria y directora del máster de Profesorado de Secundaria de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Son competencias que, como su nombre indica, se enseñan de manera transversal en las diferentes asignaturas de las carreras, donde se fomenta el trabajo en equipo, la no memorización o la creatividad. “Se está viendo que muchas ofertas de trabajo no se enfocan tanto en la formación, sino en este tipo de habilidades, como por ejemplo, el liderazgo, que pueden abrirnos nuevos caminos”, apunta Tello. El conocimiento de idiomas es ya un requerimiento ampliamente extendido, e incluso, como señala el informe de Spring Professional, cada vez se valora más el conocimiento de una tercera lengua.
¿Qué elegir?
Por último: ¿Conviene elegir la carrera que nos llena y perseguir nuestros sueños o, por el contrario, hay que mantener los pies en la tierra y buscar una carrera que en el futuro nos presente mayores salidas laborales? “Hubo un momento en el que lo que más movía a los estudiantes era la motivación. Luego, la situación laboral empeoró con la crisis y los alumnos empezaron a valorar más las salidas laborales seguras”, explica Tello, “hoy en día creo que es preciso el equilibrio entre ambas facetas: no podemos dedicarnos a algo que no nos gusta nada, pero tampoco debemos elegir una carrera que no tenga ningún futuro. El trabajo de los orientadores universitarios consiste precisamente en eso: en buscar ese equilibrio entre realidad y deseo y saber conjugarlo con las capacidades y personalidad de cada alumno”.
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