La timba de los pactos
En política no se trata de calcular lo que vas a ganar sino de tomar buenas decisiones, y ya ganarás poder real
A los pactos hay que ir con mentalidad de jugador de póker: una partida no se resuelve con el reparto de cartas. Eso sólo sucede con mayorías absolutas, o cuatro ases. Una vez repartida la mano, hay que estar ahí, tener una estrategia, saber reaccionar a las provocaciones, porque siempre habrá faroles, y resistir. Baroja vio la política como una timba de tahúres, y nunca tanto como en las investiduras. No necesariamente hay que tener las mejores cartas para ganar –sólo los perdedores y los amateurs se quejan de las cartas, dicen los profesionales– porque esto no es azar. “El póquer es 100% habilidad y 50% suerte.”, ironiza Phil Hellmuth, el jugador con más brazaletes en las series mundiales. Todo es talento.
Como suele suceder en la mesa de juego, lo primero es confundir a los oponentes, por impasibilidad o por gestualidad; pero nada peor que transmitir certezas. De ahí esos portavoces incontinentes o contenidos estos días. La primera semana se gana poco pero se puede perder mucho. Por ahí van los quizá de Ábalos; los excesos de Villegas con el exorcismo al sanchismo –¿abjuras…?– , y el 155; los silencios de Casado o de Iglesias; las pelotas de Abascal sobre la mesa, como si no le quedaran otras fichas... Todo de manual, ante tantas opciones. A algunos se les ve en su salsa como a Wyatt Earp en Pasión de los Fuertes, cuando exclamaba cuánto adoraba el póker: “¡cada mano tiene problemas diferentes!”. Aquí manejan la Moncloa, doce comunidades, decenas de diputaciones, cientos de ayuntamientos, algunos liderazgos… Gran timba.
El PP tiene buenas opciones desde el bloquismo, pero también la ansiedad por mandar en Madrid –hay que pagar Génova– y dependencia de dos socios impelidos al teatro entre la necesidad y la incompatibilidad. Ciudadanos necesita poder en algún sitio para marcar estilo propio y no quedar en bisagra, pero sin fallar a su electorado entre Sánchez y Vox. El PSOE, con la prioridad de Moncloa, tiene su aliado clave en Podemos, pero necesita a C’s en no pocas plazas y se enfrenta a la exigencia de otros socios de que no pacte con Iglesias, abiertamente Coalición Canaria, pero también el PNV, que pone la condición de no dar Navarra a la derecha española, pero ahí Sánchez tiene una línea roja de C’s. Y Podemos necesita a Sánchez como Vox al bloque. Y Barcelona... Esto es un sudoku, y todos saben, o deberían saber como recuerda la voraz Annie Duke –hermana de la poeta Katy Lederer, cuyas memorias se llaman Cara de póker. Una infancia entre jugadores– que sólo se llega a entender este juego al asimilar que “no consiste en ganar dinero, sino en tomar buenas decisiones; si tomas la decisión correcta, ya ganarás dinero”. En política tampoco se trata de calcular lo que vas a ganar sino tomar buenas decisiones, y ya ganarás poder real.
A la timba de los pactos le queda recorrido. Todavía está en esa fase de enredar a tus oponentes sobre lo que está pasando. Es lo más difícil para los novatos. Pero todos juegan, los viejos tiburones y, como ellos dicen, los ‘pececitos’. Y no importa el proceso, sino el final. Sin ser strip póker, alguno se verá con el culo al aire.
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