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Columna
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‘Ciudadano Albert’

Esta es la historia de un joven idealista y con vocación de servicio público, que, a medida que asciende, se emborracha de poder

Víctor Lapuente
El líder de Ciudanos, Albert Rivera, preside la reunión del Comité Permanente del partido.
El líder de Ciudanos, Albert Rivera, preside la reunión del Comité Permanente del partido. Ballesteros (EFE)

Esta es la historia de un joven idealista y con vocación de servicio público que, a medida que asciende, se emborracha de poder. Siempre tiene razón y acaba viviendo solo en su mansión. Es la historia de Ciudadano Kane. Y, si no cambia de rumbo, podría ser la historia de Ciudadano Albert.

Ponte en la piel de un votante de Ciudadanos. Pero, ¿cuál? Porque hay muchos. Ciudadanos tiene votantes ocasionales, que, coyunturalmente, han elegido a los naranjas por su oposición al independentismo, aunque se sienten más cercanos al PP, porque es quien defiende mejor sus intereses materiales. Con lo que, un día u otro, volverán al PP. Y piensa también en los votantes estructurales de Ciudadanos, en quienes creen que las políticas naranjas podrían ayudarles en su día a día. Piensa en los autónomos, en las madres trabajadoras, en los jóvenes que enlazan contratos precarios y para quienes Ciudadanos ofrece un programa serio de reformas estructurales de la economía y del sector público.

Para ellos, esta era la ocasión del siglo. Una oportunidad única para sentarse con el PSOE y arrancarle unas medidas como las del pacto Rivera-Sánchez de 2016: reforma laboral, promoción del emprendimiento y la conciliación familiar, etcétera. Cuatro años, con una mayoría parlamentaria sólida, y con apoyos puntuales, tanto a la derecha con el PP como a la izquierda con UP, para sacar adelante las propuestas más ambiciosas a favor de la regeneración democrática, la redistribución social y la liberalización económica. Además, una coalición de gobierno que no dependería de los independentistas. Un ejecutivo que sería firme frente al separatismo y que aplicaría el 155 cuando fuera necesario, porque, si no lo hiciera, Ciudadanos precipitaría la caída de Sánchez y el PSOE se llevaría un batacazo electoral.

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Pero estos votantes de centro ven que, en lugar de formar un Gobierno de ensueño, Ciudadanos va a hacer una oposición de pesadilla, acusando de connivencia con el rojo-separatismo a políticos socialistas que, de Nadia Calviño a Josep Borrell, son la encarnación misma de la ortodoxia económica y constitucional. Rivera lo fía todo a un cada vez más remoto sorpasso al PP. No quiere ser muleta de PSOE y PP. Una meta lícita, pero improbable, porque el PP se distancia en las encuestas.

Es el precio de anteponer una contrarreforma coyuntural a las reformas estructurales.@VictorLapuente

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