9 de Mayo 2019. Europa, la hora de la verdad
La Unión Europea es algo más que una cuenta de resultados; necesita que las decisiones políticas apelen a los sentimientos de los ciudadanos. Esta batalla hay que darla y ganar a todas las Casandras
El 9 de mayo ha tenido lugar en Sibiu, Rumanía, un acontecimiento que puede haber pasado inadvertido para gran parte de la sociedad española, inmersa en las diferentes campañas electorales. Sin embargo, se trata de un hito importante de la construcción europea. En un mundo cambiante e incierto, los líderes de la Unión Europea (UE) han tomado decisiones fundamentales sobre el futuro de nuestra Unión. Un total de 33 años después de la adhesión de España, la Cumbre Europea de Sibiu nos recuerda cuánto hemos progresado desde entonces. Y también todo lo que nos queda por recorrer.
Todos nosotros hemos sido comisarios europeos en el periodo que va de 1986 a 2014. Junto a nuestros añorados Loyola de Palacio y Manuel Marín, fuimos testigos y contribuimos en primera persona a una ampliación y profundización del proyecto de integración europea que jamás hubiéramos podido soñar al comienzo de nuestra participación en él.
La adhesión de España se produjo casi al inicio de nuestra democracia, en un momento en el que nuestra economía era aún frágil. Muchos recordamos con gran intensidad y emoción la entrada en vigor del Acta Única Europea en 1986, que sentó las bases para el mercado único, y el lanzamiento de la UE con el Tratado de Maastricht, pocos años más tarde.
Los grandes logros de la UE en este periodo han tenido un impacto positivo directo en los ciudadanos también inimaginable en aquel momento. Formar parte del club europeo dio a nuestros ciudadanos la oportunidad de acceder a nuevos derechos y libertades. Los ejemplos van desde la introducción de la moneda única hasta el fin del roaming en nuestras llamadas telefónicas, pasando por la libre circulación de personas o la participación de nuestros estudiantes en intercambios a través del programa Erasmus.
Nuestras empresas tienen acceso a un mercado de 500 millones de consumidores. Nuestras regiones han recibido importantes ayudas de los fondos europeos y nuestros agricultores se benefician de la política agrícola común, demostrando que mercado común y cohesión van de la mano.
Formar parte del club europeo dio a nuestros ciudadanos la oportunidad de acceder a nuevos derechos y libertades
Y hemos asistido más allá de todo ello a la creación de un espacio de libertad, seguridad y justicia, incluyendo instrumentos de cooperación judicial en materia civil y penal entre los distintos países de la Unión, así como políticas migratorias y de asilo cada vez más coordinadas. La Carta de Derechos Fundamentales de la UE, legalmente vinculante desde 2009, garantiza a los ciudadanos europeos el ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales. Hemos asistido también a una revolución tecnológica sin precedentes, a la que la Unión Europea en su conjunto trata de adaptarse con acciones comunes en el ámbito de la sociedad de la información, un mercado único digital, y más recientemente mediante acciones de lucha contra la desinformación o el terrorismo online.
En cuanto al gobierno de la UE, la toma de decisiones ha evolucionado desde una lógica intergubernamental a otra basada en un sistema de codecisión generalizado entre el Consejo y el Parlamento Europeo en que las decisiones de gran parte de sus políticas se adoptan por mayoría cualificada, respetando la plena soberanía de los países miembros en algunas pocas materias sensibles.
La representación ciudadana en el proceso de toma de decisiones ha sido reforzada a través de diputados elegidos por los ciudadanos europeos cada cinco años para el Parlamento Europeo, que el 26 de este mes procederemos a elegir en nuestro país por octava vez. Los eurodiputados tienen voz y voto en la adopción de la gran mayoría de propuestas legislativas europeas. Además, instrumentos de democracia participativa como la Iniciativa Ciudadana Europea están a disposición de todos los ciudadanos para poner sobre la mesa propuestas legislativas a nivel europeo.
Conviene también recordar las dificultades por las que el proyecto europeo ha pasado durante estas tres últimas décadas, y que forman ya parte de nuestra historia. Tanto en España como en el resto de Europa hemos vivido una serie de crisis —económica, social, migratoria, de inestabilidad política…— , que han hecho temblar por momentos las bases de la sociedad europea, llegando algunos a cuestionar los valores de libertad, democracia, igualdad y derechos humanos sobre los que se basa la UE, que hacen de ella un espacio único en todo el mundo. A pesar de ello, la UE ha conseguido seguir moviéndose y navegando unida en medio de cada tormenta, encontrando soluciones que han permitido avanzar y superar cada obstáculo.
Todo esto, junto a una situación internacional marcada por un nuevo balance geopolítico que incluye la amenaza de guerras comerciales a nivel mundial, la incertidumbre generada por la nueva administración estadounidense y la emergencia de nuevos líderes de corte autoritario, junto a los retos medioambientales y de desarrollo sostenible, conforma el contexto bajo el cual se ha desarrollado la Cumbre de Sibiu.
En la Cumbre de Sibiu, los líderes europeos han definido la ruta para mejorar nuestro futuro en común
En la cumbre, los líderes europeos han definido la hoja de ruta para continuar y mejorar nuestro futuro en común, preparando a la UE para cuando, en el próximo otoño, el Parlamento, el Consejo y la Comisión tengan que definir las grandes prioridades políticas para los 27 Estados miembros en los próximos cinco años. Las conclusiones de Sibiu sobre las que se sustentarán en la práctica estas decisiones giran en torno a cinco dimensiones estratégicas:
—Una Europa protectora, porque la paz es poder en el mundo actual.
—Una Europa competitiva que invierta en las tecnologías del mañana y apoye nuestras mejores bazas: el mercado único, nuestra industria y nuestra moneda común.
—Una Europa justa que respalde nuestros principios fundamentales de igualdad, el Estado de derecho y la justicia social en el mundo moderno.
—Una Europa sostenible que ejerza el liderazgo del desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático.
—Y una Europa influyente que busque respaldar y modernizar el sistema basado en normas que tan bien nos ha servido durante tanto tiempo.
Con la perspectiva que nos dan más de 30 años desde que España ingresó en la Unión Europea —y casi 70 años desde que comenzó la historia de la construcción europea— vemos muchas más luces que sombras, y una asombrosa capacidad de Europa para superar períodos de crisis y de agitación económica, y salir en cada ocasión más fuerte y unida.
¿Cuántas veces no habremos escuchado agoreros que predijeron el final del sueño europeo en todo este tiempo? Europa les ha demostrado una y otra vez que estaban equivocados. Nos vamos a enfrentar sin duda a nuevos retos en el futuro y necesitaremos un empuje en la lucha contra los vendedores de catástrofes. La solución nos la han propuesto los líderes en la Cumbre de Sibiu: una Europa más unida, más fuerte y más cercana a sus ciudadanos.
Finalmente, Europa, 69 años después de la Declaración Schuman del 9 de mayo de 1950, tiene que incluir en su modus vivendi mucho más que una cuenta de resultados. Europa necesita que las decisiones políticas apelen a los sentimientos de los ciudadanos. Esta batalla hay que darla y ganar a todas las Casandras. Y nosotros, desde nuestra responsabilidad en Europa y en España, queremos aportar nuestra contribución animando a Gobiernos de la UE a reconocer y celebrar de manera especial este día 9 de mayo, Día de Europa, como símbolo de la estrecha e histórica unión de todos sus ciudadanos. Aunemos racionalidad, legitimidad y sentimientos.
Los firmantes han sido miembros de todos los colegios de la Comisión entre 1986 y 2014. A. Matutes (1986-1994), M. Oreja (1994-1999), P. Solbes (1999-2004) y J. Almunia (2004-2014).
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