Te pareces a tu madre
Marina Skell inaugura 'Mama', una exposición que ahonda en los vínculos entre madres e hijas
Sin maquillaje y en pelotas. En el encuadre, una madre y su hija. La mirada de ambas se clava en el objetivo de Marina Skell. “Cuéntame algo sobre Verónica cuando era chiquita”, les pide la fotógrafa para que se suelten. Esta, a unos centímetros de la espalda de su hija, rememora el momento de unión más fuerte entre ellas. Recuerda y habla con naturalidad, con la soltura de aquella que está habituada a hablar a cámara. Evoca el camino que cada día recorrían juntas de vuelta a casa. Después del trabajo y la escuela, antes de la cena y las cosas de la casa. Era su momento. La hija escucha el relato, pero no ve el rostro parlante. Viaja por las palabras de su progenitora y se emociona. La fotógrafa dispara.
Imágenes como esta, que profundizan en los vínculos entre madres e hijas anónimas, estarán expuestas desde este domingo hasta el 31 de mayo en el ArtEspacio Plot Point (Calle de Ercilla, 29). Más de 100 instantáneas exploran los sentimientos más innatos de sus protagonistas. “Yo les hago preguntas a ellas para que estén cómodas delante de los focos, pero me he encontrado con una normalidad maravillosa. Hablan de sus historias de vida desde la tranquilidad, tocan episodios que despiertan unas emociones preciosas, abrazos espontáneos que acaban con lágrimas de emoción”, cuenta Skell, autora de la muestra Vínculos. MAMA Parte I.
Además de fotógrafa es actriz y la idea que desencadenó esta exposición la captó desde su atalaya, el escenario. “Cada día veo las caras de madres e hijas, sus parecidos genéticos y lo que va más allá. El parecido entre sus gestos, la forma de decir las cosas, algo muy vinculado a la cotidianeidad, a las horas que pasan juntas”, explica. Esa misma risa contagiosa. La forma de llevarse el pelo detrás de la oreja tras cada intervención. Estas similitudes las explora a través de la cámara y las lleva hasta lo más íntimo. Tanto el cariño y lo más espontáneo, como lo que no acaba de ir bien, porque, según la autora, a través de la cámara se ve todo.
No imagina una mejor celebración del Día de la Madre que inaugurar exposición tras bajar de las tablas. Ni bombones ni rosas, sino hacer lo que más le gusta. “Con la maternidad no se puede abandonar del todo lo que una quiere ser. Creo que lo mejor que puedes darle a los hijos es que vean a sus padres realizados y felices; ser un ejemplo”, dice. Pero no siempre fue así. Esta argentina, de 57 años, llegó a Madrid hace 17 con su marido y sus cuatro hijos. Con el tiempo montaron una escuela de teatro. Cuando el proyecto echó a andar, Skell se puso al frente de la parte administrativa del negocio y estuvo seis años fuera de escena.
Entonces, un hito cambió sus esquemas vitales, su madre enfermó de alzhéimer. La actriz, hija única, trajo a su madre a España desde su país natal. “En ese momento comprendí lo que significa el vínculo con las madres. Nunca pensé que iba a enfrentarme a tantas emociones ante la idea de la pérdida”, cuenta. En se momento decidió dos cosas: volver al escenario y retomar la fotografía, una afición que dejó aparcada por los vaivenes de la maternidad.
Regresó con Mi madre, Serrat y yo, una oda a los afectos entre hijas y progenitoras. La historia cuenta la relación entre una mamá hippie y una hija muy formal que, tras la ruptura matrimonial de la segunda, vuelven a vivir bajo el mismo techo.Ya van por la décima temporada en cartel. Una obra que le resulta imprescindible para entender el origen de la exposición fotográfica sobre el vínculo materno.
La segunda parte del proyecto, MAMA Parte II, se podrá ver desde el 3 al 30 de junio. A partir de septiembre, cada mes, habrá nuevas muestras que esta vez indagarán las relaciones entre hermanas, hermanos y padres e hijos.
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