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Día de la Madre: el don y la generosidad de la vida

Jornada de celebración, reconocimiento y recuerdo al mayor acto de amor gracias al que llegamos a este mundo

Un niño disfruta de un helado junto a su madre
Un niño disfruta de un helado junto a su madreFilippo Monteforte (AFP)

Les debemos la vida porque nos trajeron al mundo. Todos los días son, en realidad, su día porque sobran los motivos para mostrar el agradecimiento por su presencia, entrega, acompañamiento, sacrificios y preocupaciones durante su existencia y la nuestra, pero especialmente durante nuestros primeros e indefensos años. El significado de “madre” va mucho más allá del acto traer al mundo a alguien para hacerlo extensivo a dar la vida en el más amplio sentido de la palabra.

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Posiblemente el Día de la Madre será la jornada en la que más “te quiero, mamá” se escuchen en cada casa a pesar de que la celebración, con fecha en el calendario en todos los países, no coincida en el mismo día en todo el mundo. Es una jornada para celebrar y agradecer a su lado el impagable regalo de la vida o para honrar el recuerdo de una imponente figura a la que le debemos estar en el mundo.

Para las madres, cualquier detalle es suficiente para sentirse correspondidas. El día de hoy es la excusa, pero con unanimidad estadística reconocen que un beso de buenas noches o antes de entrar en el colegio, esa confidencia adolescente o esa nota o dibujo con dedicatoria compensan y hasta hacen olvidar el resto de momentos de cualquier día duro en casa y fuera de ella.

Su trabajo, aún no lo suficientemente reconocido en la sociedad, ni en la teoría ni en la práctica a pesar de los esfuerzos por lograr la igualdad de derechos, sirve también en este día de reivindicación. Madres para quienes los días parecen tener más de 24 horas, con trabajo en casa y fuera y, para las que en muchos países del mundo, especialmente en África y Asia, todavía tienen en exclusiva la responsabilidad de educadoras de los hijos y ser el sustento de la economía familiar además de madres y esposas esclavas en demasiados casos.

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Pero la unanimidad en el reconocimiento a la figura de la madre por su trascendental papel en la vida y por sus cualidades, que tienen que ver casi más con superpoderes reales que con sacrificios continuos, no coincide con los orígenes de una celebración que no aparece en rojo en el calendario y que tiene aspectos mitológicos, religiosos y, en la actualidad, más comerciales que otra cosa.

La celebración del Día de la Madre en España en el primer domingo de mayo tiene apenas medio siglo, desde 1965, aunque nunca se ha declarado de manera oficial y tiene un carácter popular y, sobre todo, comercial. El inicio de esta tradicional conmemoración se remonta a 1925, cuando el funcionario de Correos y poeta valenciano Julio Menéndez García publicó un ‘Himno a la madre’ en un folleto en el que proponía la celebración del Día de la Madre en todos los países de habla hispana. Su propuesta coincide con la de otros poetas pero la fecha se instaura en distintos días según cada municipio y con no demasiada aceptación.

El municipio canario de Breña Baja fue el primero de España que, en sesión plenaria del ayuntamiento, pasó a celebrar en 1936 el Día de la Madre de forma oficial y anual. Después, a partir de 1939, el Frente de Juventudes impulsó y extendió la celebración del Día de la Madre el 8 de diciembre, haciéndolo coincidir con la fiesta religiosa de la Inmaculada Concepción.

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Por último, a principios de la década de los años 60, y por iniciativa de Galerías Preciados, que copia de la costumbre implantada en Cuba, se empieza a celebrar también el Día de la Madre el primer domingo de mayo, mientras que su gran competidor, El Corte Inglés, lo sigue celebrando en diciembre. Ambas fechas, mayo y diciembre, conviven hasta 1965, cuando entre cesiones y concesiones, se opta por celebrar la fiesta en mayo, dentro del mes consagrado a la Virgen.

Desde entonces, en los colegios hay una actividad extraordinaria en las últimas semanas de abril que consiste, para los más pequeños, en realizar con todo el cariño y el cuidado del mundo una manualidad de incalculable valor. Gracias a los tutoriales en internet, en los últimos años el detalle para la madre se ha convertido en un lujo de sofisticación y utilidad al que no le falta imaginación ni calidad.

Pero la jornada de hoy supone también un consumismo exacerbado que supera incluso otras celebraciones comerciales como la de San Valentín: flores, perfumes, joyas, dulces y restaurantes convierten esta jornada en una de las más importantes del año, a la que también se ha sumado Internet con ofertas de todo tipo y de última hora. Asimismo, tampoco puede faltar, ya casi convertido en tradición, el Sorteo de la ONCE del Día de la Madre.

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Te pareces a tu madre

Sin embargo, no todo alrededor de esta celebración del Día de la Madre es alegría y felicidad. Ser madre puede ser la experiencia más maravillosa, pero no está exenta de problemas por situaciones económicas, sociales y de salud. Cada vez hay más ayudas y acompañamiento para el embarazo, el parto y la maternidad, pero el camino que queda por recorrer continúa siendo demasiado grande.

Ser madre no debería seguir siendo considerado una heroicidad en muchos casos, no tendría que ver con estatus social, rol económico, ni mucho menos con el nivel de educación. Reconocer el derecho de las mujeres a desarrollarse personal y laboralmente con la ayuda del resto de la sociedad continúa siendo, por desgracia, un reto en el siglo XXI.

Por todo ello, ¿hay mejor regalo que decir y escuchar un “te quiero, mamá” que compense sinsabores, agotamientos y hasta dolores? Es un detalle pero también un primer paso de reconocimiento.

¡Felicidades, mamás, hoy, mañana y siempre!

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