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Columna
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La timba de los pactos

En política no se trata de calcular lo que vas a ganar sino de tomar buenas decisiones, y ya ganarás poder real

Teodoro León Gross
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en mayo en el Palacio de La Moncloa.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en mayo en el Palacio de La Moncloa.Samuel Sánchez

A los pactos hay que ir con mentalidad de jugador de póker: una partida no se resuelve con el reparto de cartas. Eso sólo sucede con mayorías absolutas, o cuatro ases. Una vez repartida la mano, hay que estar ahí, tener una estrategia, saber reaccionar a las provocaciones, porque siempre habrá faroles, y resistir. Baroja vio la política como una timba de tahúres, y nunca tanto como en las investiduras. No necesariamente hay que tener las mejores cartas para ganar –sólo los perdedores y los amateurs se quejan de las cartas, dicen los profesionales– porque esto no es azar. “El póquer es 100% habilidad y 50% suerte.”, ironiza Phil Hellmuth, el jugador con más brazaletes en las series mundiales. Todo es talento.

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Como suele suceder en la mesa de juego, lo primero es confundir a los oponentes, por impasibilidad o por gestualidad; pero nada peor que transmitir certezas. De ahí esos portavoces incontinentes o contenidos estos días. La primera semana se gana poco pero se puede perder mucho. Por ahí van los quizá de Ábalos; los excesos de Villegas con el exorcismo al sanchismo –¿abjuras…?– , y el 155; los silencios de Casado o de Iglesias; las pelotas de Abascal sobre la mesa, como si no le quedaran otras fichas... Todo de manual, ante tantas opciones. A algunos se les ve en su salsa como a Wyatt Earp en Pasión de los Fuertes, cuando exclamaba cuánto adoraba el póker: “¡cada mano tiene problemas diferentes!”. Aquí manejan la Moncloa, doce comunidades, decenas de diputaciones, cientos de ayuntamientos, algunos liderazgos… Gran timba.

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El PP tiene buenas opciones desde el bloquismo, pero también la ansiedad por mandar en Madrid –hay que pagar Génova– y dependencia de dos socios impelidos al teatro entre la necesidad y la incompatibilidad. Ciudadanos necesita poder en algún sitio para marcar estilo propio y no quedar en bisagra, pero sin fallar a su electorado entre Sánchez y Vox. El PSOE, con la prioridad de Moncloa, tiene su aliado clave en Podemos, pero necesita a C’s en no pocas plazas y se enfrenta a la exigencia de otros socios de que no pacte con Iglesias, abiertamente Coalición Canaria, pero también el PNV, que pone la condición de no dar Navarra a la derecha española, pero ahí Sánchez tiene una línea roja de C’s. Y Podemos necesita a Sánchez como Vox al bloque. Y Barcelona... Esto es un sudoku, y todos saben, o deberían saber como recuerda la voraz Annie Duke –hermana de la poeta Katy Lederer, cuyas memorias se llaman Cara de póker. Una infancia entre jugadores– que sólo se llega a entender este juego al asimilar que “no consiste en ganar dinero, sino en tomar buenas decisiones; si tomas la decisión correcta, ya ganarás dinero”. En política tampoco se trata de calcular lo que vas a ganar sino tomar buenas decisiones, y ya ganarás poder real.

A la timba de los pactos le queda recorrido. Todavía está en esa fase de enredar a tus oponentes sobre lo que está pasando. Es lo más difícil para los novatos. Pero todos juegan, los viejos tiburones y, como ellos dicen, los ‘pececitos’. Y no importa el proceso, sino el final. Sin ser strip póker, alguno se verá con el culo al aire.

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Sobre la firma

Teodoro León Gross
Málaga, 1966. Columnista en El País desde 2017, también Joly, antes El Mundo y Vocento; comentarista en Cadena SER; director de Mesa de Análisis en Canal Sur. Profesor Titular de Comunicación (UMA), licenciado en Filología, doctor en Periodismo. Libros como El artículo de opinión o El periodismo débil... Investigador en el sistema de medios.

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